Innova
Vinos resctados de la extinción
Patrimonio enológico. Desde hace tres décadas el Itacyl lleva a cabo una selección clonal y sanitaria para rescatar de la desaparición variedades minoritarias y singulares. Han localizado más de un centenar, y desarrollan 14 en la Comunidad. Cuatro de ellas de León
Merenzao, Negro Saurí, Estaladiña, Negreda, Áruea, Bruñal, Cenicienta, Gajo Arroba, Mandón, Puesta en Cruz, Puesto Mayor, Rufete Serrano, Tinto Jeromo, Verdejo Colorao, Bastardillo Chico... Nombres tan sugerentes como los caldos que prometen, y como el proyecto que apuesta porque no se pierdan para siempre. Un patrimonio vegetal gigantesco en el universo vitivinícola de la zona que desde hace tres décadas tiene en un equipo de científicos del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), en la Finca Zamadueñas y en algunos rincones de las zonas históricas de cultivo un reducto de esperanza y de trabajo no sólo para conseguir que muchas variedades autóctonas, minoritarias y en peligro de extinción se recuperen, sino para dar nuevo valor y un potencial creciente en los mercados a vinos únicos, diferentes, exclusivos por su peculiaridad y el cuidado con el que se recuperan. Un patrimonio excepcional que es sólo una pequeña muestra de la riqueza del viñedo autonómico, pero que encierra toda una apuesta investigadora y de mercado por el valor de castas desconocidas para la mayoría.
Así lo explican Enrique Barajas Tola, investigador de la Unidad de Cultivos Leñosos y Hortícolas del Itacyl, y Alberto Martín Baz, enólogo de la Estación Enológica de Rueda, también perteneciente al mismo instituto, que junto con la Master of Wine Almudena Alberca han llevado algunos de los resultados de este trabajo al congreso The Wine Edition, el apartado vinícola del certamen gastronómico Madrid Fusión. Tres de los siete vinos presentados con las variedades recuperadas son de la provincia de León, y los investigadores esperan los resultados de una nueva uva leonesa, aún en proceso de recuperación. Son Negro Saurí, de la zona de ¡a Denominación de Origen León, y Merenzao y Estaladiña, del Bierzo. También berciana es la Negreda, cuyos frutos se esperan aún.
El Itacyl comenzó a principios de los años 90 los trabajos de selección clonal y sanitaria de variedades tradicionales de Castilla y León. En aquella primera fase se localizó y caracterizó a los mejores clones posibles de las variedades autóctonas, para buscar después entre ellas las variedades «muy locales y minoritarias con características interesantes».
Para realizar estos primeros trabajos se investigó en el conocimiento de parcelas antiguas, y se trabajó con viticultores, técnicos y elaboradores para conseguir información sobre otras castas menos cultivadas, desconocidas para la mayoría. «Así se encontraron en los viñedos cepas de otras variedades que presentaban peculiaridades distintas a las variedades más cultivadas en la mayoría de las zonas vitivinícolas de Castilla y León», explican desde el Itacyl.
Con toda esta información y tras tomar las primeras muestras se creó una parcela de viñedo en Valladolid, la Finca Zamadueñas, donde se plantaron entonces 30 variedades minoritarias o desconocidas, con el objetivo de caracterizarlas y estudiarlas.
El impulso
A partir de 2002 se dio un impulso definitivo al proyecto con la identificación de las variedades minoritarias de diferentes zonas de la Comunidad, en colaboración con otros proyectos de investigación nacionales y con mayor implicación del instituto.
Según explican Barajas y Martín, «los viñedos viejos fueron la principal fuente de variedades desconocidas, que se encontraron en porcentajes mínimos en distintos terrenos». El equipo de investigación del Itacyl encontró más de 1.000 cepas que podrían pertenecer a 129 variedades diferentes, localizadas en unas 200 parcelas. De estas se escogieron 29, porque «eran totalmente nuevas, o tenían un cultivo muy minoritario, a pesar de que se detectó que podían ser muy adecuadas para vinificar». Se trataba de poner en valor un «atractivo patrimonio para viticultores, bodegas y denominaciones de origen».
MUY BUENAS CUALIDADES
De esas 29 variedades que se seleccionaron por su interés el trabajo se centró en 14, que «presentaban muy buenas cualidades enológicas y agronómicas. Y también una gran capacidad de adaptación al cambio climático de los lugares de donde provenían. «Son uvas capaces de funcionar bien en el viñedo, formar parte de un ensamblaje. Son además diferentes entre ellas y también distintas a las variedades ya establecidas».
Las variedades desarrolladas son Merenzao, Negro Saudí, Estaladiña, Negreda, Áruea, Bruñal, Cenicienta, Gajo Arroba, Mandón, Puesta en Cruz, Puesto Mayor, Rufete Serrano, Tinto Jeromo, Verdejo Colorao y Bastardillo Chico. «Estas variedades, destacan los investigadores, tienen un enorme potencial tanto formando parte de ensamblajes como en vinificaciones monovarietales, ya que marcan una ventaja competitiva frente a otros vinos de variedades internacionales o más conocidas. Se trata de variedades únicas, exclusivas de sus zonas de procedencia en la mayor parte de los casos y pueden dar identidad a una zona o reforzarla».
Además, el proyecto incide en la idea de que «España en general y Castilla y León en particular gozan de una enorme biodiversidad que hace de estos territorios algo único en el mundo».
Durante los últimos 20 años el equipo de investigación de Itacyl ha estudiado «el comportamiento tanto agronómico como enológico de estas variedades, y ha realizado su descripción ampeloráfica y genética, así como las pruebas Elisa para obtener material de estas variedades que esté libre de virus, lo que asegura su implantación en viñedos y su desarrollo correcto de cara al futuro».
UN PASO MÁS
De cara al futuro el paso siguiente que se plantean los investigadores es «la evaluación por parte de la Oficina Española de Variedades para demostrar que cada variedad es diferente, estable y homogénea». Hasta el momento el Boletín Oficial del Estado ha reconocido legalmente como variedades comerciales y presentes en el Registro de Variedades Comerciales de la Vid en España, dentro de las que investiga y desarrolla Itacyl, la Bruñal, reconocida en 2011, Estaladiña (en 2015), Gajo Arroba y Tinto Jeromo (2016); Mandón (2017, reconocida como oficial sinónima de Garró); Puesta en Cruz (en 2019 coomo sinónima de Rabigato); Barstardillo Chico y Negro Saurí (reconocidas en 2019 como sinonimias de Merenzao) y Rufete Serrano Blando, que se reconoció en 2020.
Desde el instituto tecnológico señalan que todas estas castas recuperadas están presenten en la lista de Variedades Autorizadas de Castilla y León. «Bruñal ya forma parte del catálogo de variedades autorizadas en la Denominación de Origen Arribes, y Estaladiña es variedad autorizada en la Denominación de Origen Bierzo».
Mientras tanto las variedades Áurea, Cenicienta, Negreda, Puesto Mayor y Verdejo Colorao «están en proceso de evaluación por pare de la Oficina Española de Variedades».
EL FUTURO
De cara al futuro desde el Itacyl señalan que «existen otras variedades que están iniciando un largo proceso de identificación, caracterización agronómica y evaluación enológica». Entre ellas destacan la variedad Legiruela, «cultivada en las laderas al sur de la Sierra de Gredos, en el marco de la denominacióni protegida Cebreros».
Mientras, se esperan los resultados de la variedad Negreda, en experimentación en El Bierzo y sin que aún se hayan podido experimentar sus resultados.