el blog leonés que defiende el español
A hora que todo parece ‘trendic topic’, se acumulan los ‘meetings’ y se compra ‘low cost’, el leonés Carlos García Valverde ha tirado de ingenio y nuevas tecnologías para defender desde su blog el español de los extranjerismos y malos modos. Y es que la riqueza de la lengua nos permite decir tema de moda, reuniones y ganga garcía valverde cree que no hay que asimilar que llamen a los leoneses cazurros, que significa zafios, torpes, bruscos
El español es un idioma fuerte en internet y débil para la ciencia. Su comunidad posee mucho vigor demográfico y por eso crece más que cualquier otro de origen europeo. El idioma común ha propiciado inversiones transnacionales y grandes flujos migratorios. Es el producto más internacional. Sin embargo, su variedad de sinónimos están siendo desplazados por palabras extranjeras y las ‘tragaderas’ de las instituciones están admitiendo palabras que vulgarizan el español. Para alguien que ha recibido una treintena de premios por sus relatos y que ama el lenguaje, esa ‘flojera’ en la defensa del español le ha generado un desazón que trata de combatir desde «www.sacandolalengua.tk», un curioso blog con el sello del leonés Carlos García Valverde, que nace «con el sano, aunque humilde objetivo de defender nuestra lengua contra los extranjerismos que nos invaden, y con la intención, igualmente modesta, de alertar sobre la contaminación galopante que está llenando nuestro idioma de vulgarismos, anglicismos y tecnicismos inapropiados», explica.
En ningún caso pretende momificar o anquilosar el lenguaje, pero sí abogar «por la deseable y necesaria cordura que ponga filtro a tanto despropósito semántico como se está produciendo en los últimos tiempos». García cree que hay que educar, dirigir y corregir en vez de tolerar y consentir; y que los localismos, como su propio nombre indica, «tienen cabida, función y sentido en las diferentes lenguas o dialectos radicados en zonas determinadas y específicas de nuestro territorio, pero, al igual que otras palabras foráneas, es pernicioso exportarlas al español». Para él, igual que se dice el presidente Trump debería expresarse presidente Torras y no ‘president’ fuera de Cataluña.
Piensa que la lengua española se empobrece cada vez que se consagran y españolizan términos bárbaros como «direccionar, inicializar o visionar, cuando existen ya verbos que recogen y definen desde siempre estas acciones (dirigir, iniciar y, simplemente, ver)». También opina que si hemos sido capaces de implementar palabras técnicas como ordenador, frigorífico, teléfono, televisor o videojuego, «¿por qué tenemos que tragar, por ejemplo, con ‘jogging’ o ‘sándwich’, que ha admitido la Real Academia».
Este leonés considera que no son sólo los extranjerismos los que desvirtúan la lengua. Irrumpen otros modismos «que rompen normas, establecen dudosas excepciones y difunden confusión, como clienta, parienta, presidenta, dependienta, ¿y por qué no, entonces, durmienta, estar imponenta, pacienta, residenta..? , se pregunta. García Valverde admite que no quiere sentar cátedra, «pues conozco y asumo mi limitado bagaje cultural en este área etimológica, pero estoy abierto a debates, réplicas, refutaciones y discusiones sobre cualquier asunto relacionado con nuestro idioma y su defensa».
Y es que todos, quien más y quien menos, tenemos alguna palabra asociada al corazón, adscrita a la memoria, eco de nuestra infancia. Chiquilicuatre, resquema... Sílabas enlazadas que hace años que no oímos y, sin embargo, nos pertenecen. Saltimbanqui, querubín, cáspita. Vocablos que, desde luego, no consentiríamos que nadie nos arrebatase. Zarzaparrilla, chifla.
García aprecia que la Real Academia «adolece de unas tragaderas grandes». Sólo así se explica que haya admitido «toballa, cocreta o almóndiga». Tres ejemplos por los que tradicionalmente tiraban de las orejas a los alumnos por estar mal dicho y ahora valen. «La gente en algunas zonas puede hablar así, pero son palabras mal dichas, por eso oficializarlo me parece cierta dejadez por parte de los académicos».
La página web dispone de varios apartados. En el menú general se puede acceder a «El palabro del momento». Por ejemplo «bonito, no, lo siguiente», donde explica su significado y busca por qué se ha ‘viralizado’. Otro es «Españolizando», hueco en que plantea buscar equivalentes a palabras extranjeras de uso cotidiano (en lugar de customizar, personalizar; en vez de sándwinch, emparedado; por on line, mejor en línea).
También destaca «El error del medio», casilla para revelar meteduras de pata en los medios de comunicación. «He encontrado una noticia de ciclismo en la que se escribía la quinceava edición, otra de política que ponía quién son, habían cuatro personas...». Para contrarrestar, porque la intención de Sacando la lengua no es quedarse en la mera critica, también ha diseñado un apartado denominado «Aplauso», que valora lo que otras personas dicen, como la Fundación del Español Urgente, compuesta por filólogos, traductores, expertos... que sugieren españolizar los términos exógenos. En esa sección figuran videos de José Mota vestido de hombre de la RAE corrigiendo y otros de la propia Academia sobre extranjerismos.
La oferta se completa con «Cajón de sastre», un batiburrillo con un poco de todo, desde cuentos como The Talk, a ejemplos de uso del lenguaje, como el de la empresa que se negó a abonar los atrasos a los varones porque en el convenio no se especificaba que se pagaban a trabajadores y trabajadoras...
García Valverde inició hace tres meses su blog y una página en facebook «porque tenía tiempo libre e indignación. Me gusta mucho escribir y con tanto modismo y extranjerismo se está rompiendo el lenguaje». Algunas palabras que la gente dice mal en determinadas zonas del territorio se asientan, pero no cree que haya que hacerlas extensibles a todas las regiones.
El blog «es como un juguete. Hacía tiempo que tenía la idea en la cabeza, y el pistoletazo de salida fue un premio del Casino de Béjar (Salamanca) a una historia que escribí sobre un periodista exiliado que regresa y se asombra del lenguaje que se usa».
Este leonés no es lingüista ni filólogo, pero matiza «que de las cosas que te gustan e interesan puedes llegar a saber». Profesionalmente es diseñador gráfico, pero ha escrito desde hace cuatro décadas con éxito, a tenor de la treintena de accésits, galardones y menciones honoríficas que ha recibido de asociaciones, ateneos e instituciones culturales del país.
Apuesta por enriquecer el lenguaje, no por contaminarlo. Según aprecia, la mayor contaminación viene por el inglés, una dictadura curiosa a un idioma que hablan muchos menos millones que el español. También considera que la guerra de la igualdad de género desatada en el lenguaje «es como matar moscas a cañonazos. Esa lucha, con la que estoy de acuerdo, hay que desarrollarla en el ámbito judicial, de empleo, social..., pero igual que no diríamos el Gobierno anunció medidas y medidos o vamos a la capilla ardienta, tampoco un dentista ha protestado para que le llamen dentisto». García Valverde entiende que en León «se habla bastante correctamente. Se usan mucho los diminutivos ino e ina y me parece perfecto, porque están reconocidos». Señala que «me presta, como es de aquí, suena bien, pero que la usaran en Baleares es otra cuestión». También es detractor de denominar a los leoneses cazurros, que significa torpes, zafios, bruscos. «No hay que asimilarlo», dice.