un suv potente y sugestivo
Motor V8 biturbo de 5,5 litros y, según versiones, 525 o 557 CV. Mercedes lanza un órdago al segmento SUV con una potenciada versión del ML «transformada» por AMG. Llegará en primavera y aunque su precio es todavía una incógnita, todo apunta hacia los 122.500 euros como cifra de salida.
Potente-potente… y sugestivo. Lo de «63», el apellido que AMG le ha puesto a la versión transformada por el preparador de culto de la estrella plateada al nuevo ML firmado por la Benz, eleva el listón del todocamino germano hasta los 525 CV o, si les parecen «pocos», hasta los 557 CV si se opta (7.000 euros «a mayores») por el «Pack AMG Performance».
Ya se sabe que, en AMG, lo de «Performance» no es una mera acepción lingüística.
El paquete tecnológico del motor V8 biturbo que anima al ML 63 AMG ofrece contenidos fascinantes: inyección directa de gasolina con inyectores piezoeléctricos, sistema de parada y arranque ECO (el «Start&Sotp», ya saben), cuatro válvulas por cilindro con regulación de árboles de levas, intercooler aire/agua y gestión del alternador.
Mecánica que se une al cambio automático secuencial de doble embrague y siete velocidades 7G-Tronic Plus, con tres programas de conducción, y a la tracción total (40/60 de reparto delantero/trasero).
Eso, por no hablar del incremento de la presión de sobrealimentación, de 1,0 a 1,3 bares, en la versión de 557 CV.
Consecuencia: prestaciones dignas de un deportivo.
El nuevo ML 63 se conforma con 4,8 segundos para acelerar de cero a cien, con una punta autolimitada en 250 por hora y unos consumos medios de 11,8 litros a los cien… kilómetros; es decir, un 28% menos que su antecesor porque, entre otras cosas, este nuevo «63» contabiliza una romana hasta un 43% más ligera que la de su antecesor.
También el paquete «Performance» de AMG incluye una tapa de carbono auténtico para el motor, pinzas de freno pintadas en rojo y volante de cuatro radios tapizado en napa.
Una lujosa terminación interior, en clave deportiva, que se complementa con la tradicional espectacularidad estética de AMG: frontal presidido por una generosa estrella de tres puntas, parrilla con lamas en negro brillante y una boca inferior de refrigeración (placa de matrícula incluida) flanqueada por sendas «branquias» en las que se alojan las luces diurnas; mientras, el faldón delantero se prolonga hacia los sobredimensionados pasos de rueda, capaces de alojar el generoso equipo de rodaje: llantas de 20 pulgadas calzadas con neumáticos 265/45 y, opcionalmente, de 21 pulgadas con neumáticos 295/35… ¡menuda huella!.
En la zaga, salidas de aire simuladas de color negro y, sobre todo, las dos salidas dobles de escape con otro rasgo típico de AMG: la sonoridad, inconfundiblemente «ronca», del V8.
Por lo demás, la suspensión neumática adaptativa, capaz de compensar el ángulo de balanceo de la carrocería en curvas. Basta con pulsar un sencillo botón para elegir sus tres programas: «Confort», «Sport» y «Manual». Incluso este sofisticado sistema de suspensión neumática integral actúa en función de la velocidad, bajando la carrocería a altas velocidades, para minimizar la resistencia aerodinámica y conseguir mayor estabilidad.
En suma, que el nuevo ML 63, se convierte en un digno -dignísimo- continuador de una saga «SUV Potentes» (que cumple su tercera generación) y que aparecería en los catálogos de Mercedes-Benz en 1999 (ML 55 AMG) y cuya designación «63» nacería en el Salón de Francfort de 2005, siempre con mecánica V8 y con unas prestaciones tan extremas que los han hecho célebres en el segmento SUV.