ENTRENAR EL LIDERAZGO
MÁS QUE DIRIGIR EQUIPOS. Un estudio pone en evidencia el déficit de esta competencia en las prácticas de estudiantes y señala que implica tener iniciativa, influir con tus ideas y abrir nuevas opciones.
El liderazgo es la competencia que menos desarrollan los estudiantes en los programas de prácticas. Así se desprende de un estudio de Fundación Universidad-Empresa (FUE) y el Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC) que evalúa el perfil competencial de los alumnos de prácticas a nivel de destrezas, preferencias, experiencia y formación.
«El estudio analiza el impacto de las prácticas en el perfil competencial de los alumnos, con una evaluación inicial y final», detalla Carmen Palomino, directora de Operaciones de Fundación Universidad-Empresa (FUE). En ese sentido, el estudio concluye que los estudiantes ganan experiencia en todas las competencias menos en liderazgo.
«Es un error entender el liderazgo solo como la capacidad para dirigir equipos», explica Palomino. «El liderazgo como competencia implica tener iniciativa, influir con tus ideas, establecer conexiones de valor y abrir nuevas opciones a través del desempeño», añade Palomino. No obstante, «son las universidades y las propias empresas las que deben proporcionar espacio y oportunidades para que los estudiantes desarrollen estas competencias», matiza Silvia Molinero, psicóloga y consultora de Talento Joven en Fundación Universidad-Empresa.
Además, desde FUE consideran que los estudiantes deben fomentar el autoliderazgo y tener iniciativa a la hora de proponer nuevas ideas. «Esto también implica responsabilidad sobre las tareas, establecer plazos, cumplir objetivos y pedir ayuda si la necesitan», revela Molinero.
Aspectos de mejora: Comunicación y relación, compromiso.
Otro de los aspectos de mejora, según el estudio, son las competencias relacionadas con la comunicación y las relaciones. «Tradicionalmente los estudiantes en prácticas mantienen un perfil bajo a la hora de relacionarse porque se sienten poco relevantes», explica Carmen Palomino. También existen carencias en el compromiso, valores y establecer metas ambiciosas. «Es importante transmitir a los estudiantes en prácticas la cultura corporativa y promover el engagement para facilitar su sentimiento de pertenencia», sugiere Palomino.
En esa línea, Silvia Molinero considera que con frecuencia las empresas ven a los estudiantes como «algo temporal», por lo que es difícil «exigirles que desarrollen su compromiso con los valores corporativos». «Es importante demostrar a los estudiantes que son una parte importante de la empresa, del talento y del futuro», incide.
Estas carencias también están relacionadas con la movilidad, la precariedad laboral y la falta de perspectiva clara de contrato. «Si queremos que los estudiantes se comprometan con la organización y se queden, hay que apostar por ellos», reconoce la responsable de Talento Joven de FUE.
A su vez el estudio muestra el impacto positivo de las prácticas en aspectos como el pensamiento empresarial, analizar y resolver problemas, formular estrategias, afrontar situaciones desconocidas y relacionarse en un entorno laboral.
«Tras las prácticas, los estudiantes mejoran especialmente su destreza en aprendizaje, innovación, logro y emprendimiento», admite la psicóloga. «A nivel general, las competencias que los jóvenes tienen más desarrolladas tanto al inicio como al final de las prácticas son cooperación, adaptación y aprendizaje», concluye Carmen Palomino. El estudio se basa en los programas de prácticas de FUE donde han participado casi 200 becarios de toda España en un total de 50 empresas de distintos sectores.