Depuración estética... y funcional

Siempre Picasso. Lo del chevron con «su» Picasso, ha acabado convirtiéndose en toda una historia de amor... estético-automovilística.

Es verdad que este renovado C4 Picasso abandona la voluptuosidad de las redondeces que se mantenían en la anterior generación para abrazar unos trazos más estilizados que, entre otras cosas, propicia ahora nuevos récords de consumo y emisiones.

El caso es que nuestro protagonista vuelve a enamorar merced a la aportación de un evidente dinamismo estético: formas compactas combinadas -lo que tampoco es fácil- con una generosa distancia entre ejes (2,78 metros) y unas también generosas vías, amén de una evidente redistribución de los elementos frontales; en fin, todo tan renovado que resulta totalmente nuevo.

Además de la inexcusable versatilidad interior, inherente a su condición de monovolumen, el nuevo C4 Picasso ofrece un maletero de lo más aprovechable: 540 litros de capacidad -en configuración normal-, que se amplían a 630 por la posibilidad de deslizar -13 centímetros- la fila posterior de asientos y hasta unos panorámicos 1.709 litros si se abaten las plazas traseras. La zona de carga, muy diáfana y de anchura constante, tiene cuatro argollas para sujeción de la carga y dos ganchos para colgar bolsas, además de una linterna. También bajo el plano de carga, se aloja una rueda de repuesto de emergencia —la galleta, ya saben— o un kit de reparación de pinchazos.

El salpicadero cuenta con dos pantallas multiconfigurables, muy intuitivas y fáciles de utilizar, en las que puede consultarse la computadora de a bordo, el sistema de navegación, cuentarrevoluciones y hasta fotos.

Según versiones, el nuevo C4 equipa tecnologías vanguardistas, como la regulación activa de velocidad por radar, cinturones de seguridad con tensado automático de emergencia, alerta de cambio de carril, activación y desactivación automática de las luces de carretera y la llamada de urgencia «Citroën Touch».

La inicial propuesta mecánica de la gama C4 viene dada por dos conocidos motores de gasolina: el 1.6 atmosférico de 120 CV (6,3 litros de consumo medio) y el turbo 1.6 THP de inyección directa que rinde 156 CV y homologa 6,0 litros de consumo medio.

En el apartado diésel, el escalón de acceso viene dado por el 1.6 HDI de 90 CV, que puede solicitarse con o sin sistema «Start&Stop» de arranque/parada del motor en detenciones prolongadas, en cuyo caso, el consumo medio se sitúa en 3,8 litros por cada centenar de kilómetros.

Claro que donde Citroën echa el resto, es en la versión e-HDI de 115 CV, capaz de homologar 4,0 litros de media por cada cien kilómetros.

En una segunda entrega, también se alojará bajo el ligero capó delantero de aluminio una versión e-HDI de 2.0 litros y 150 CV, con catalizador de última generación (SCR), con aditivo de urea para cumplir con las especificaciones de la norma Euro VI, con la que Citroën anuncia un consumo medio de 4,2 litros por cada centenar de kilómetros.

También los motores diésel pueden unirse -opcionalmente- a la nueva generación del cambio manual con embrague pilotado, que Citroën apellida ahora ETG6 —por «Efficient Tronic Gearbox»—), que ofrece un funcionamiento más progresivo en las maniobras de estacionamiento y en los pasos de una marcha a otra.

Cuatro son los escalones de equipamiento de la nueva gama C4 que, en los más altos, cuentan con aplicaciones como el sistema «Vision 360º» —una exclusividad en el segmento de militancia—, formado por cuatro cámaras dispuestas alrededor del coche y con las que el conductor puede elegir entre una visión « a vista de pájaro» del coche, sólo una vista de la zona trasera y hasta una visión panorámica delantera, que puede resultar especialmente práctica cuando se sale de las cocheras.

También se dispone del «Park Assist», que ayuda al conductor cuando busca plaza de estacionamiento; una vez detectado el sitio, el sistema efectúa una maniobra automática, tanto en línea como en batería, mientras el conductor solamente tiene que ocuparse de acelerar y frenar.