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Amplitud... compatible

Generoso espacio, conducción agradable y recortados consumos. Seat retoma la arquitectura tricuerpo, con un maletero «panorámico» y una excelente relación prestaciones/consumos. La versión turbodiésel de 105 CV, se revela como la más homogénea de una gama que cuenta con tres acabados y cinco motorizaciones.

Las recuperación del tercer cuerpo le sienta de perlas al nuevo Toledo.

Publicado por
JAVIER FERNÁNDEZ
León

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Retorno al maletero… separado. Tras varios intentos, y algún que otro bandazo, Seat vuelve por sus fueros con un Toledo que bebe en sus más primigenias fuentes: la arquitectura de tres cuerpos con maletero separado, tan panorámico (550 litros) como enmascarado en un tendido portón trasero que, eso también, sigue escrupulosamente las pautas estilísticas del XXI.

Así las cosas, el nuevo Toledo se encuadra en «ese» grupo de berlinas compactas (cuatro metros y medio… centímetro arriba, centímetro abajo) tan del gusto de nutrido espectro comercial que busca practicidad y faclidad de conducción.

Aún más, Seat encuadra también su Toledo del XXI en lo que ha dado en llamarse «low cost», modelos fundamentalmente pensados para mercados emergentes y que, dadas las actuales circunstancias económicas, tampoco le hacen ascos a los mercados… de toda la vida.

Sea como fuere, el caso es que el sucesor por vía directa de aquel pionero tricuerpo de 1991, se reinventa ahora compartiendo plataforma, línea de montaje e inversión, con el Skoda Rapid en el seno del Grupo VW; es decir, pura —y dura— sinergia de consorcio automovilístico para, como fácilmente puede suponerse, optimizar costes y poder ofrecer así un producto tan atractivo en lo crematístico como en lo dinámico.

En 4,48 metros de largo, el nuevo Toledo (el más pequeño de sus enemigos naturales) ofrece uno de los mejores aprovechamientos del espacio interior que puedan verse en el segmento de militancia; una cuadratura del círculo traducida en: habitáculo espacioso/espacioso y maletero grande/grande… lo que, entre otras cosas, viene a demostrar lo que han tenido que comerse el coco los ingenieros de la marca quienes, además, han conseguido estirar hasta los 2,60 metros la batalla (sólo 4 centímetros menos entre ejes que su hermano mayor Exeo); por no hablar que «esos» 550 litros de capacidad del maletero se consiguen -ventaja añadida- con una rueda de repuesto de tamaño normal y con un práctico cofre para herramientas —o pequeños objetos— bajo el piso del maletero… ¡otra baza!.

En su condición de «low cost», los acabados interiores huyen de fruslerías, sin que ello signifique, en modo alguno, que no se disponga de lo imprescindible: asientos cómodos y eficaces en la sujeción del cuerpo, plásticos de buena calidad y con también buenos ajustes, huecos portaobjetos repartidos a lo largo y ancho de todo el habitáculo y una sencilla -y efectiva- presentación de la consola central y el cuadro de instrumentos, con la guinda de un volante multifunción de tres radios… que siempre queda bien.

La postura de conducción es correcta —quizá demasiado desplazados hacía la derecha los pedales de embrague y freno—, con excelente visibilidad frontal y lateral y con la curiosidad del limpia en la luneta trasera; solución histórica, aunque un tanto en desuso hoy en día; lo que, dada su practicidad, tampoco se entiende mucho. El Toledo recupera también esa practicidad.

En el capitulo mecánico, el motor que nos ocupa, el 1.6 TDI de 105 CV, sigue revelándose, también en el nuevo Toledo, como uno de los mejores propulsores del consorcio VW, que se monta en modelos tan dispares como Ibiza o el Touran, sin olvidar a Skoda. Un tetracilíndrico multiválvulas turbodiésel de rampa común, al que ni siquiera le hace falta recurrir a sistemas de reducción de consumo para homologar -y optimizar- unos más que interesantes 4,4 litros de media (alrededor de 5 en «utilización real»), que permitirá superar el millar de kilómetros sin visitar el surtidor

Y eso, sin penalización prestacional alguna: estos 105 CV cumplen -y muy bien- con el encargo de mover sin mayores problemas los 1.254 kilos de romana; alcanza con autoridad los regímenes altos del cuentavueltas, al igual que recupera elásticamente desde los regímenes bajos y medios fruto, como fácilmente puede suponerse, de una entrega de par tan contundente como los 25,5 metros/kilo y unas acertadas relaciones de cambio/grupo.

Consecuencia: el coche se defiende perfectamente en cualesquiera tipo de trazados, por mucho -eso sí- que resulte un tanto rumoroso -el motor- en frío; «cosas» del «low cost»... por «recortes» de materiales fonoabsorbentes; ya se sabe, el que algo quiere... algo le cuesta.

Los tarados, y firmeza, de suspensión tienden a la firmeza («casi» Sport, se nota el «ADN» de Seat), con lo que resulta muy fácil mantener las trazadas, aún a pesar el eje torsional trasero (por eso hay «tanto» sitio en el maletero); los frenos cumplen bien, sobre todo con la opción de los discos traseros en lugar de tambores; como la dirección, que ofrece un buen compromiso entre asistencia -eléctrica- y precisión de guiado.

En suma, una interesante alternativa, esta recuperación tricuerpo del Seat Toledo, para quienes busquen un coche espacioso, agradable de conducir y con una excelente relación prestaciones/consumos.