Al volante… invernal
En la visibilidad está la clave. En invierno, la clave de la seguridad es la visibilidad. Mucho frío fuera del coche y un ambiente cálido y húmedo en el interior, propician el empañado del parabrisas. Consecuencia: visibilidad «a cero».
Objetivo visibilidad. Con sólo apretar un botón, el opcional parabrisas»ThermaTec garantiza una óptima —y constante— visibilidad; el sistema firmado por Opel elimina la condensación y el hielo rápidamente. También la luneta trasera térmica y los retrovisores exteriores eléctricos y calefactados propician una visión ilimitada al conductor. Mientras el retrovisor interior con efecto de oscurecimiento automático, supone otra excelente ayuda cuando se circula de noche: tan pronto como el vehículo que circule detrás nuestro entre el campo del retrovisor, este se oscurece para evitar deslumbramientos.
Eso, por no hablar de los faros bi-xenón, con luz diurna tipo led que, unidos a las luces de curva —giran su haz luminoso con la dirección—, resultan ser también de gran ayuda en la conducción invernal.
Claro que nada como preparar convenientemente nuestro coche, y nuestra cabeza, para el invierno.
Un líquido limpiaparabrisas con anticongelante incluido, evitará que se congele el depósito, los manguitos y las salidas del «agua del limpia».
Compruebe el nivel del líquido refrigerante anticongelante del motor.
Los usuarios que vivan en zonas especialmente frías o que circulen frecuentemente por carreteras con nieve o hielo (aficionados al esquí, por ejemplo) los neumáticos de invierno se convierten en unos excelentes aliados (mejor agarre y reducción de la distancia de frenado en clima frío); eso sí, tras la época invernal, conviene volver a sustituirlos por los «normales». Si no se quiere «sofisticar tanto el invierno», las tradicionales cadenas son otra buena opción siempre, eso sí, que sean apropiadas para las dimensiones de llanta/neumático (no es la primera vez que nos encontramos con sorpresas de última hora) y lo más importante: las cadenas solamente nos ayudarán en una emergencia y en tanto las llevemos con nosotros en el coche… aunque parezca de Perogrullo.
Anticiparse y evitar maniobras bruscas (acelerones, frenazos, volantazos…) lo que ayudará a mantener el vehículo sobre la carretera de forma segura.
Y lo mejor… tomarse su tiempo porque, a menudo, la nieve llega inesperadamente; no importa cuán «bonito» se vea el coche cubierto de nieve, lo verdaderamente importante es retirar la nieve y el hielo antes de arrancar. Esto incluye las ventanas laterales y el techo; así, en una hipotética frenada de emergencia, evitará quedarse «a ciegas»… y los demás conductores agradecerán que las bolas de nieve de nuestro vehículo no impacten sobre el suyo; por no hablar de prevenir una posible sanción.