NÚMEROS 1
El triunfo de las humanidades
BEATRIZ GARCÍA PRIETO / Desoyó todos los consejos: tiene tres premios extraordinarios.
Dice que la elección de Humanidades fue uno de sus primeros actos de rebeldía. Contra los consejos de sus profesores de los Agustinos — «me decían que debía tirar por su rama, que tendría ‘más salidas’ y ‘más futuro’», recuerda— y contra los estereotipos sociales «de que las Humanidades son para eruditos, pero que ‘para comer’ no valen», dice.
«Contra ese ‘el que vale, vale’ y el que no, para Letras’… contra tantas frases hechas que me habían repetido desde que empecé a elegir Química, Biología y Física como optativas», contra eso es contra lo que se rebeló Beatriz García Prieto.
En la primera ronda de esa batalla contra todos, los prejuicios ‘antihumanidades’ triunfaron y acabó matriculada en el Grado de Biología. Pero hay un pero. «Como en muchas guerras en la historia, la victoria en una batalla no implica un triunfo final. Puede que yo asistiese a clases de Matemáticas, Química y Biología en el Darwin, pero mi ‘desamor’ inicial cada vez iba in crescendo y mis ganas de serle infiel con una carrera de humanidades, también», cuenta divertida. Y añade: «Finalmente, la ruptura esperada, y deseada por mí, llegó y menos de quince días después de haber empezado el curso, ya había ido corriendo a la Facultad de Filosofía y Letras a matricularme en Historia, que tanto me había apasionado desde mi infancia. No me daba miedo enfrentarme a un futuro incierto, como suelo decir a menudo, nunca se sabe…».
Lo ha hecho con éxito, si se analiza su expediente y los tres premios extraordinarios que ha logrado: fin de carrera, fin de máster y uno que recuerda de manera especial, el tercer puesto junto a su equipo Legio VII en la liga de debate organizada por la Universidad de León. Es el que más valora.
«Fue una gran experiencia trabajar con compañeros de otras disciplinas, en mi caso, todos mis compañeros eran economistas, participar en los cursos de comunicación preparatorios y, por supuesto, en los enfrentamientos dialécticos, que eran la base de la propia Liga», explica.
Tiene varios trabajos de investigación. «La mayoría, por no decir todos, giran en torno al estudio de la mujer contemporánea», dice. Siempre centrados en la primera mitad del siglo XX y en la provincia de León.
Beatriz García Prieto ha analizado los tipos de represión que e ejercieron sobre las mujeres ligadas a la II República en León, «entre ellos los propios de la represión que he denominado como genérica, por afectar a hombres y mujeres (fusilamientos, encarcelamientos, depuración laboral, incautación de bienes, exilio obligado o deportación, etc.) y la represión específica de género, represión por ‘rojas y por mujeres’: rapaduras, ingestión obligada de aceite de ricino, abusos sexuales, estigmatización social, entre otros». En este primer trabajo de investigación, hizo también un estudio, «más breve y superficial», sobre la represión ideológica, moral y de conducta que sufrieron todas las mujeres leonesas, «independientemente de su orientación política».
«Fue una represión estrictamente ligada a la imposición del modelo de mujer nacional-católica por parte del régimen franquista, que buscaba una mujer doméstica dedicada a las funciones de madre y esposa y que se caracterizase por valores como la modestia, el decoro, la obediencia y subordinación al marido, etc», analiza.
Ahora estudia los avances en derechos y libertades de las mujeres leonesas desde los inicios del siglo XX hasta la Guerra Civil en los campos de la educación, el mundo laboral, la política, el derecho privado y en términos de igualdad y emancipación.
«Uno de los puntos a los que más he prestado atención es el de la educación, realizando estudios pormenorizados de las leonesas que recibieron becas de la Junta de Ampliación de Estudios para mejorar su formación en el extranjero o de aquellas que residieron en la Residencia de Señoritas madrileña, tan ligada a la Institución Libre de Enseñanza. También le he prestado gran atención a la etapa de la II República, por ser este periodo en el que más logros, a nivel jurídico y social, se consiguieron para las españolas y, en nuestro caso, para las leonesas. El objetivo no es sólo conocer los relevantes pasos hacia adelante de la mujer leonesa, sino también comparar la situación femenina en León en estas etapas progresistas con la que sufrió tras la instauración de la dictadura franquista. La Guerra Civil supuso un frenazo a los avances en derechos para las mujeres pero el franquismo supuso una completa involución en ese sentido, tratando de eliminar a la mujer del ámbito público, para recluirla en el hogar», explica.
No se ha olvidado del punto de partida de sus investigaciones: la represión franquista sobre la mujer leonesa. «Por ese motivo, también estoy profundizando en el estudio de la imposición del modelo de mujer nacional-católica por parte del ‘primer franquismo’ en la provincia, empleando fuentes hemerográficas de la época, como el Diario de León o el periódico falangista Proa y también los Boletines Oficiales de la provincia. Es un trabajo tedioso, ya que conlleva la consulta de cientos de páginas, pero también muy gratificante ya que siempre aparecen datos interesantes y fundamentales para la creación científica en este ámbito».
Dice que sabe que, como todos los que se dedican a carreras como Historia, no debe ser impaciente. Dice que es consciente de que tal vea acabe siendo un ‘opositor compulsivo’. Dice que tiene claro que quiere seguir con su carrera como investigadora y, si tiene suerte, acabar siendo profesora de Historia Contemporánea en la Universidad de León. Dice que dicen que la vida se pasa como un suspiro. Y así se le han pasado sus 26 años de vida a Beatriz García Prieto, una joven a la que los estudios obligaron a cambiar el paisaje de su pueblo, Cimanes del Tejar, por la ‘Cuna del Parlamentarismo’.