«En el norte del país hay oportunidad de crecer»

Raúl Compés, uno de los coordinadores de la publicación ‘El sector vitivinícola frente al desafío del cambio climático’, elaborada por Cajamar, analiza la situación de la viticultura y el avance de la producción de precisión.

—¿De qué manera va a afectar el cambio climático a la producción de vino en zonas como la provincia de León?

—En el caso concreto de León en los últimos 30 años se ha perdido viñedo, a pesar de que en la zona se puedan dar las condiciones favorables para producir en el futuro, intervienen otros factores, como los económicos, que pueden explicar esta reducción. El cambio climático está produciendo un desplazamiento de los cultivos en el caso de España y de Europa hacia el norte, buscando frescor y más precipitaciones. En ese sentido toda la mitad sur del país, las zonas más cálidas, áridas y secas son las que van a tener más dificultades. En cambio, aquellas más al norte, más frescas y húmedas, en el corto y medio plazo van a tener un nivel de amenaza ligeramente menor, incluso oportunidades de crecimiento. Se dará en altitudes por encima de los 650 metros, hasta los 900.

—¿Están los vicitultores concienciados y preparados ante el cambio del que advierten en el informe?

—No es fácil generalizar, en España tenemos medio millón de explotaciones de viñedo, es una barbaridad. Y se encuentra además en toda la geografía española, eso da una heterogeneidad muy grande, no se puede contestar de una forma sencilla. Pero todavía una buena parte de nuestros productores no están bien informados de los impactos y las consecuencias del cambio climático, así como de la necesidad de adoptar cuanto antes estrategias de adaptación. Hay una minoría de empresas muy sensibilizadas que sí están tomando medidas, de las más de 4.000 bodegas que hay.

—¿Cuál es el principal cambio tecnológico que tienen que afrontar los productores ante el reto climático?

—Se trata de una batería y casi de un modelo de viticultura, de una forma de replantearse la forma de manejar el cultivo. Y aquí hay dos niveles, en el corto y medio plazo y en el largo. En el corto, hablamos básicamente de gestionar el viñedo que ya tenemos plantado, al que todavía le quedan unos años de vida útil. Aquí hay que revisar el manejo de los sistemas de riego y modernizarlos para garantizar el agua y obtener un mínimo de uva de calidad en caso de falta de precipitaciones. El riego es un aspecto crítico, como lo son la prepoda, poda, el manejo del suelo, el deshojado, la altura y superficie de la espaldera, la brotación,... Manejar el cultivo para paliar el cambio. Luego hay otra serie de parámetros, como la reconversión y reestructuración, así como nuevas plantaciones, en los que hay que examinar bien aspectos que no se analizaban antes con la suficiente atención, como la elección del patrón, de la variedad, la orientación de la espaldera,... Todo lo que influye en la insolación y la resistencia a las condiciones ambientales y la disposibilidad de agua. Son muchos los parámetros en los cuales la viticultura tiene que prestar atención, porque son aspectos muy determinantes.

—¿La utilización de maquinaria y biotecnología como la que se propone implica cambiar la esencia del vino como lo conocemos ahora?

—Las características del vino que conocemos ahora están asociadas a unos parámetros ambientales, si estos cambian es muy probable que también el vino cambie. Pero esto es una cuestión compleja, porque el vino evidentemente se empieza haciendo en la viña y la uva pero luego pasa a la bodega, y ahí entra la tecnología enológica. Los enólogos tienen la capacidad de corregir los mostos en caso de que estén desequilibrados, tengan excesiva concentración en azúcares, no hayan hecho bien la maduración fenólica,... Tienen ciertos grados de libertad, dentro de las prácticas enológicas autorizadas por la legislación, manteniendo la calidad y la tipicidad. En un esquema de cambio climático es obvio que cambiarán las características del vino, y por mucho que en una bodega se quiera intentar evitar o corregir en parte esos mostos los vinos no saldrán iguales. Eso no quiere decir que sean peores. El concepto de tipicidad seguramente va a ser revisado, pero eso ha pasado también en los últimos 30 años.