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Economía del conocimiento

Por una nueva economía digital desde la tecnología

La inteligencia artificial ha de ser la estrategia para articular el desarrollo económico y social. Los fondos europeos, la herramienta para lograrlo. Una «coordinación inteligente», el ingrediente imprescindible

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León

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Una estrategia centrada en la inteligencia artificial debe dirigir las inversiones que la Comunidad dedique a ciencia e innovación. Es la línea que Castilla y León tiene que seguir para conseguir el relanzamiento de su economía, un nuevo camino basado en el conocimiento. Que tiene que asentarse además en una mayor oferta formativa tanto universitaria como de formación profesional, que permita la transformación digital de la economía y la sociedad.

Una estrategia se cuente además con una «coordinación inteligente» de instrumentos de I+D, y que preste especial atención a la ciberseguridad. Y una economía digital que integre también a las zonas rurales. Para ello es necesario disponer de centros de gestión de datos de alta eficiencia, pero también de mejorar la base científica y técnica de forma que las inversiones científicas internacionales se vean atraídas hacia el ecosistema investigador local.

Son algunas de las recomendaciones del informe realizado por el Consejo Económico y Social (CES) de Castilla y León, tras analizar el ecosistema investigador y científico de la Comunidad. Tanto de las empresas como de las universidades, centros de investigación, parques tecnológicos y clústeres. En el que León tiene importantes potenciales, pero el dinamismo de otras provincias a la hora de captar proyectos e inversiones se pone también de manifiesto.

Tecnología en agroalimentación, investigación, farmacéutica y biotecnología, agua y medio ambiente son las áreas del futuro

Por ejemplo, el informe del CES analiza la participación de las distintas universidades y centros científicos en el acceso a las ayudas para la contratación predoctoral de personal investigador. Con datos del año pasado, los contratos vigentes en la Universidad de León eran 46, del total de 308 en el conjunto de la Comunidad. Y la financiación conseguida, cofinanciada por los fondos Feder, es de 622.000 euros en el Campus de Vegazana, del total de más de 4,4 millones de euros.

Por lo que se refiere a los proyectos de investigación ‘vivos’ el año pasado, eran 20 en la Universidad leonesa, del total de 152 en la autonomía. Y 346.000 euros de los 2,8 millones totales.

La investigación en sanidad es uno de los pilares de la sociedad del futuro. EFE

En ayudas a la compra para equipamiento científico para investigaciones vinculadas a la RIS3 (la Estrategia Regional de Investigación e Innovación para una Especialización Inteligente) la ULE consiguió una financiación de 505.000 euros, la menor de las cuatro universidades públicas (Valladolid con 1,7 milllones, Salamanca con 1,6 y Burgos con un millón de euros).

La Comunidad tiene estas cuatro universidades públicas, y otras cinco privadas; además de siete centros asociados a la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), entre ellas la de Ponferrada. Además Castilla y León cuenta con 36 institutos universitarios de investigación. Por lo que se refiere a los centros y laboratorios con capacidades científicas y tecnológicas, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas comparte la titularidad de varios institutos, de los que tienen sede en León el Instituto de Ganadería de Montaña (en colaboración con la ULE); y el Centro de Supercomputación de Castilla y León (Scayle), que también se ubica en la universidad leonesa.

Centros científicos y tecnológicos

León acoge sólo a 3 de los 36 centros y laboratorios con capacidades científicas y tecnológicas de la Comunidad. Además del Instituto de Ganadería de Montaña (dedicado a la nutrición, producción y sanidad animal) y del Centro de Supercomputación (para la innovación en el ámbito de la sociedad del conocimiento en el área del cálculo intensivo, las comunicaciones y los servicios avanzados), cuenta con el Instiuto Universitario de Biomedicina (Inbiomed). Sin embargo este centro, dedicado a la investigación en biomedicina, atraviesa una delicada situación financiera que pone en peligro su subsistencia. Pese a las negociaciones llevadas a cabo durante este verano, de momento no se ha planteado ningún compromiso que garantice su viabilidad.

Además tiene su sede en León el Centro Internacional de Materiales Avanzados y Materias Primas de Castilla y León (Icamcyl), una fundación que se dedica a la gestión eficiente de recursos industriales, ecoinnovación y sustitución de materiales críticos; que promueve el desarrollo de materiales avanzados para la industria y la valorización de los recursos y residuos mineros.

Por último, el CES destaca la actividad del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), el centro de referencia estatal para la cibeseguridad que dedica su vigilancia a ciudadanos, empresas, instituciones académicas y administraciones públicas y sus infraestructuras críticas.

Estos tres últimos son centros tecnológicos con un ámbito de especialización específico, de los que existen once en total en el conjunto de la Comunidad.

Clústeres

El ecosistema de clústeres de Castilla y León está conformado por 11 estructuras: Facyl, Cbecyl, Vitartis, Biotecyl, Sivi, Cylsolar, Aeice, Avebiom, Cluster4Eye, la AEI de Ciberseguridad y el ISMC (estos cuatro últimos son de ámbito estatal, y tienen su sede en la Comunidad. El año pasado se incorporó el último de ellos, el Clúster para la Minería Sostenible y Servicios Asociados de la Península Ibérica, impulsado por Icamcyl.

La Agrupación Empresarial Innovadora de Ciberseguridad tiene su sede en León, y está formada por 48 empresas, seis fundaciones universitarias y dos centros tecnológicos, según los datos del CES.

El organismo recuerda que la crisis del covid «ha puesto de manifiesto la importancia de la ciencia en la búsqueda de soluciones en muchos ámbitos, desde el sanitario al social o económico». Por eso incide en «la importancia capital de las inversiones en conocimiento e innovación para asegurar la sostenibilidad de la economía y el Estado del Bienestar. La ciencia y la innovación son las principales palancas de progreso social y económico, como demuestra la correlación entre el bienestar y la inversión en I+D+i»

La situación, indica el consejo en las conclusiones de su análisis sobre el entorno científico de la Comunidad, es que tras la pandemia el sistema de ciencia, tecnología e innovación local «necesita salir reforzado de forma urgente». Y para eso considera necesarias reformas estructurales: «Las inversiones en I+D+i son claves para impulsar las futuras oportunidades de reactivación y crecimiento, tanto económicas como laborales».

Carreras científicas

Como elemento clave para avanzar en este sentido considera imprescindible «definir una carrera predecible para el personal de investigación desde el principio, con contratos estables»; así como reforzar las actuaciones para «favorecer la competitividad y el carácter innovador de las empresas». La biomedicina y el ámbito de la salud pública son prioritarias en este camino hacia el futuro.

Porque el CES insiste en que «la Comunidad necesita un realanzamiento inmediato basado en el conocimiento, y para eso es imprescindible desarrollar la competitividad de las empresas».

La pandemia ha puesto de manifiesto también la necesidad de reforzar las capacidades de investigación en enfermedades infecciosas y vigilancia epidemiológica. Para ello «son esenciales los avances en medicina de precisión y personalizada, así como de herramientas de big data», que permiten acelerar el conocimiento de las emergencias sanitarias. «Porque permiten interrelacionar datos clínicos y genómicos de los pacientes, y así desarrollar mejores prácticas clínicas».

Una ley de ciencia

En este sentido el organismo reclama como clave una ley de ciencia autonómica, «en la que participen universidades y centros de investigación, y que esté dirigida a relanzar políticas eficaces de investigación y desarrollo. Además de contribuir a incrementar la inversión, los resultados y la transferencia de conocimiento», para equiparar a Castilla y León con la media europea.

No sólo la ley será necesaria, el consejo hace hincapié en la necesidad de «una nueva gobernanza» en el ámbito de la investigación, que pasa por «eliminar los obstáculos administrativos y reglamentarios a la innovación». Destaca muy especialmente la «importancia de contar con una coordinación inteligente de instrumentos de I+D e investigaciones que dependen de una amplia variedad de administraciones o instituciones diferentes».

Una coordinación que tenga en cuenta la diversidad de la estructura económica y el reparto de competencias, y que sincronice las iniciativas legislativas con la colaboración con los agentes sociales y económicos.

Los sectores clave

Los sectores y tecnologías clave que el CES considera esenciales para el desarrollo de este nuevo modelo económico son: modelos empresariales digitales, tecnologías para fabricar bienes y alimentos, investigación clínica en los sectores farmacéuticos y de biotecnología; avances en agua limpia y saneamiento y hábitat. También el desarrollo de las tecnologías en los ámbitos energético, aeroespacial, de electrónica y digital.

Tampoco olvida el organismo la importancia de la investigación en ciencias sociales y humanitarias; e incide en la necesidad de impulsar la transferencia de los conocimientos que obtiene la investigación. «Y la innovación en cuanto a resultados traducidos en patentes» y registros de la propiedad industrial e intelectual. Para eso reclama apoyos a las empresas que innoven, y también agilizar los trámites burocráticos.