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La virtud... de la «tierra media»

Fácil de conducir y con un excelente compromiso confort/agarre. Sucesor por línea directa del mítico 205, del 206 y 207, el nuevo 208 se revela como la gran apuesta de Peugeot para esta «temporada». La versión e-HDi de 92 CV (desde 15.600 euros) se muestra como la más homogénea de la gama.

Con el 208, Peugeot lanza una sugestiva propuesta en el segmento de utilitarios.

Publicado por
JAVIER FERNÁNDEZ
León

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Efectivo y parco en consumo. Una de las alternativas más recomendable, por homogénea, en la gama del nuevo 208 viene dada por la versión e-HDi de 92 CV, no tan alejado de su hermano mayor de 115 CV, con una buena dualidad de utilización ciudad/carretera y un excelente compromiso entre confort y dinamismo rutero.

El caso es que Peugeot, no sólo bebe en las fuentes de aquel iconográfico 205 de mediados de los ochenta, que marcaría un antes y un después en los catálogos —y en la filosofía— del fabricante y que, lo mejor, supuso también todo un revulsivo para los continuadores 206 y 207, de los que el 208 toma buena parte de la experiencia acumulada.

Con un puñado de centímetros menos que su inmediato antecesor 207, el nuevo 208 vuelve a dejar en 3,96 su cota de longitud mientras, «cosas» del diseño y la optimización ergonómica, ofrece mayor habitabilidad interior y, desde luego, una postura de conducción que evoca, por la sujeción de los asientos y la drástica reducción del diámetro del volante —Peugeot ha venido montando tradicionalmente volantes… de camión— unas sensaciones propias de todo un deportivo. Y eso, contado con que hablamos aquí de una versión ecológica («Start&Stop», neumáticos de baja resistencia a la rodadura…) más enfocada, lógicamente, a la efectividad de emisiones y consumos que a las prestaciones puras… y duras.

Precisamente, muy en la línea filosófica de buen número de realizaciones de la marca, nuestro protagonista enfoca más su conducción a la confortabilidad, sin que esto signifique pérdida alguna de sensaciones: el coche se apoya bien, mantiene las trayectorias en su sitio y sólo habrá que acostumbrarse… un poco al peculiar comportamiento de las gomas de baja resistencia y, como en otros modelos de su especie, al peculiar tacto de la dirección asistida eléctricamente; nada que no solucione el contacto con los primeros kilómetros.

Con estos mimbres, además de los 3,8 litros que homologa de consumo medio (siempre menos de 6 en conducción «real», lo que nos permitirá cubrir más de 800 kilómetros sin visitar el surtidor), las cartas de presentación del 1.6 e-HDi 92 CV vienen también firmadas por el 115 CV, cuyo tetracilíndrico turbodiésel de rampa común y dos válvulas por cilindro presta toda su tecnología limpia; es decir, que el sistema de arranque/parada automática del motor en detenciones prolongadas («Start&Stop»), entre otras aplicaciones, ofrece un excelente comportamiento práctico: el motor se apaga incluso antes de que el coche esté totalmente parado y vuelve arrancar «al instante», nada más que el conductor ejerza una leve presión sobre el pedal del embrague, con suavidad... y sin sorpresas siempre, claro, que el motor haya alcanzado su temperatura óptima de funcionamiento. Un lujazo… en comparación con idénticos sistemas firmados por la competencia.

También el 208 reduce significativamente su romana con respecto al antecesor 207; así que, los 1.155 kilos en báscula, resultan ser otro buen complemento para los 92 CV y los 23,5 metros/kilo de par, con lo que la elasticidad -recuperación desde regímenes bajos y medios- está más que asegurada; también la confortabilidad de conducción, por lo que evita de enredar continuamente sobre la palanca de cambios (caja manual de 5 marchas).

En consecuencia, un comportamiento dinámico se revela made in Peugeot: buenos frenos, suspensión equilibrada y un ESP que entra sólo cuando de verdad hace falta, sin molestas intrusiones.

Un aceptable maletero (285 litros con rueda de repuesto de dimensiones normales) y unas cuidadas terminaciones interiores, hacen del 208 una propuesta de lo más apetecible si lo que se busca es un coche ágil de conducir y hasta con un cierto picante deportivo, como viene siendo norma en las últimas realizaciones de Peugeot. También el modernista aspecto exterior es un punto que juega a favor del nuevo modelo de la marca del león.