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Territorio inteligente

Baja potencia, alto rendimiento. Colocar sensores en entornos rurales y ensayar modelos de gestión inteligente y sostenible a través del Internet de las Cosas es el objtetivo de Territorio Rural Inteligente, un proyecto pionero en Europa que utiliza tecnologías como Narrow Band IoT

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León

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Últimas tecnologías de conectividad muy orientadas al bajo consumo energético, de forma que su duración sea prolongada y el repuesto menos frecuente; soluciones que permitan ahorros energéticos y logísticos y redunden no sólo en la sostenibilidad general sino en las cuentas de los pequeños ayuntamientos rurales, de forma que puedan destinar más recursos a la prestación de servicios e intentar anclar población en sus zonas. Utilización del big data para conocer los comportamientos de los que viven en los pueblos, y sobre todo los que pasan por ellos. En definitiva, crear un entorno de inteligencia artificial que permita apoyar las estrategias contra la despoblación, fortalecer la oferta de los núcleos rurales, aportar más servicios a los habitantes y a los visitantes y, también, rentabilizar las inversiones que tanto administraciones como empresas realizan en conectividad. Especialmente en las zonas rurales, porque en la lucha contra la fuga de habitantes y las comarcas vaciadas se implican unos y otros.

Las luces mantienen una intensidad muy baja hasta que detectan la presencia de viandantes. DL

Lo hace Telefónica, a través del proyecto Territorio Rural Inteligente, una iniciativa pionera en Europa que cuenta con el apoyo de la Junta y que pretende «implantar en las zonas rurales soluciones de Internet de las Cosas para optimizar las prestaciones de los servicios públicos, de una forma similar a lo que está implementando ya en las smart cities», señalan desde la compañía.

El ayuntamiento berciano de Molinaseca es el campo de pruebas elegido para poner en marcha algunos de los dispositivos fundamentales de este proyecto, que está enmarcado en una iniciativa mucho más ambiciosa.

Territorio Rural Inteligente se asienta en la práctica en la instalación de una serie de sensores que recogen diferentes datos que van desde la iluminación a los contenedores de residuos, cuadros eléctricos para el control de agua,...

Toda la información que recogen forma parte de los datos que estudia la plataforma de software Thinking Cities, de Telefónica. Con todo ello se aplica el big data, que permite ofrecer a las autoridades locales «información precisa sobre el funcionamiento de estos servicios, de manera que puedan hacer un mejor control de los mismos y tomar las decisiones más adecuadas».

Desde Telefónica señalan que «una de las mayores dificultades para llevar soluciones de tecnología al entorno rural reside en la rentabilidad de estas inversiones. Implican la necesidad de mantener dispositivos inteligentes en zonas muy remotas o de difícil acceso, y suponen por ejemplo hacer cálculos para que el coste de cambiar la batería de los dispositivos no sea superior a la instalación de esos sensores». Para hacer frente a esta situación la compañía «se ha apoyado en nuevas tecnologías de conectividad muy orientadas al bajo consumo energético». Por ejemplo, Narrow Band y LTM. «Son tecnologías de bajo consumo que permiten que los dispositivos tengan una vida larga y que no haya que cambiar las baterías frecuentemente. Además, consiguen transmitir los datos en paquetes pequeños, que es lo que se necesita para este tipo de soluciones».

La tecnología se basa en el Internet de las Cosas. DL

Los sensores desplegados en los entornos rurales controlan aspectos como el suministro de agua, desde patrones de consumo, a calidad, detección de fugas, determinación de políticas de riego y bombeo. Y permiten también la optimización de las rutas de recogida de residuos, ayudan a ahorrar energía e, «incluso, en un futuro, podrán aplicarse a la atención de personas mayores o con diversos niveles de dependencia».

Al combinar tecnología con modelos de gestión más sostenibles pueden buscarse soluciones para problemas inherentes a las zonas rurales. «Son tecnologías de bajo consumo, así que permiten que los dispositivos tengan una vida larga y que no sea necesario acudir a los puntos donde están instalados para cambiar con frecuencia las baterías». Es uno de los principales retos del Internet de las Cosas en el mundo rural. «Hasta ahora el principal escollo también a la hora de montar soluciones eficientes, y de gestionar toda la sensórica que colocamos en los sitios más remotos», explican desde Telefónica. Y recuerdan que «es más barato comprar e instalar el dispositivo electrónico que tener que ir a cambiar las baterías constantemente. Por eso las nuevas tecnologías de la conectividad inciden en este modelo de gestión eficiente».

El que han aplicado de forma experimental en Molinaseca, elegida por Telefónica como primer laboratorio para la aplicación práctica de su tecnología IoT en entornos rurales, dentro de este programa pionero de Territorio Rural Inteligente. «Es uno de los proyectos que conforman la estrategia de la compañía para la puesta en valor del mundo rural, que consiste no sólo en la extensión de redes de última generación, sino en la aplicación práctica de soluciones tecnológicas que mejoren la prestación de servicios públicos en pequeñas localidades, favoreciendo así el asentamiento de personas y empresas».

En el caso concreto de Molinaseca Telefónica ha puesto en marcha dos tipos de soluciones de Internet de las Cosas: la primera aplicada a la gestión de residuos inteligente, y la segunda al alumbrado inteligente.

Por lo que respecta a la gestión de residuos, consiste en la instalación de sensores en varios contenedores del pueblo. Gracias a la conexión tecnológica con la plataforma Smart Rural de Telefónica, estos dispositivos envían información a los camiones de recogida de residuos, de forma que sólo acuden a vaciarlos cuando están a punto de llenarse. Hasta ahora los viajes de estos camiones se hacen de forma periódica, y a menudo innecesaria, ya que cuando acuden los contenedores están muy lejos de su nivel de llenado. «Ahora si un contenedor no está lleno el camión no se desplaza, ahorrando no sólo en los gastos del viaje sino en emisiones de CO2».

En el caso de las luminarias «la idea del ahorro es en realidad simple. La iluminación de las zonas de entrada al pueblo, ubicado en el Camino de Santiago, está a unos niveles muy bajos durante toda la noche, de forma que consume poca energía. Pero cuando los sensores de presencia detectan el paso de una persona automáticamente el nivel lumínico se incrementa, para bajar después de nuevo. Lo que permite una reducción en los costes del ayuntamiento, a la vez que una mejora en el servicio que se presta a los ciudadanos».