Diario de León

NÚMEROS 1

Educar sin etiquetas

RUTH SÁNCHEZ RIVERO / Maestra y licenciada en Psicopedagogía, tiene dos premios extraordinarios .

Ruth Sánchez Rivero.

Ruth Sánchez Rivero.

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SUSANA VERGARA PEDREIRA | LEÓN
León

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Empieza fuerte. «Como maestra, no me sentía plenamente satisfecha ya que necesitaba comprender en profundidad aquellos casos que han sido etiquetados como alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo. Y remarco ‘han sido etiquetados’ ya que no me interesaba tanto en qué categoría se les englobaba sino comprender mejor sus necesidades y ofrecerles una adecuada atención educativa». Eso llevó a Ruth Sánchez Rivero a estudiar Psicopedagogía y especializarse en Orientación Educativa. Lo ha hecho en varios másteres. Porque el currículum de Ruth Sánchez es brillante y amplio: diplomada en Magisterio, licenciada en Psicología, máster en Orientación Educativa, máster en Investigación en Psicología y Ciencias de la Educación, Premio Extraordinario Fin de Carrera de la Universidad de León, Premio Extraordinario Fin de Máster de la ULE, 23 matrículas de honor, sobresaliente de nota media, seis artículos en publicaciones especializadas, 27 participaciones en congresos internacionales...

Cree y defiende la importancia de la escritura en la formación de los alumnos. «Y, por consiguiente, también de su rendimiento educativo», apunta. Sobre eso, sobre la manera de lograr una mejora de la competencia escrita de los alumnos, de establecer una estrategia que lo permita, trata su trabajo de investigación financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y dirigido por la doctora Raquel Fidalgo. Busca formar no sólo a los alumnos, también a los profesores que tienen que enseñar a lo alumnos. Hasta ahí puede contar, porque está en fase de desarrollo y publicación de resultados. Es su tercer trabajo de investigación.

Igual de clara que cuando habla de alumnos ‘etiquetados’ lo es cuando se refiere a las oportunidades que le han dado sus estudios y, sobre todo, su rendimiento académico. Porque en este tiempo de másteres de cualquier manera, no todo es igual. A Ruth Sánchez Rivero, su esfuerzo le ha permitido tener un contrato de investigación predoctoral para hacer los estudios de doctorado. Una beca FPU concedida por el Ministerio de Educación que es vital para ella, pare seguir estudiando y llegar al doctorado sin tener que recurrir, como ha hecho hasta ahora, a la hostelería para pagarse los estudios. «Para no ahogar económicamente tanto a mis padres», añade.

Le gustaría llegar a trabajar en la Universidad. «Tanto por seguir investigando y actualizándome profesionalmente como por aportar mi granito de arena e innovación a la enseñanza universitaria», dice. Aunque no se engaña, parte de la base de que «las posibilidades de entrar en el sistema universitario cada vez son menores». También le gustaría trabajar como psicopedagoga en un colegio. «Sin embargo, siendo realista, ante la situación política y económica actual en España, con trabajar en algo relacionado con mi formación académica me daría por contenta, aunque no por satisfecha», puntualiza con decepción.

Cree que las políticas económicas de recortes, el aumento de la ratio de alumnado por profesor y la tasa de reposición de profesorado jubilado son las principales dificultades, que hay «mucho valor» entre los jóvenes de su generación «pero muy pocas oportunidades de aprovecharlo», que «el punto más alto al que se puede llegar no es siempre el que la sociedad o las jerarquías determinan sino aquel en el que uno se sienta realizado personal y profesionalmente», que «hay que luchar ante aquello que no te gusta o dificulte el camino», que la educación «va de mal en peor», que son «inadmisible los recortes y políticas que se están produciendo ya que creo que es una de las bases que construye las futuras generaciones y, en definitiva, la sociedad», y que «poco se está apostando para ofrecer igualdad de oportunidades y educar ciudadanos críticos y reflexivos.

Ha luchado mucho esta joven a la que le gusta ir a Ciñera, su pueblo, pasear por el Faedo o estar con sus cuatro abuelos. Se ha esforzado mucho en formarse y mejorar profesionalmente. Tal vez por eso, dice que le deprime pensar en el futuro más allá de los próximos dos años en los que estará haciendo el doctorado. «Si tras una licenciatura, dos másteres y un doctorado, no encuentro una pequeña parcela en este país donde poder desarrollarme profesionalmente y poner al servicio de la sociedad mis conocimientos, no tendría más remedio que emigrar a algún sitio donde se me valore», reflexiona.

Y una última cuestión. «No me gustaría olvidarme de mencionar la impotencia que me genera escuchar en los medios de comunicación cómo se regalan Másteres, cursos… a cambio de una serie de intereses políticos, mientras el resto de personas tenemos que sacrificar hasta el último minuto de tiempo y hasta el último euro, posiblemente de nuestros padres, para obtener legalmente una carrera». Nada más que añadir.

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