CÓMO EMPEZAR A HABLAR
TOLERANCIA Y COOPERACIÓN. El estudio de las aves domesticadas ofrece claves sobre la evolución del lenguaje humano. Investigadores vinculan la evolución del lenguaje con la disminución de la agresividad humana
El lenguaje es una de las capacidades más notables que posee el ser humano. Nos permite expresar significados complejos y transmitir conocimientos de generación en generación. Cómo llegó a desarrollarse esta capacidad es una cuestión importante de la biología humana que investigadores de las universidades de Barcelona, Colonia y Tokio han abordado en un artículo reciente. Publicado en la revista Trends in Cognitive Sciences, en él participan los expertos del Instituto de Sistemas Complejos de la UB (UBICS) Thomas O’Rourke y Pedro Tiago Martins, liderados por el profesor ICREA de investigación Cedric Boeckx. Según el nuevo trabajo, la evolución del lenguaje puede estar relacionada con otra característica notable del Homo sapiens: la tolerancia y la cooperación humana.
El estudio se basa en evidencias de campos tan diversos como la arqueología, la genómica evolutiva, la neurobiología, el comportamiento animal y la investigación clínica sobre trastornos neuropsiquiátricos. A partir de ellas, señala que la reducción de la agresión reactiva, resultado de la evolución y el proceso de autodomesticación de nuestra especie, podría haber llevado a un aumento en la complejidad del habla. Según los autores, probablemente este desarrollo fue provocado por el menor impacto en las redes cerebrales de las hormonas del estrés, neurotransmisores que se activan en las situaciones agresivas y que serían cruciales para aprender a hablar. Para mostrar esta interacción, los investigadores han analizado también las diferencias genómicas, neurobiológicas y del tipo de canto entre el capuchino del Japón domesticado y su pariente salvaje más cercano.
Buscando las claves de la evolución del lenguaje humano en el canto de los pájaros
Un aspecto central del enfoque de los autores sobre la evolución del lenguaje es que se pueden dilucidar los aspectos que lo hacen especial comparándolo con los sistemas de comunicación de otros animales. «Tomemos, por ejemplo, cómo los niños aprenden a hablar y cómo los pájaros aprenden a cantar: a diferencia de la mayoría de los sistemas de comunicación animal, el canto de los pájaros juveniles y el habla de los niños solo se desarrollan adecuadamente en presencia de tutores adultos. Sin el aporte vocal de los adultos, el gran repertorio de sonidos que suelen estar disponibles para los humanos y los pájaros cantores no se desarrolla adecuadamente», explican los investigadores.
Sistemas de comunicación
Además, a pesar de que el habla y el canto de los pájaros evolucionaron de forma independiente, los autores señalan que ambos sistemas de comunicación están asociados con patrones similares en la conectividad cerebral y se ven afectados negativamente por el estrés: «Las aves sometidas regularmente a estrés durante su desarrollo cantan una canción más estereotipada cuando son adultas, mientras que los niños que padecen problemas crónicos de estrés son más susceptibles a desarrollar tics repetitivos, incluidas las vocalizaciones en el caso del síndrome de Tourette».
En este contexto, Kazuo Okanoya, uno de los autores del artículo, lleva años estudiando el capuchino del Japón (Lonchura striata domestica), un pájaro cantor domesticado que tiene un canto más variado y complejo que su ancestro salvaje (Lonchura striata). En el artículo se muestra cómo, igual que otras especies domesticadas, el capuchino del Japón tiene una respuesta debilitada al estrés y es menos agresivo que su pariente salvaje. De hecho, según los autores, cada vez hay «más evidencias de que múltiples especies domesticadas han alterado los repertorios vocales en comparación con sus contrapartes silvestres».