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León

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El ‘doble riñón’ también brilló en las carreras. Cuando a finales de los ochenta BMW se retira de la Fórmula 1 —motorizando a Brabham… ya saben— el «3» —firmado Motorsport— recogería el testigo en la especialidad de Turismos, cuyo reglamento de Grupo A exigía 5.000 unidades de la homónima versión de carretera; así que, desde su nacimiento aquel M3 se diseñó para las carreras. Los clásicos colores de la Bayerische sobre fondo blanco tomaban el relevo al azulado Parmalat del monoplaza BT52 y (salvando todas las distancias…) el italiano Roberto Ravaglia al carioca Nelson Souto Maior, ‘Piquet’… por descontado, alzándose con el Mundial de Turismos en 1987; unos laureles que el M3 continuaría reverdeciendo las cinco siguientes temporadas en campeonatos de Europa, en el alemán de Turismos (DTM) y en innumerables carreras, que acabarían convirtiéndolo en el enemigo a batir bajo cada ajedrezada.

En la temporada del 2000, BMW volvería —«BMW Williams F1 Team»— a la máxima especialidad motorizando, con aquellos V10, a uno de los históricos patrones y con Ralf Schumacher —sí, sí… el hermano de ‘Schumi’ — y, un entonces debutante , Jenson Button; pero esa, no es la historia que hoy nos ocupa…

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