Volkswagen resucita la furgoneta «hippie»
Bulli, el espíritu de los «sixties» en pleno siglo XXI Revisión, en clave «enchufable», del icónico T1 que Volkswagen puso de moda en la década de los sesenta. Un monovolumen eléctrico, de concepción minimalista, que anu
¿Nostálgico? Puede-¦ pero también puede que no haya como la nostalgia (automovilística-¦ se entiende) para poner en pie de electricidad , como mandan los cánones del XXI, aquella iconográfica representación de furgoneta ilustrada que dio en llamarse Microbus, Camper o... la furgoneta hippie, que en Alemania se conocía como Bulli.
Más pequeño que su antecesor, el Bulli -”realizado sobre la plataforma del Golf-” se conforma con cuatro metros de longitud y con alojar a seis ocupantes distribuidos en dos filas de asientos (3+3), lo que tampoco le impide presumir de una generosa batalla: 2,62 metros entre ejes, con 370 litros de capacidad de maletero -”con los seis ocupantes-” y ampliables hasta 1.600 si se abate la segunda fila de asientos.
Si la furgoneta hippie comenzó a labrar su fama en los sesenta, sería en los cincuenta cuando se plasmase realmente el concepto «T1 Samba Bus» por parte de los ingenieros de Volkswagen (texto adjunto), que confiaron entonces a un pequeño motor de gasolina, poco más de un litro y 24 CV, la movilidad del primitivo hippie , que hoy se suma a la corriente eléctrica con un motor que entrega 115 CV (27,6 metros/kilo de par) alimentado por baterías de ion litio alojadas en el piso del coche y recargables en menos de una hora en -”donde y cuando los haya-” los «surtidores de electricidad» previstos para este tipo de vehículos.
Aunque lo más sorprendente son las cifras que anuncia el fabricante: 11,5 segundos en aceleración de cero a cien, 140 por hora de punta-¦ y 300 kilómetros de autonomía.
Eso, por lo que respecta a la versión eléctrica, porque el Bulli también podrá montar mecánicas convencionales de combustión interna: gasolina y diésel con inyección directa y 1.0 y 1.4 litros de cilindrada, con lo que el Bulli del XXI despliega todo un abanico de posibilidades a la -”¿hipotética?-” cimentación de una quinta gama de monovolúmenes en los catálogos de VW, que vendría a complementar a sus hermanos mayores (Cady, Touran, Sharan-¦).
Si la carrocería bicolor y el generoso emblema VW frontal rinden culto al pionero hippie , el minimalista interior viene presidido por la moderna tecnología de conectividad: un sobredimensionado iPod susceptible de desplazarse a lo largo del salpicadero hasta la zona del copiloto. Sólo se cuenta con dos pedales (acelerador y freno) y se pierde la palanca de cambios en la zona central, a la vez que se adopta un modernista volante de dos palas y cuadradote núcleo central. Como antaño, y para que nada falte en la magia de la reedición, la segunda fila de asientos es de banco corrido-¦
En suma, que sea como aquel «T1» (en código de fábrica), Microbus, Samba Bus, Bulli o furgoneta hippie ... lo cierto es que el concepto, y sus derivados, han recorrido los cinco continentes llegando a crear toda una comunidad de fans que ha sobrevivido, a tiempos y modas, hasta nuestros días y que Volkswagen reinterpreta ahora en clave de compacidad eléctrica y, cabe suponer, con una gama tan amplia como aquella que naciera en 1950: «tan formidable como siempre y más limp ia que nunca».