EL MUSEO DE LOS MICROBIOS
LO MÁS DE LO MENOS. En la ciudad de Ámsterdam (Países Bajos) se encuentra el museo Micropia, que permite descubrir todo lo que podemos agradecer y aprender de esos seres que están por todas partes, incluido el cuerpo humano, solo visibles al microscopio
Los microbios son una de las formas de vida más numerosas en nuestro planeta, nos rodean a cada instante, están presentes en todas partes, incluido nuestro propio cuerpo y, continuamente, salen a la luz nuevas especies microbianas desconocidas.
Estos seres diminutos comen casi todo, incluidos metales, ácidos, petróleo y gas natural.
Durante mucho tiempo, los científicos pensaron que la naturaleza estaba compuesta únicamente por los organismos que son visibles a simple vista, como árboles, plantas o algunas aves.
Hoy sabemos que dos tercios de la vida en la tierra son microorganismos que no se pueden ver sin un microscopio. Los microbios están en todas partes. Al igual que nosotros, ningún animal o planta puede existir sin estos benefactores invisibles. Por ejemplo, el característico color rosado del ave flamenco es debido a estos organismos.
Las microalgas del océano producen la mitad del oxígeno de nuestra atmósfera; los hongos y las bacterias convierten la materia orgánica de los animales muertos en materias primas; las bacterias intestinales nos ayudan a digerir los alimentos... Resumiendo, sin estos seres la vida en la tierra no sería posible.
El número de microbios que lleva una persona en su cuerpo es miles de veces mayor que el de los habitantes del planeta, y diez veces mayor que el de las células que componen el cuerpo humano. En conjunto suman aproximadamente 1,5 kilos de su peso corporal.
Sin embargo, hasta hace poco no existía ningún lugar donde el público pudiera descubrir y observar en vivo y en directo a estos organismos vivos solo visibles al microscopio, entre los que figuran los virus y las bacterias, y que con frecuencia la gente asocia de modo exclusivo con la suciedad y las enfermedades.
Las carencias, tanto de un espacio físico para exponer públicamente los microbios, como de una perspectiva más positiva sobre esos seres con una organización biológica elemental, se ha subsanado en parte con la apertura en Ámsterdam (Países Bajos) de Micropia, el primer museo del mundo dedicado a los microbios (www.micropia.nl/en).
Cuna de la microbiología
Los Países Bajos son la cuna de la moderna microbiología y su padre es el holandés Antoni van Leeuwenhoek (Delft, 1632-1723), quien fue la primera persona en descubrir los microbios, en 1674, con un microscopio que hizo él mismo, según indican desde el museo.
En una gota de agua del turbio lago Berkelse, van Leeuwenhoek vio lo que llamó «pequeños animálculos», que resultaron ser algas verdes y unos seres micróscopicos llamados rotíferos. Poco después, en 1676, descubrió los glóbulos rojos y las bacterias.
Este museo, inaugurado en 2014, abre las puertas del mundo microscópico a las mentes inquisitivas ávidas de conocimiento utilizando recursos y herramientas propios de los estudiosos e investigadores, y despierta el interés por una temática antes reservada a los círculos científicos, volviéndola atractiva y, en muchos casos, fascinante para los visitantes.
En este espacio, niños y adultos descubren que, si bien algunos microorganismos pueden enfermar a personas, animales y plantas, la mayoría de los microbios no son nocivos y muchos juegan un papel clave en la biosfera (conjunto de los seres vivos del planeta y medios donde se desarrollan), por ejemplo al producir oxígeno o descomponer la materia orgánica.
En Micropia, los visitantes pueden observar imágenes tomadas bajo el microscopio y ampliadas miles de veces (tanto en fotos como en video) de cientos de microorganismos de todo el planeta, en muchos casos llamativos, como la ´Noctiluca scintillans`, conocida como «chispa de mar», un microrganismo que produce bioluminiscencia, al igual que las luciérnagas.
Las colonias de estos organismos unicelulares con una forma quasi esférica, que suelen proliferar cerca de las costas alimentándose de plancton y criaturas microscópicas, producen por las noches un fantasmagórico resplandor azul fluorescente en las aguas marinas donde habitan, cuando son perturbadas por factores externos, como el paso de un barco.
Los visitantes del «museo de los microbios» también pueden ver imágenes de `Volvox aureus´, un alga verde microscópica de forma esférica que habita en aguas dulces formando colonias y que está presente en el planeta desde hace más de 200 millones de años, siendo una de las formas de vida más antiguas de vida que se conoce.
La `Volvox aureus´ es una de las «estrellas» de Micropia, ya que sus colonias fueron registradas por primera vez por el microscopista holandés Antonie van Leeuwenhoek en 1700 y hoy se estudian ampliamente como un modelo para investigar cómo los organismos desarrollan células y tejidos especializados y rastrear la evolución de la vida multicelular y los animales superiores.
En una de las paredes de Micropia se pueden observar un panel con 150 «placas de Petri», que son recipientes redondos de cristal usados para cultivar bacterias y otros microorganismos, con diferentes microbios cultivados por los propios técnicos de laboratorio del museo.
Escaneo corporal
Por otra parte, y mediante un sistema tecnológico denominado «escaneo corporal», los visitantes del museo pueden descubrir sus propios microbios corporales, al exponer distintas partes de su cuerpo (por ejemplo la cabeza o una mano) ante un dispositivo óptico fijo que tienen delante.
Pueden ver el resultado del escaneo, en tiempo real, en una pantalla de grandes dimensiones, donde se muestra una representación visual de la persona escaneada (reflejando su figura, así como su postura corporal en ese instante) sobre la cual se despliega la información relativa a las poblaciones de microbios que viven en las distintas secciones de su cuerpo.
Por otra parte, si alguna vez se ha preguntado ¿Qué comen los microbios? o ¿Cuánto tiempo viven?, obtendrá estas y muchas otras respuestas durante su visita a este museo.
Allí, los técnicos de laboratorio de Micropia explican a los visitantes durante una charla didáctica, una serie de datos sorprendentes sobre un mundo, el de los microbios, fascinante y que permanece invisible para la mayoría de las personas.