Luchar contra el cáncer en el CNB

Investiga en el Centro Nacional de Biotecnología, en el corazón de Csic. Lo hace en el grupo del doctor Urtzi Garaigorta, al que admira profundamente. Se han centrado en el estudio del virus de la Hepatitis B, que produce una enfermedad hepática que afecta a más de 250 millones de personas en todo el mundo. No existe cura. De momento.

«En nuestro laboratorio estamos interesados en las interacciones entre este virus y su célula hospedadora, particularmente en la interacción de este virus con las vías de reparación del DNA, con el fin de encontrar distintas dianas moleculares que permitan el desarrollo de un tratamiento curativo», explica Andoni Gómez Moreno, que con 24 años se ha labrado un currículum brillante a base de estudio y esfuerzo y que, como todos los grandes, no olvida a quienes le enseñaron, le abrieron camino, confiaron en su capacidad y le apoyaron. José María Luengo, José Antonio Gil, Luis Mariano Mateos, Pepelu —«que cuando coincidimos en el departamento de bioquímica era becario y ahora es doctor y siempre ha sido un referente a lo largo del grado», explica—, María Lastra —«la persona más capaz que conozco»—, sus compañeros del grado y master, los consejos de sus amigos Greily y Rafa y los de sus profesores del IES Gaya Nuño de Almazán (Soria), de Urtzi Garaigorta, su director de tesis —«que desde el primer día ha estado siempre pendiente de mi formación y con el que es un placer trabajar», dice—... La lista es larga. Lo es porque a Andoni Gómez Moreno la ciencia le ha hecho afortunado. «Te permite conocer a gente increíble», explica. «Y no sólo desde el punto de vista profesional, también desde el humano», añade.

Este alumno de la Universidad de León, que ha sido premio extraordinario del Grado de Biotecnología en la Universidad de León, premio de la empresa Vitatene al mejor alumno de Biotecnología de la universidad y premio de la Universidad Complutense de Madrid al mejor expediente del máster de Virología, había pensado irse fuera a estudiar pero se el camino se le cruzó la opinión del doctor Luis Mariano Mateos y la doctora Esperanza Gómez-Lucía. Se quedó en Madrid, en el máster de Virología de la Complutense.

Ha publicado un artículo de revisión bibliográfica en la revista Viruses y tiene varias comunicaciones en congresos. «En ciencia, las dificultades suelen ser económicas, y más cuando estás en un grupo recién formado porque la financiación en investigación ya de por si es escasa y suele destinarse a grupos muy establecidos», explica.

Le gustaría decir que su futuro en España es prometedor, «pero mentiría», dice. «Me gustaría, este país tiene mucho potencial sobre todo desde el punto de vista humano», apostilla.

Y pese a todo, tiene planes de futuro aquí, en su país. De momento, «realizar una buena tesis doctoral en el CNB y contribuir con ella al campo de la virología», aprender en centros de investigación punteros para después enseñar. Luego, hacer el postdoctorado en el extranjero. Y, finalmente, convertirse en profesor en la universidad. Porque si la ciencia y la investigación le gustan, su gran pasión es la enseñanza, herencia quizá de su madre, que es profesora de educación infantil, aunque mantiene vivo un sueño: trabajar en innovación en una empresa privada y sacar un producto al mercado.

Y si larga es la lista de agradecimientos, más aun es la de las reivindicaciones. La primera: «Los pocos que hacemos la tesis doctoral en España es porque además de ser buenos, hemos tenido suerte, porque conseguir una beca es muy complicado». Y: «Me entristece mucho ver que jóvenes tan preparados tengan que desarrollar su talento fuera de España». O: «Los criterios de evaluación son obsoletos e injustos», «alumnos muy brillantes pueden quedarse sin beca por no estar en un grupo que cuente con un investigador principal muy experimentado, con unos 30 años de experiencia investigadora para que nos hagamos una idea», «se margina a investigadores que tras una etapa posdoctoral excelente buscan establecer un grupo de investigación en España», «el plazo para presentar las solicitudes este año, del 9 de octubre al 29 de octubre, era absurdo ya que prácticamente todos los másteres empiezan en octubre y la mayoría de los alumnos se encuentran buscando grupos de investigación para llevar a cabo sus trabajos de fin de máster y «hay una generación muy preparada, con muchísimas ganas y talento, pero con muy pocas oportunidades en este país». Y aún así, se siente optimista. «Estoy seguro de que entre todos se irá progresando en busca de un sistema de becas más justo y más solidario». Que sea.