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Nuevos motores

La berlina media de VW toma carta de naturaleza propia Berlina turbodiésel de tamaño compacto, buenos resultados de utilización práctica y una atractiva tarifa. Como sus anteriores generaciones, el modelo germano continúa fabricándose en la fac

Publicado por
JAVIER FERNÁNDEZ
León

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Más ambicioso. El Jetta ha pasado de ser el «maletero del Golf», por su arquitectura tres cuerpos, a convertirse en «un coche en sí mismo». Máxime con la reciente llegada de nuevas motorizaciones (ver cuadro aparte), una de ellas -el gasolina de 200 CV-, modifica drásticamente la filosofía del modelo.

Con una innegable proyección internacional (lo del automóvil global, ya saben) el Jetta ha venido conquistando el corazón de mercados tan dispares como el estadounidense, el chino o el turco, por no hablar de los demás países europeos en los que su fabricante lleva sólidamente implantado desde hace décadas.

La marcada silueta tres volúmenes (maletero separado) de nuestro protagonista y sus 2,65 metros de batalla, lo sitúan en un lugar de privilegio entre las berlinas del segmento medio, un escalón de mercado -sobre todo en Europa- en el que los fabricantes se las tienen tiesas por, entre otras cosas, la variedad y calidad de una oferta cada vez más amplia y donde, eso también, los constructores generalistas han tenido siempre un excelente caldo de cultivo para sus realizaciones con, desde luego, la practicidad -no exenta de deportividad- como bandera.

Las plazas traseras y la capacidad del maletero son -lo han sido siempre- los aspectos en los que más suelen fijarse los potenciales compradores de un coche como el Jetta, que ofrece un buen desahogo para los ocupantes de esas plazas: accesibilidad, altura de techo y espacio para las piernas son algunas de sus mejores bazas, aderezadas con 510 litros de capacidad del maletero, tapa de apertura automática (desde el mando de la llave de contacto o mediante un pulsador en la puerta del conductor) y con unas formas muy regulares, que permiten estibar cómodamente la carga.

Unos sencillos tiradores, situados en el interior del maletero, permiten plegar fácilmente los respaldos de los asientos traseros, ampliando así las posibilidades de carga. La rueda de repuesto, de tamaño normal, se ofrece como equipamiento de serie.

Funcional y sin estridencias superfluas, con una buena postura de conducción, el interiorismo del Jetta sigue la línea de calidad y buenos ajustes habitual en las realizaciones de la marca: cuadro legible y de generosas dimensiones, instrumentación precisa -ni más ni menos de lo necesario- y buen tacto y posicionamiento de los mandos.

En el capítulo rutero, el Jetta hace gala de un aplomado comportamiento general, sin intrusiones del voladizo trasero y con un buen guiado del tren delantero -directriz y motriz-. Tanto los frenos como las reacciones del chasis cumplen sobradamente con lo que se espera de un modelo como familiar y práctico. Precisamente por su condición de coche práctico, una de las versiones con mayor enjundia comercial podría ser el 1.6 TDI de 105 CV, tetracilíndrico turbodiésel de rampa común y turbo de geometría variable, que une sus destinos a la caja manual de 5 marchas (opcionalmente también al DSG 7). Un conjunto motor/cambio que se muestra eficaz y ágil en cualquier tipo de terreno, aunque es verdad que los largos desarrollos pueden penalizar puntualmente en trazados de montaña especialmente revirados.

Sensación que se olvida nada más visitar el surtidor merced, entre otras cosas, a la tecnología «BlueMotion», sistema «Start&Stop» de arranque/parada automática incluido, con lo que su consumo medio oscila en torno a los cinco litros (muy poco más), lo que nos permitirá cubrir 900 kilómetros -bien cumplidos- sin repostar. En suma, que el renovado Jetta sigue conservando -cuando no aumentando- sus condiciones de coche práctico y rutero, fácil de conducir y de mantener. Con, a partir de ahora, otras nuevas motorizaciones que amplían y redondean una interesante gama.