Diario de León

Seguridad alimentaria

La enfermedad que entra por la boca

Patógenos en los alimentos. Es el investigador más influyente en seguridad alimentaria y enfermedades transmitidas por los alimentos. Formado en León (en Veterinaria y Tecnología de los Alimentos), David Rodríguez Lázaro analiza las lecciones del covid y el reto de conseguir el concepto de «una salud». Lidera ahora dos proyectos europeos punteros

El profesor Rodríguez Lázaro, con su equipo. Dirige el Área de Microbiología de la Universidad de Burgos, y el Centro de Patógenos Emergentes y Salud Global. DL

El profesor Rodríguez Lázaro, con su equipo. Dirige el Área de Microbiología de la Universidad de Burgos, y el Centro de Patógenos Emergentes y Salud Global. DL

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David Rodríguez Lázaro es desde hace cuatro años el investigador más influyente a nivel nacional en seguridad alimentaria y enfermedades transmitidas por los alimentos, el décimo tercero a nivel europeo y el décimo séptimo en un ranking mundial de 104.000 científicos. Desde su puesto como director de l Área de Microbiología de la Universidad de Burgos y director del Centro de Patógenos Emergentes y Salud Global de Castilla y León , el científico formado en la Universidad de León (donde se licenció en Veterinaria y Ciencia y Tecnología de los Alimentos) lidera ahora dos proyectos punteros financiados por la Unión Europea: uno sobre caracterización de los patógenos emergentes que suponen una mayor amenaza para la población de la Unión y otro sobre el riesgo que suponen las enfermedades de origen alimentario.

Rodríguez Lázaro lamenta que el concepto de «una salud» (One Health, la propuesta que exige un papel determinante de la veterinaria en la medicina, porque son los animales los que originan la mayor parte de las enfermedades humanas) siga aún sin calar suficientemente. Ni siquiera después de dos años de terrible pandemia, originada de esta manera. «Tres de cada cuatro enfermedades humanas tienen origen animal, según la Organización Mundial de la Salud, y nunca se van a solucionar en los hospitales».

Una pandemia que «no nos ha enseñado que no somos especiales, que somos una especie más que habita la Tierra». El científico advierte de que el cambio climático está recuperando contagios endémicos que se consideraban aislados, y que reclama no satanizar a la industria farmacéutica por buscar el rendimiento económico, sino impulsar la colaboración público-privada.

«El concepto de salud es global, no entiende de fronteras geográficas ni de especies. Y nosotros somos una especie más»

Reivindica además el papel puntero que los investigadores, las instituciones y las universidades de Castilla y León han desempeñado en la pandemia, por ejemplo con la secuenciación genética de las variantes de covid, para establecer políticas preventivas y estrategias de protección sanitaria.

El profesor Rodríguez Lázaro, que es doctor en Biotecnología por la Universidad de Girona y dirige además la Unidad de Investigación Consolidada de Castilla y León Microbiología Una Salud, acaba de recibir la concesión de un proyecto de investigación, enmarcado en el Horizonte Europa, sobre seguridad alimentaria. «Se basa principalmente en la caracterización del riesgo de los patógenos emergentes principales para los consumidores europeos. Trata de buscar estrategias, a través de la minería de datos y la inteligencia artificial, para crear un instrumento en el que se recoja toda la información relevante al respecto. La iniciativa está financiada con 6 millones de euros, y desde la Universidad de Burgos vamos a aportar la caracterización del riesgo que suponen los virus en la cadena alimentaria; y también estudiar la etiología y epidemiología de las especies microbianas a través de la cadena alimentaria», señala el profesor.

El otro proyecto se inició el pasado mes de septiembre, y «está financiado por la autoridad europea de seguridad alimentaria». Investigadores europeos analizan desde la Universidad de Burgos «el riesgo pormenorizado que los virus tienen en la transmisión de enfermedades de origen alimentario».

El análisis de los patógenos emergentes, la cadena agroalimentaria y la transmisión de enfermedades es también uno de los principales objetivos del Centro de Patógenos Emergentes y Salud Global que dirige desde junio el científico formado en León (provincia con la que mantiene un fuerte lazo personal y familiar). «Es un centro de la Universidad de Burgos, abierto a colaborar con todas las instituciones nacionales e internacionales, y que supone un esfuerzo a nivel autonómico. Estamos buscando financiación y creando el reglamento para buscar opciones de futuro».

«Las enfermedades de origen infeccioso nunca se van a solucionar con la atención en los hospitales»

Dentro de todas estas estrategias el concepto de One Health es determinante. La pandemia de covid debía haber impulsado definitivamente esta interacción entre todas las disciplinas que tienen que ver con la salud. «Me gustaría decir que sí, pero no ha sido así. Hemos conseguido dar un paso importante, que se hable de ello, pero sigue habiendo mucho desconocimiento. He encontrado a responsables de investigación de hospitales que no saben de qué estamos hablando, eso indica que queda muchísimo que avanzar»

Rodríguez Lázaro incide en que «lo fundamental es tener en cuenta que la salud es un concepto global, y que la labor asistencial es muy importante, pero hay que incidir en la prevención. Hasta el 75% de las enfermedades provienen de los animales, así que controlar la sanidad animal e integrarla en la salud humana es fundamental. Si no lo hacemos, iremos muy por detrás en el control de este tipo de enfermedades».

El caso es que la actual pandemia no ha conseguido esta aproximación. «Castilla y León es la única comunidad que ha incluido a un veterinario en su comité de científicos, al profesor Rodríguez Ferry. Hace falta aún remar mucho, estamos aún empezando. Pero tenemos que ser positivos».

Un empeño que resulta difícil cuando hace ya décadas que el colectivo veterinario viene reclamando esa colaboración y advirtiendo de las consecuencias de tratar la salud humana y animal por separado. «Es así, y es un problema. Tenemos la salud, que no la sanidad, muy compartimentada. No nos damos cuenta de que el concepto de la salud es global, y no entiende de fronteras, ni físicas ni de especies. Un problema que surge en Wuhan tiene en pocos meses enorme relevancia a nivel mundial. Proviene de una especie animal, que acaba saltando al ser humano y provoca una pandemia. Es lo que pasa en la mayor parte de los casos, el ébola, otros coronavirus. Todos ellos tienen en común que son zoonosis, enfermedades que transmiten los animales. Con la particularidad de que son enfermedades muy difíciles, por no decir imposibles, de erradicar. Aunque podamos controlar la problemática en el ser humano, es muy difícil hacerlo en los animales».

Si la situación está clara desde el punto de vista científico, ¿qué falla en la cadena de investigación, o sanitaria, para no afrontar una situación de la que se lleva años debatiendo? «Primero una voluntad política de verdad. Por ejemplo, el actual gobierno incluyó estas iniciativas en sus documentos iniciales, pero cuando presentó su programa electoral lo eliminó. No lo vio necesario. Se han presentado iniciativas en el parlamento y no se han considerado».

Por otro lado, señala el investigador, «es necesario incidir en una idea que va mucho más allá de la labor asistencial. Es muy importante tener en cuenta que las enfermedades de origen infeccioso no se van a solucionar y nunca se van a arreglar en los hospitales. Que una enfermedad de este tipo llegue a los hospitales es la constatación de que los sistemas de salud pública han fallado, y no se han podido controlar y prevenir antes. Obviamente tenemos que curar a los pacientes, pero una pandemia de carácter global no se arregla sólo con asistencia sanitaria».

Más efectivas serían «medidas preventivas de salud pública, en las que se tenga en cuenta «no sólo el ámbito asistencial, sino las distintas herramientas sanitarias. Y también las herramientas de sanidad ambiental y animal. Mientras los responsables políticos y los profesionales médicos no asuman esto, no avanzaremos. La realidad es que tres de cada cuatro enfermedades de origen infeccioso que afectan al ser humano son de origen animal».

¿Qué han enseñado dos años de coronavirus en este sentido? «Hemos aprendido poco. Por desgracia el hombre es el único animal capaz de tropezar en una piedra más de una vez». Todo ello a pesar de los enormes avances tecnológicos, que también se han puesto de manifiesto durante la actual pandemia. «Se está avanzando muchísimo, hay que ser positivos y lanzar este mensaje. Nunca la medicina y la salud pública han estado al nivel de preparación actual para contener enfermedades como ahora. Aunque también es verdad que nunca como ahora hemos tenido retos globales como los actuales».

Por eso no pueden utilizarse «aproximaciones que funcionaban hace años, cuando había mercados locales tanto de alimentos como de flujos migratorios, o viajes muy restringidos. Ahora mismo una persona que se encuentra en China puede llegar a la otra punta del mundo en menos de 24 horas, y llevar organismos patógenos con ella. La perspectiva es muy diferente».

La seguridad alimentaria es una de las materias que estudia. MARCIANO PÉREZ

La seguridad alimentaria es una de las materias que estudia. MARCIANO PÉREZ

Es más, «lo que tenemos que explicar es que un animal enfermo puede transmitir una patología a cualquiera, porque estamos relacionados. Tanto a nivel geográfico como de especies. Nosotros no somos especiales, somos otra especie más que habita la Tierra».

Así las cosas, desde la experiencia del científico las herramientas que pueden utilizarse actualmente para abordar este problema desde el punto de vista de los investigadores están claras. «Todo esto es una visión personal. Pero es cierto que la OMS ha señalado que todos los problemas pandémicos sólo se van a solucionar con una aproximación One Health. Países como el Reino Unido ya están creando facultades de ciencias de la salud que integran medicina, enfermería, veterinaria,... La salud dentro de un mismo paraguas».

El papel de la industria farmacéutica también está en el foco del debate. Su rapidez a la hora de desarrollar vacunas frente al covid, frente a otros plazos; y las condiciones de comercialización la ponen en el punto de mira. «Sería un error satanizar a la industria por buscar réditos económicos. Ni la farmacéutica ni la alimentaria son industrias perversas, pero deben recuperar sus inversiones. Lo necesario es pensar en fórmulas de cooperación público-privada que no sólo compartan financiación, sino medios, investigadores, infraestructuras,... Algo que la burocracia hace a veces muy complicado».

También es necesario poner en valor la investigación puntera que se realiza a nivel local. Por ejemplo, «Castilla y León ha realizado una gran inversión, con la Consejería de Sanidad, las universidades de Burgos y Valladolid, el CSIC y el Itacyl , para ser un referente en secuenciación de muestras de covid desde finales d e 2020. En varios períodos, por encima de las que se realizaban en Cataluña y Madrid juntas. Eso ha permitido conocer las distintas variantes y establecer estrategias de prevención. Entender cómo surgen los procesos y qué herramientas pueden emplearse. Es una lástima que esto sea desconocido por la mayoría».

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