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Tecnología. El electro en la barriga

Un novedoso sistema que se adhiere a la piel del abdomen permite monitorizar la actividad eléctrica las 24 horas del día. E l sistema lo ha desarrollado la Universidad de California en San Diego (EE UU) y detecta la actividad eléctrica estomacal, diez veces menos intensa que la cardiaca, cuando comen, duermen y realizan actividades, a lo largo del día.

Publicado por
RICARDO SEGURA | MADRID
León

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Electroencefalograma, electrocardiograma, electromiograma… A la familia de pruebas médicas que miden respectivamente la actividad eléctrica del cerebro, el corazón y los músculos para ayudar a diagnosticar desórdenes en esos órganos y tejidos, se acaba de sumar un nuevo integrante, que se adhiere a la piel y monitoriza los impulsos eléctricos del estómago.

Este sistema portátil desarrollado por investigadores de la Facultad de Ingeniería Jacobs de la Universidad de California en San Diego (California, EE UU), se coloca sobre la zona ventral y permite monitorizar la actividad estomacal a lo largo del día, de forma tan eficaz como los métodos de vanguardia actuales, según sus creadores (http://jacobsschool.ucsd.edu ).

«Es básicamente como un electrocardiograma, pero para el tracto gastrointestinal (GI)» según sus desarrolladores, el investigador de bioingeniería Armen Gharibans, el profesor de bioingeniería Todd Coleman, el gastroenterólogo David Kunkel y el cronobiólogo Benjamin Smarr. Este sistema también guarda similitudes con un ‘holter’, un pequeño dispositivo electrónico conectado a varios electrodos adhesivos que se colocan en el tórax, cuya función es registrar y almacenar el electrocardiograma del paciente durante al menos 24 horas de forma ambulatoria.

«Las señales eléctricas del estómago son diez veces más débiles que las del corazón y pueden solaparse con otros ‘ruidos’ orgánicos, como la actividad de la musculatura abdominal al caminar o los latidos cardíacos, por lo que hubo que desarrollar complejos métodos matemáticos, para poder capturarlas, amplificarlas, reconocerlas y analizarlas», añaden los investigadores.

Esta tecnología monitoriza la actividad estomacal con la misma eficacia que los métodos más avanzados, y viene con una app (programa informático para dispositivos móviles) que permite a los pacientes registrar sus comidas, su sueño y otras actividades.

Dos de las ventajas de este sistema son que puede ser utilizado fuera de un entorno clínico, reduciendo los costes sanitarios, y que al monitorizar el estómago durante lapsos prolongados aumenta la probabilidad de capturar eventos anormales en este órgano, aseguran estos investigadores de la UC San Diego.

Este dispositivo es una caja impresa portátil en 3D y conectada a 10 pequeños electrodos de monitorización con cinta de espuma y gel adhesivo, como los utilizados en electrocardiogramas, que se adhieren al vientre justo encima del estómago.

Los datos recolectados con este sistema han comprobado que son comparables a los recogidos en la clínica con los actuales métodos invasivos, que obligan a penetrar en el cuerpo mediante una incisión en la piel o a introducir material ajeno al organismo.

«Uno de estos procedimientos invasivos consiste en insertar un catéter en el tracto gastrointestinal a través de la nariz del paciente, y se efectúa bajo sedación o anestesia general», explican. «Con este sistema un gastroenterólogo podrá ver rápidamente dónde y cuándo una parte del tracto gastrointestinal muestra ritmos anormales y, como resultado, realizar diagnósticos más precisos, rápidos y personalizados», señala Armen Gharibans.

«Hasta ahora era bastante difícil medir con precisión los patrones eléctricos de la actividad estomacal de manera continua fuera de un entorno clínico pero, a partir de ahora, seremos capaces de observar patrones y analizarlos, tanto en personas sanas como enfermas durante su vida diaria», añade Todd Coleman.

«Esto nos ayudará a determinar si el estómago funciona correctamente durante las comidas y, lo que es más importante, cuándo los pacientes experimentan síntomas como náuseas y dolor abdominal», señala el doctor David Kunkel.

«Las dos principales afecciones gastrointestinales que nuestra tecnología podría monitorizar son la dispepsia funcional (malestar estomacal crónico) y la gastroparesia (retraso en el vaciado gástrico en ausencia de una obstrucción mecánica), que afecta a un elevado porcentaje de pacientes con Parkinson o con diabetes», explica el profesor Todd Coleman.

«Estas dos condiciones están subdiagnosticadas e infratratadas» apunta Coleman, quien destaca que «la principal ventaja de esta tecnología es que no es invasiva y permite monitorizar a los pacientes durante mucho más tiempo y fuera de la clínica».

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