Diario de León

Ciudadano modelo...

Diseño minimalista con «maneras» de coche grande. La tercera esquina del triángulo VW Up! y Seat Mii, la completa el Skoda Citigo que, en su versión de 75 CV, se atreve a pasearse fuera de la ciudad... sin complejos.

El Skoda Citigo ofrece una sugestiva imagen de moderno utilitario.

El Skoda Citigo ofrece una sugestiva imagen de moderno utilitario.

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Ciudad y carretera. Con casi medio metro menos que el Fabia (44 centímetros, para ser exactos) este nuevo utilitario checo tampoco tiene empacho en presumir de un amplio abanico en su catálogo: Active, Ambition y Elegance, dos tipos de caja de cambios y también dos versiones (60 y 75 CV) del tricilíndrico (gasolina) de un litro de cilindrada; incluso dos carrocerías (3 y 5 puertas) y una tarifa que oscila entre 11.400 y 12.970 euros.

¿No dirán que no hay dónde escoger? Prácticamente lo mismo que con sus clónicos de Mii (Seat) y Up! (Volkswagen).

Así que, por aquello de no volvernos locos y de optar por la siempre interesante dualidad ciudad/carretera, tal parece que la versión de 75 CV, en arquitectura de tres huecos, se perfila aquí como una de las más pintonas entre las dieciséis posibilidades de elección.

Esos quince caballos suplementarios con referencia a su «hermano menor» -es un decir-, no sólo nos permitirán aventurarnos sin complejos fuera de la urbe, también ahorrarnos del orden de 750 euros con la elección del cambio manual de 5 marchas —el de toda la vida— frente a la —también es verdad— más sofisticada caja semiautomática ASG; ya saben… para gustos.

Aún más. Lo de la elección de huecos… pues estará también en función de los gustos y necesidades de cada cual: más recogidín y bonito el tres puertas y más práctico el de cinco.

Tampoco se rayen en exceso; cualquiera de las dos elecciones satisfará sobradamente las apetencias de una habitabilidad interior más que holgada si se tiene en cuenta las cotas exteriores: Skoda —como sus clónicos— ha realizado un encomiable esfuerzo en el aprovechamiento del espacio por, entre otras cosas, la oferta de un habitáculo diáfano, sin concesiones superfluas y con infinidad de huecos portaobjetos bien repartidos por un interior de cuatro plazas y con un maletero de 251 litros, muy en la línea (cuando no mayor) de lo que ofrecen sus enemigos naturales.

Por aquello de la herencia familiar, también el Citigo se convierte en un perfectamente reconocible Skoda: calidad de materiales, buenos ajustes… sensación de robustez; aderezado, todo ello, con unos asientos cómodos y una ergonómica postura de conducción.

Eso sí, frente a un salpicadero de lo más espartano, en el que —eso desde luego— tampoco falta lo esencial y en el que, por una mínima cantidad puede completarse con el ordenador de a bordo y la accesoria pantalla multifunción «Move&Fun», habida cuenta que la variedad de paquetes opcionales acaba por convertirse en otro de los atractivos de nuestro protagonista: suspensión deportiva (15 milímetros más baja o más alta, según hipotéticas utilizaciones), el sistema de frenada automática de emergencia «City Safe» a baja velocidad.

De todas formas, a partir del segundo escalón de la gama (Ambition) ya se cuenta de serie con elementos como el aire acondicionado, elevalunas eléctricos, cierre centralizado con mando a distancia, radio con CD y MP3, asiento del conductor regulable en altura y respaldo trasero abatible por partes (60/40).

En el acabado Elegance, el más alto que propone la gama Citigo, se añaden los retrovisores exteriores eléctricos, las llantas de aleación y los faros antiniebla, por apuntar las adopciones más significativas.

Si el Citigo ofrece un comportamiento urbano de lo más adecuado (dirección precisa y rápida, buen ángulo de giro y briosas salidas en los semáforos…) también porque sus 75 CV se muestran escasamente consumistas y también porque apunta evidentes maneras interurbanas, por mucho, como fácilmente puede suponerse, la carretera no es «su» fuerte.

Lo que tampoco le impide ofrecer un comportamiento dinámico de «coche grande»: eficaces suspensiones, frenos potentes y, como en ciudad, una dirección de lo más eficaz.

El Citigo 75 CV homologa escasamente cinco litros de consumo medio (4,7 «en ficha») que, en conducción real, pueden subir algo más, aunque no tanto como para no poder superar los 500 kilómetros sin necesidad de visitar el surtidor.

En definitiva, un urbanita en toda regla, éste Citigo 75 CV, que tampoco se acompleja cuando de aventurarse fuera del ámbito urbano se trata.

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