35 AÑOS DESPUÉS DEL MILAGRO
LA NUEVA REPRODUCCIÓN ASISTIDA. Anna Veiga, directora de I+D de Biología de la Clínica Dexeus, trabaja ahora en una investigación sobre embriones humanos que marcará un nuevo hito en este campo. Más de tres décadas desde que llegó el primer bebé in vitro
Hace 35 años, la primera bebé in vitro que nacía en España se adormecía en el hombro de Anna Veiga, la doctora que había logrado lo que en los años ochenta era casi un milagro. «Las técnicas de fecundación in vitro han cambiado un montón, logrando mejores resultados y con mujeres de edades más avanzadas. Se ha retrasado el momento de la maternidad y ellas acuden a los centros de reproducción asistida en el límite de sus capacidades reproductivas e incluso habiéndolas sobrepasado, en menopausia», explica Veiga, directora de I+D del Area de Biología del Servicio de Medicina de la Reproducción de Dexeus Mujer.
En su sede de Barcelona, Veiga trabaja ahora en una investigación con embriones humanos que marcará otro hito en la historia de la reproducción asistida. Con la técnica de edición genómica conocida como CRISPR modificará embriones humanos para replicar un ensayo realizado en Reino Unido. «Buscamos entender el papel de determinados genes, en especial el OCT-4, que parecen relevantes en el desarrollo del embrión», explica Veiga, que lidera el proyecto Edición genómica mediante CRISPR/Cas9 en embriones humanos para el estudio del desarrollo embrionario temprano. «A largo plazo, se podría averiguar por qué determinados embriones no siguen un desarrollo normal». Una vez modificados los genes de los embriones, procedentes de ciclos de fecundación in vitro y donados por personas que han participado en el programa del Servicio de Medicina de la Reproducción de Dexeus, se les dejará desarrollarse durante cinco días, en los que serán observados por los científicos en tiempo real. «Mediante la tecnología ‘time lapse’ se hará un seguimiento de su desarrollo completamente dinámico, continuo», explica Veiga, también directora del Banco de Líneas Celulares de Barcelona del Programa de Medicina Regenerativa del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell).
—¿Investigaciones como la suya podrían evitar que los progenitores transmitan genes con síndromes o enfermedades?
—De momento, no se está haciendo porque no es seguro. En España no está permitido y lo que se hace es seleccionar, y no corregir, los embriones que no son portadores de esa enfermedad para implantarlos.
—Cuando se avance en la técnica CRISPR y no cause efectos colaterales, ¿sí se aplicará en la reproducción asistida?
—Sí, la vertiente terapéutica de la edición genómica es evidente y se podrá aplicar en la reproducción asistida, pero se debe tener en cuenta que, en el caso de la modificación de la línea germinal, existen relativamente pocos casos de parejas para las que ésta sea la única solución. Sucede cuando los dos progenitores están enfermos de una patología, por ejemplo, genética recesiva, o cuando uno de ellos tiene una mutación que transmite de forma dominante. En ambos casos, todos los embriones que produzcan están afectos de esa enfermedad y tendría sentido corregirlos. En los otros casos, la mejor metodología es sin lugar a dudas el diagnóstico genético preimplantacional, que selecciona el embrión sin cambiar su material genético.
—Al hablar de embriones humanos salta el antecedente de He Jiankui, el científico chino que anunció el nacimiento de un bebé modificado genéticamente, y que fue condenado a tres años de cárcel.
—Este investigador chino modificó unos embriones para corregir una característica genética, con la pretensión de que el VIH no tuviera acceso a las células de las personas que nacieran de esos embriones. Tenía una finalidad reproductiva y terapéutica. En nuestro caso no hay un fin ni terapéutico ni reproductivo. Aunque en el futuro, las investigaciones básica y clínica tendrán algún punto de encuentro, este proyecto directamente no permitirá mejores resultados en lo que tiene que ver con la reproducción asistida.
—¿Cuál es el reto a largo plazo?
—Conseguir que la técnica sea segura. Editar todas las células del embrión y que no haya edición genómica en otro gen que no sea el que queremos modificar.