El coche... «que piensa»
Tecnología innovadora, airbag para protección de peatones . El V40 se convierte en uno de los «escaparates de seguridad» lanzados últimamente por Volvo. Desde la posibilidad de «leer» la carretera, hasta «pensar» en lo que es mejor para su conductor. La tarifa de gama arranca en 28.500 euros.
Seguridad... «a gogó». El V40 lee, avisa, piensa… y frena. Así dicho podría parecer que estemos hablando de un automóvil imaginario, sólo que el fabricante sueco ha conseguido compendiar tanto -y tan bien- sus más avanzadas propuestas de seguridad activa y pasiva como que el pequeño de la casa resulta ser toda una referencia: el modelo más avanzado de la historia de Volvo en materia de seguridad, «materia» —valga la redundancia— de lo más laureada en el historia del constructor.
Con 4,37 mettros de largo y una depurada estética, el V40 marca nuevas pinceladas en los diseños de la marca, incluso con un interior de lo más sugestivo.
Además de la «consola flotante», ya sobradamente conocida —y utilizada— en las realizaciones de Volvo, solución que permite situar muchos mandos en muy poco espacio, el V40 hace gala de un salpicadero de formas limpias y con cuadro de instrumentos que cambia de color según el modo de conducción elegido: «Elegancia» (ámbar), «ECO» (verde) y «Rendimiento» (rojo), en éste último caso, con velocímetro digital y con mayor protagonismo para el tacómetro; toda una originalidad visual.
Con una optimizada habitabilidad, merced a los asientos de marcada forma anatómica, y un maletero con 335 litros de capacidad —suficiente para el tipo de coche del que se trata—, también existe la posibilidad opcional de un doble fondo en la zona de carga (16 litros suplementarios) sin sacrificar la rueda de repuesto.
La primicia mundial en materia de protección de los peatones en caso de atropello, viene dada por el airbag situado bajo el capó delantero, que se despliega instantáneamente sobre el parabrisas —a modo de «colchón»— y que funciona entre 20 y 50 por hora de velocidad del coche. En el mismo momento en el que una serie de sensores distribuidos por el frontal del coche «detectan» el impacto contra un peatón, el capó se eleva diez centímetros sobre su posición normal, a la vez que se infla automáticamente un airbag de generosas dimensiones —en forma de «U»— que minimizará las consecuencias del impacto.
El airbag tiene una doble función: levantar el capó y amortiguar el impacto del peatón contra las partes rígidas que hay junto al parabrisas, cubriendo incluso el hueco de los «limpias», un tercio del parabrisas y la zona inferior de los montantes frontales; todo ello… en centésimas de segundo.
El abanico mecánico del V40 lo declina Volvo en un económico turbodiésel tetracilíndrico de 115 CV (3,6 litros de consumo medio) y en sendos cinco cilindros (D3 y D5), también de gasóleo, que rinden 150 y 177 CV respectivamente, que homologan 4,3 litros de consumo medio por cada centenar de kilómetros y pueden unirse a la caja manual de 6 marchas o la automática de idéntico número de relaciones. Todos los gasóleos, con caja manual, están exentos del Impuesto de Matriculación.
Mientras en el apartado de gasolina los protagonistas son el tetracilíndrico T4 (180 CV y 5,5 litros de consumo medio) y el pentacilíndrico T5 (254 CV y 7,9 litros de media).
En suma, que Volvo sigue manteniendo alto «su» particular listón en la oferta de modelos cada vez más atractivos en lo estético y eficaces en lo dinámico.