Hace 64 años...
De no haber sido por Ben Pon, a la sazón importador holandés de Volkswagen, quizá nunca hubiese nacido el T1 y, lógicamente, tampoco el actual Bulli ni sus célebres antecesores.
El 23 de abril de 1947, Pon dibujaba en su cuaderno de notas la silueta de un autobús compacto: un autobús de línea recortado y montado sobre la base del Escarabajo (el coche popular de entonces, como el Golf ahora) al que insertaría una «m» en su parte trasera-¦ simbolizando el motor. Así de sencillo, o de ingenioso según se mire, fue el origen del que muchos consideran como primer monovolumen del mundo (aunque ya se sabe que esa primicia se la apuntan muchos otros fabricantes).
Lo de los trazos fue sencillo, otra cosa era pasar a la práctica. Así que los diseñadores de Volkswagen se encargarían de trasladar a la cadena de montaje lo que Ben Pon había dibujado en su cuaderno. Respetando, además, el frontal en «V», quizá no tanto como símbolo de marca -”que también-” cuanto como pequeño homenaje al visionario Pon, que la había plasmado en su boceto. Claro que no es sino una romántica suposición, porque de eso no hablan las crónicas.
El caso es que el diseño del nuevo Bulli mantiene la filosofía del aprovechamiento del espacio-¦ y el característico frontal en «V», con el emblema VW integrado.