Diario de León

‘Andrew y su helicóptero’

El estudiante de ingeniería aeroespacial de la ULE, Andrés Pintado, es uno de los ganadores de la cuarta edición del Concurso de Prototipos de la Escuela de Ingenierías Industrial, Informática y Aeroespacial

Andrés Pintado posa con su maqueta.

Andrés Pintado posa con su maqueta.MARÍA FUENTES

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León

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Por cuarto año consecutivo la Universidad de León organizó el Concurso de Prototipos de la Escuela de Ingenierías Industrial, Informática y Aeroespacial. Una edición que ha contado con la participación de doce propuestas de prototipos, siete en la categoría de ‘tecnológicos’ y cinco en ‘software’, aunque el número se ha reducido en comparación con años anteriores, ya que la convocatoria coincidió con el periodo oficial de exámenes.

El director de la Escuela, Joaquín Barreiro, señaló que todos los proyectos eran «de alta calidad y es importante este tipo de eventos para visibilizar lo que hacéis y trabajáis en determinadas asignaturas».

Proyecto ganador

Uno de los proyectos ganadores fue el de Andrés Pintado, estudiante de cuarto año de Ingeniería Aeroespacial gracias a ‘Andrew y su helicóptero’. Su propuesta pudo ganarse al jurado compuesto por Noelia Rodríguez, presidenta de Asele; las docentes Sara Giganto, Miguel de Simón, Virginia Riego y Martín Bayón; Camino Rodríguez, secretaria de Asele y en representación del estudiantado Gonzalo Rivera y Javier Gómez.

Su proyecto tiene su origen en su Trabajo Final de Grado (TFG) y el objetivo era «diseñar y fabricar un helicóptero de dos grados de libertad que permite simular el control de vuelo de un helicóptero desde un nivel básico».

Andrés Pintado señala que «solo tiene dos grados de libertad: guiñada y cabeceo, por lo que se restringen el resto de grados de libertad simplificando la dinámica del control».

«El proceso para hacerlo ha sido ir al laboratorio, diseñarlo, imprimir las piezas que hacían falta en la impresora 3D y utilizar todo tipo de herramientas del laboratorio. Estudiar el modelo dinámico y las ecuaciones para poder realizar simulaciones el ordenador para llevarlo a la realidad. El resultado final lo pude exponer en el concurso. Estoy muy contento con el resultado porque creo que es bueno: se consigue estabilizar bien con las perturbaciones», apunta Pintado.

«Los grados de libertad es un concepto básico en ingeniería y consiste en un tipo de movimiento. Hay helicópteros con más grados de libertad, pero un helicóptero normal tiene seis grados de libertad, sino tiene un rotor articulado. Tres de traslación en los tres ejes del espacio tridimensional y otros tres de rotación. En el caso del proyecto, solo tiene dos movimientos que son angulares. Su aplicación es poder simular el control de vuelo que tiene un helicóptero. Cuando un helicóptero quiere realizar una maniobra y realiza un giro coordinado subiendo el morro necesita hacer un movimiento de cabeceo y también un movimiento de giro. Entonces se busca ver cómo se acoplan estos dos movimientos y estudiarlos», añade.

Detalla de la hélice.

Detalla de la hélice.MARÍA FUENTES

Motivación e inspiración

El estudiante destaca que a pesar de hacerlo en principio simplemente por «tener que hacer» un proyecto final, su idea era «poder hacer algo práctico».

«Cuando revisé la lista de posibilidades que habían me gustaban aquellas opciones con más práctica, ya que tenía la opción de ir al laboratorio para usar las herramientas, usar la impresora, soldar, probar el microprocesador... En definitiva, hacer cosas con las manos y sacar adelante un proyecto chulo. Eso es lo que me llamó», recalca Pintado sobre el proyecto.

«Vi que no se habían hecho muchos proyectos similares, ya que tan solo pude ver algo parecido en Latinoamérica. En España, no se ha hecho ningún helicóptero de dos grados de libertad. La idea era hacer uno desde 0 que fuera barato con un presupuesto asequible. Hay modelos de laboratorio de este tipo de helicópteros, pero son muy caros, puesto que pueden valer 10.000 euros. Es una barbaridad», añade.

Pintado reseña que «la meta era poder producir un modelo de laboratorio asequible y con un sistema de control hecho desde cero», ya que el código lo creó él mismo.

«Esto permite que cualquiera que quiera avanzar en la materia pueda realizar las modificaciones pertinentes para estudiar otras cosas», afirma el estudiante de Pamplona.

Detalle de la maqueta.

Detalle de la maqueta.MARIA FUENTES

Objetivos para el futuro

Aunque no tiene pensado continuar con su proyecto después de que se gradúe este año, «está contento de que la Universidad pueda seguir con ello». «No he pensado continuar, ya que me voy a ir fuera de León para estudiar fuera de España. Al final, el modelo se lo quedará la Universidad y quiero que lo hagan para que puedan avanzar o modificarlo para estudiar distintos tipos de control», destaca el estudiante.

«Ahora tengo pensado hacer un máster general de ingeniería aeroespacial en Viena, buscar unas prácticas y ver dónde acabo. Me gustaría estar en una empresa que tenga que ver con algo de aeroespacial: aeronáutica, aerolíneas o, incluso, me molaría mucho la Agencia Espacial Europea, aunque es una locura. También me gustaría complementarlo con piloto, ya que he me he podido sacar una licencia básica de piloto privado», agrega.

Trayectoria

Andrés Pintado tiene 21 años y está en su último año de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de León. «He estado ahora cuatro años viviendo en León, y antes estuve 12 años en Madrid y previo a venir a León, mis padres se mudaron a Pamplona. Entonces considero que soy de Pamplona», apunta Pintado.

Si bien en bachillerato tenía «más o menos claro que quería hacer una ingeniería», se encuentra dudando si cursar ‘industriales’ o ‘aeroespacial’. «Fue durante la cuarentena cuando decidí apostar por aeroespacial. Me daba un poco de miedo porque suponía salir de casa y era todo un reto. Al final, me vine a León porque me gustaba el hecho de que fuera una ciudad ‘pequeñita’ y no quería Madrid porque era muy grande. Nunca había estado antes en León, pero me gusta», detalla.

Otros proyectos

Entre los premiados en el concurso organizado por la ULE, se encuentra también Pablo Corral.Este estudiante de cuarto año de Ingeniería Informática creó ‘NewsGpt’, una aplicación de noticias en tiempo real que funciona con inteligencia artificial. Su creación cuenta con un ‘chatbot’, impulsado por un modelo de lenguaje, que ofrece el acceso a la información en tiempo real, adaptado a las necesidades del usuario. De este modo, los lectores pueden ajustar las respuestas o el enfoque que se emplea para las noticias. La aplicación se adapta de forma completa al usuario.

Por otro lado, la inteligencia artificial que emplea la aplicación tiene la capacidad de seleccionar aquellas noticias más relevantes en el día y ofrecer recomendaciones adaptados a los intereses del usuario.

El concurso también otorgó dos accésits por cada modalidad. En el apartado tecnológico este recayó para Álvaro García, Miguel Castillo e Iker Fernández. En cuanto al apartado tecnológico, el accésit fue para José Cantón, estudiante de cuarto curso que creó un carrete de pesca con una impresora 3D y que sustituye el interior de las bobinas actuales por engranajes planetarios.

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