Diario de León

BIOMEMBRANAS PARA LOS OJOS

CÉLULAS MADRE. Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado biomembranas de nanocelulosa bacteriana para utilizarlas como sustrato o apósito que permita asentar células madre en la superficie ocular durante el tratamiento de trastornos oculares

Un trasplante de células madre límbicas puede resolver determinadas dolencias. fernando otero

Un trasplante de células madre límbicas puede resolver determinadas dolencias. fernando otero

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Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado biomembranas de nanocelulosa bacteriana para utilizarlas como sustrato o apósito que permita asentar células madre en la superficie ocular durante el tratamiento de trastornos oculares.

Los ojos tienen una superficie muy delicada que puede verse afectada por diversos problemas, como enfermedades inflamatorias, quemaduras o traumatismos. Las consecuencias de estos trastornos oculares (como opacificación, vascularización y cicatrización de la córnea) pueden provocar una pérdida total o parcial de la visión.

Una posible respuesta para su tratamiento se puede encontrar en las células madre límbicas, que se encuentran en el limbo corneal y podrían reemplazar las células perdidas en la córnea. Un trasplante de este tipo de células en la zona afectada podría curar la córnea, pero es un proceso complejo y delicado. El trasplante eficaz de las células requiere un sustrato apropiado para fijarlas en la córnea. Se requiere una combinación muy específica de propiedades para un correcto trasplante.

El estudio, realizado por investigadores del Institituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB-CSIC) y publicado en la revista ‘Small’, propone utilizar la nanocelulosa bacteriana como apósito para retener las células madre límbicas en la córnea.

Llevado a cabo por las investigadoras del ICMAB-CSIC Anna Roig, Anna Laromaine e Irene Anton, en colaboración con la profesora Heli Skottman de la Universidad de Tampere (Finlandia), experta en el uso de células madre para aplicaciones oculares, el trabajo se centra en el uso de éstas células, derivadas de células madre embrionarias humanas,

«La nanocelulosa bacteriana es producida espontáneamente como polisacárido extracelular por diversos tipos de bacterias. Casi todo el trabajo de producción lo realizan las bacterias: incubamos cultivos líquidos de Komagataeibacter xylinus durante 3-4 días, hasta que se forma un hidrogel gelatinoso en la interfaz entre el medio de cultivo líquido y el aire. Esta película se limpia y esteriliza y ya se puede utilizar en nuestros proyectos biomédicos», señala Anton.

Las células madre se unen a la nanocelulosa gracias a un recubrimiento de matriz extracelular. Para conseguir un recubrimiento homogéneo y completo de la nanocelulosa bacteriana, se utiliza un reactor de plasma. Estas muestras se caracterizan mediante una serie de experimentos y técnicas, como la medición de la transmisión de luz a través de la muestra o estudios sobre la viabilidad de las células. El estudio incluye una evaluación preliminar ex vivo de los apósitos en un cultivo de córneas porcinas como trasplante simulado.

El tamaño de los ojos de los cerdos es bastante similar al de los humanos y se puede estudiar la regeneración del epitelio corneal porque las células de la córnea están vivas durante el cultivo. La limitación es que no hay intervención del sistema inmunológico y, por lo tanto, no podemos concluir si el apósito provocaría reacciones inmunitarias o no. Para eso, necesitaríamos el animal completo.

Nanomembrana bacteriana

La nanocelulosa bacteriana es solo una de las opciones que se están estudiando para esta aplicación. Otros polímeros naturales, como el colágeno, la fibrina o el ácido hialurónico, son bastante populares. Incluso los sustratos sintéticos fabricados por electrohilado son prometedores.

La nanocelulosa bacteriana tiene muchas propiedades que la convierten en una buena candidata para el vendaje de la superficie ocular: «Tiene una alta estabilidad térmica, que permite no solo la esterilización a alta temperatura, sino también la criopreservación en tanques de nitrógeno. Además, el proceso de producción es bastante simple y no es necesario utilizar productos químicos peligrosos ni realizar ninguna síntesis», añade Anton.

El estudio ha demostrado que la nanocelulosa bacteriana permite que las células madre límbicas humanas creen nuevas células hijas y sobrevivan durante períodos prolongados.

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