Diario de León

ª1. La analista de la exclusión

ANAïs Quiroga Carrillo. Ha estudiado a alumnos con altas capacidades y el impacto de las ideas sobre la prostitución en educadores.

Publicado por
S. VERGARA PEDREIRA | LEÓN
León

Creado:

Actualizado:

Cuenta que su pasión fue siempre la Historia del Arte pero que, desde pequeña, tenía claro que quería estudiar una carrera que le permitiera conocer y poner remedio a «las múltiples formas de exclusión social que existen en nuestra sociedades». Nunca supo qué estudios encajarían mejor en eso que buscaba hasta que se matriculó en la Universidad de León.

Anaïs Quiroga Carrillo eligió Educación Social, grado en el que tiene el Premio Extraordinario de la ULE al mejor expediente académico de su promoción. Tiene dos trabajos de investigación y un artículo publicado en una comunicación del XIV Congreso Internacional de Educación Inclusiva sobre la inmigración

A Anaïs Quiroga le preocupan las exclusiones, todas, tal vez por eso para su investigación para el trabajo fin de grado se decantó por los alumnos con altas capacidades.

«Era algo que tenía pendiente desde hacía tiempo», cuenta.

«Las conclusiones demostraron lo que la literatura científica nos venía diciendo: existe una falta generalizada de diagnósticos, debido, en gran parte, a la poca visibilización de las altas capacidades. A ello se le suma la falta de consenso sobre cómo debe ser medida la inteligencia, un concepto que a día de hoy sigue siendo debatido dada su inmensa complejidad. Desafortunadamente, la mayor parte de los diagnósticos se hacen atendiendo sólo al cociente intelectual obtenido en pruebas estandarizadas como, por ejemplo, el famoso WISC. Esto deja atrás a niños y niñas que quizás no puntúan alto en pruebas pero que sin duda presentan signos de altas capacidades, como la mayor parte de los y las orientadoras afirmaron. Por otro lado, los recortes han dejado un vacío para los profesionales interesados en el tema: en 2016 fue suprimido el Equipo de Atención al Alumnado con Altas Capacidades de Castilla y León, siendo sustituido por el Equipo de Orientación Educativa y Multiprofesional para la Equidad Educativa de Castilla y León», explica.

Su otros trabajo, el de fin de máster, fue un regreso a la rama de Educación Social y, también, al otro lado de espectro: la percepción de profesionales jóvenes de la educación sobre la prostitución.

«El objetivo era estudiar el discurso de los estudiantes de las facultades de educación de varias universidades españolas sobre esta problemática. Para ello se utilizaron cuestionarios estructurados, incluyendo una pregunta abierta al final para opiniones y otras aportaciones- y un grupo de discusión», desgrana Anaïs Quiroga.

Las conclusiones: «Una disparidad de opiniones que sólo un tema tan polémico como la prostitución podía generar. Se hallaron múltiples contradicciones en los discursos de muchos y muchas estudiantes, opiniones sexistas en una minoría, y un claro posicionamiento hacia la legalización por la mitad de la muestra. Los cuestionarios incluían una serie de preguntas para dividir a la muestra en dos posiciones: la prolegalización («la prostitución debe ser regulada porque es un empleo como cualquier otro») y el abolicionismo («la prostitución es una forma de violencia de género que debe ser erradicada»). Solamente un cuarto de la muestra se mostraba claramente abolicionista, lo cual nos debería hacer reflexionar sobre cómo están siendo formados los profesionales encargados de educar a las generaciones futuras de nuestra sociedad».

Cuenta que ningún familiar suyo tuvo «la suerte» de acceder a estudios superiores. «Vengo de una familia muy humilde, en la que todos tuvieron que ponerse a trabajar desde edades muy tempranas. Mi madre, a los 13 años. Mis padres siempre tuvieron muy claro lo que querían para mí y se esforzaron todo lo que pudieron y más para asegurarme las oportunidades que a ellos no les fueron ofrecidas», dice esta joven brillante y comprometida que tiene 24 años y 23 matrículas de honor en su currículum. Está en un programa de doctorado en la Universidad de Santiago de Compostela, forma parte del Grupo de Investigación Esculca. Participa en una investigación sobre las escuelas antiguas y el patrimonio escolar en la provincia de León con la doctora Isabel Cantón Mayo en el que ha tenido acceso al catastro y libros de nóminas y hace una tesis sobre los programas socioeducativos con mujeres presas y el estudio de la doble discriminación: «A la que sufren por haber cometido un deliro tipificado como tal en el Código Penal se le suma la discriminación por su condición del género».

Sostiene que «el mundo del doctorado es precario y difícil, si solo puedes permitirte estudiar con becas, como es mi caso. Parece que hoy en día todo el mundo puede acceder a los estudios si quiere y se esfuerza, o al menos, parece haber un consenso general sobre la verdad de esta premisa, pero muchos nos hemos sorprendido dándonos de bruces con la realidad. A mí me ha tocado tener que exprimir al máximo mis becas para poder subsistir cada curso, y ha sido muy duro. Me he tenido que privar de muchas cosas, de algo tan simple como un curso con el que ampliar mi formación, ir de compras con mis amigas o comer fuera de vez en cuando. La desventaja de venir de un pueblo implica pagarse un alquiler y los gastos que lo acompañan- diez meses en la ciudad en la que estés cursando tu carrera». Y encuentra hueco para hacer una crítica a la Universidad de León. «En concreto a la Facultad de Educación: con el máster de formación de profesorado o el máster en orientación educativa no se puede acceder a un doctorado porque, supuestamente, el alumno o la alumna carece de las competencias necesarias. Este criterio sólo se da en esta universidad y creo que debería ser replanteado, ya que deja a bastantes alumnos/as brillantes atrás que no pueden permitirse un segundo máster, el de investigación semipresencial que oferta dicha facultad y que ‘prepara’ para el doctorado».

tracking