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En busca de la vacuna

La bacteria que regresa

La reducción del uso de antibióticos en las granjas porcinas ha hecho resurgir a la bacteria Streptococcus suis. El Departamento de Microbiología e Inmunología de Veterinaria investiga con Laboratorios Syva una vacuna para frenarla

Los proyectos tienen su objetivo puesto en la transferencia directa del conocimiento universitario a las empresas. FERNANDO OTERO

León

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Estuvo controlada con el volumen de administración de antibióticos que recibían los cerdos hasta hace pocos años, pero la política de reducción de estas sustancias para luchar contra las bacterias superresistentes ha hecho que vuelva a tomar protagonismo en las explotaciones porcinas del país. El Streptococcus suis, que produce meningitis en los animales y supone fuertes pérdidas en las granjas, ha resurgido. Para luchar contra esta dolencia con nuevas armas que respeten la reducción del uso de antitibóticos desde el Departamento de Microbiología e Inmunología del Área de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria desarrollan una línea de investigación para conseguir una vacuna que acabe con esta bacteria.

Un grupo liderado por el catedrático César Bernardo Gutiérrez Martín y por la profesora ayudante doctor e investigadora Sonia Martínez Martínez, desarrolla varias tesis doctorales, trabajos de fin de grado e iniciativas que persiguen dos objetivos fundamentales: la reducción de este uso de antibióticos, para cumplir la exigencia de la Unión Europea; y la atención a las necesidades de las explotaciones ganaderas de forma que la transferencia del conocimiento de la Universidad a la empresa sea lo más ágil posible.

«La bacteria ha aparecido de nuevo en las explotaciones con la disminución del uso de antibióticos, y eso está creando un importante problema en las granjas de reproducción porcina. Nuestro trabajo se centra en el desarrollo de una vacuna que actualmente no existe en el mercado, pero sería muy interesante. Por eso trabajamos también en este proyecto con Laboratorios Syva», explica Sonia Martínez.

El equipo busca proteínas con buenas condiciones como antígenos, que se utilicen como candidatos vacunales

El objetivo es «buscar proteínas específicas que muestren buenas condiciones como antígenos, de forma que experimentemos con ellas como candidatos vacunales. Haremos las pruebas experimentales para ver si llegamos a una vacuna que proteja a los animales contra esta bacteroa». Martínez destaca que «es un proyecto especialmente interesante porque supone la transferencia de conocimiento y desarrolos a la empresa privada, y eso hoy en día es fundamental».

Los efectos que provoca el Streptococcus suis se centran en el sistema nervioso central de los animales. «Produce meningitis, los cerdos empiezan con problemas de pedaleo, falta de coordinación nerviosa, y produce muchas muertes. En el mejor de los casos se traduce en una disminución del crecimiento, pero sea cual sea la forma en la que se manifiesta produce grandes pérdidas económicas en las explotaciones».

El catedrático César Bernardo Gutiérrez y la investigadora Sonia Martínez, en el laboratorio. FERNANDO OTERO

El desarrollo de la vacuna se basas en proteínas recombinantes de las bacterias que se conoce que están implicadas en la afección de los animales. «Hemos utilizado esas proteínas como antígenos para utilizarlas en una vacuna, de forma que los cerdos produzcan anticuerpos antes de que el patógeno le llegue». La investigadora apunta que de momento se han seleccionado esas proteínas, pero «hay que ver si funcionan o no, todavía estamos en período de prueba». El proyecto forma parte de una de las tesis doctorales que se realizan en el grupo.

Líneas de investigación

El desarrollo de la vacuna contra el Streptococcus suis es una de las líneas de investigación que lleva a cabo el equipo (que forma parte también del Grupo Bacrespi, dedicado a patógenos respiratorios de etiología bacteriana); que está implicado además en el trabajo mano a mano con las explotaciones ganaderas para la reducción del uso de antibióticos en general. «En los últimos cinco años este uso se ha reducido sustancialmente, después de que la Unión Europea advirtiera a España de los problemas que tendría para sus exportaciones la alta presencia de antibióticos en los productos de cerdo. Y hay que tener en cuenta que esta es una de las principales actividades económicas del sector ganadero a nivel nacional».

El trabajo de campo, directamente con los ganaderos de porcino, es fundamental para desarrollar alternativas adecuadas a los antibióticos

Sonia Martínez destaca que trabajan en un grupo operativo con las principales integradoras porcinas de Castilla y León. «Los empresarios se dieron cuenta de que tenían que cumplir el mandato europeo, pero que el uso de antibióticos no podía reducirse de la noche a la mañana, porque supondría un repunte de enfermedades que estaban controladas. Y eso tendría fuerte impacto en sus negocios».

Así, el trabajo de este equipo de investigación tiene un importante componente de campo. «Primero, porque lo más importante es conocer de primera mano las necesidades que tienen los ganaderos. Ellos son los que saben cómo funcionan sus explotaciones y qué problemas se encuentran». En las visitas a las granjas los veterinarios aislan las bacterias que están ocasionando problemas de tipo respiratorio a los cerdos. «Ya en el laboratorio las analizamos, y les decimos a los productores a qué son sensibles y a qué resistentes». Con ello evitan medicaciones innecesarias. «Porque a veces se están utilizando antibióticos que en realidad no tienen efectos sobre esas bacterias concretas».

Bioseguridad

Además, dentro de ese trabajo directo con los ganaderos cobra cada vez más importancia el desarrollo de medidas de bioseguridad. «Nuestra opinión es que si mejoramos las medidas de seguridad, tanto externas como internas en las explotaciones, los animales estarán menos expuestos a enfermar, y por tanto no será necesario administrar tanto medicamento». Medidas que pasan «por una buena limpieza, que los animales no estén hacinados, que los operarios se desinfecten las botas al entrar, el uso de guantes y mascarillas,...».

Destaca también la importancia de «poner a punto buenos calendarios de vacunación. Si se administran con las pautas correctas, los animales enfermarán menos».

Los veterinarios insisten en el concepto de ‘una salud’ para mejorar las respuestas en las afecciones humanas

Los fondos destinados a la investigación sobre la producción intensiva en el sector porcino son importantes, porque «es un sector que mueve mucho dinero, y porque las granjas tienen miles de animales y es necesario extremar los cuidados». Por eso también en los últimos años ha cambiado de forma importante el manejo de los ejemplares. «Ha cambiado incluso la logística, con el uso por ejemplo de pediluvios, incluso para los camiones. «Si van a una granaja donde hay una patología y luego a otras que no la tienen, pueden extender la enfermedad con lo que llevan en las ruedas. Y con estos sistemas se evita el contagio».

También está prohibida ya la aplicación de antibióticos de forma preventiva en las explotaciones. «Sólo puede usarse cuando hay realmente una patología, y es importante determinar qué tipo de medicamento utilizar, y a cuántos ejemplares es necesario administrarlo».