Diario de León

MOTOR

BMW. Cuarenta… al «3»

Cuatro décadas en la trayectoria del ‘superventas’ de la Bayerische. Seis generaciones contabiliza ya una de las más reconocibles ‘representaciones’ de BMW. El Serie 3 unió, y continúa, tradición y modernidad para acabar convirtiéndose en la berlina Premium más vendida del mundo.

La parrilla frontal de ‘doble riñón’ marcó la impronta de aquellos pioneros BMW Serie 3.

La parrilla frontal de ‘doble riñón’ marcó la impronta de aquellos pioneros BMW Serie 3.

Publicado por
JAVIER FERNÁNDEZ
León

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Para seguir en podio… Fecha: julio de 1975. Escenario: Estadio Olímpico de Múnich.

Aquel debut olímpico suponía la puesta de largo de uno de los modelos que más han contribuido a la historia contemporánea de la Bayerische Motorem Werke.

Afilada silueta, generosas superficies acristaladas… y aquella parrilla frontal de «doble riñón»; nacía un icono: BMW «3», y con él, unas abultadas ganancias —por ventas— en la cuenta de resultados de la compañía; en mayo de 1981, cuando ni siquiera se había cumplido los seis años de vida, el «3» ya contabilizaba su primer millón de unidades y, por ende, el marchamo de convertirse en el modelo más vendido hasta la fecha, laureles que el «3» reverdecería en futuras generaciones.

El mercado, sus usuarios, respondían al concepto básico: motores de elevadas prestaciones —combinados con la histórica propulsión trasera—, una equilibrada distribución de pesos —50/50… prácticamente— y un chasis innovador —sofisticadas suspensiones-; así que, en 1975, el «3» podía presumir de de un intachable comportamiento dinámico, sin interferencias de la dirección en la propulsión y un equipo de frenos, y de iluminación, que permitía una conducción extrema —tan deportiva como segura-, cuando todavía —¡qué tiempos!— se podía disfrutar… al volante.

Conceptos, eso también, que hoy, cuatro décadas después… y seis generaciones más tarde, el «3» continúa cultivando escrupulosamente; por mucho que los tiempos sean otros y otras, también, las circunstancias.

Por no hablar —que hay que hablarlo— que aquellos éxitos del XX, trasladados ahora al XXI, los firmasen las dos puertas, y el artesanal carrocero Baur, firmante él de algunas de las más celebradas versiones descapotables, que comparte cuadro de honor con Paul Bracq, padre de los diseños entre 1975 y 1983, Claus Luthe a quien se deben las pinceladas entre 1982 y 1994 o aquella otra filosofía de proponer un par de diferenciados frontales: monofaro para los pequeños 316 y 318 (90 y 98 CV) y doble faro para los grandes 320 que, con sus 109 CV, rompían con la pana en la época; mucha caballería entonces para la tonelada de romana; muchos… los 125 CV del 320i, que lucía inyección Bosch K-Jetronic (otro icono) como equipamiento de serie y el opcional diferencial autoblocante de deslizamiento limitado que permitió… tantas veleidades al volante.

Eso sí, había que desembolsar —los teutones… claro— en torno a 17.400 marcos… «de entonces» (casi 9.000 euros… de ahora) mucha, también, la bolsa de la que había que disponer; por no hablar de las ‘importaciones’… que eso también era otro cantar.

Un cante —por do de pecho— cuando (1977) los 6 cilindros y 2.3 litros del 323i, rendían 143 CV… ¡otra locura! que, además de la inyección de combustible, salpimentaba el 323i con cuatro discos de freno y otras opciones —nada habituales entonces— como la dirección asistida o la caja de cinco marchas de relación cerrada.

Después —o antes, según se mire—, una imborrable imagen en la memoria automovilística europea —con proyección mundial— la de aquellos pioneros «3» que ahora, bien entrados en el XXI, siguen tan vigentes —por filosofía productiva— en las actuales realizaciones de la Serie 3: sugestiva estética, amplio abanico motorístico e impecables terminaciones interiores. ‘Alles Gute… Alles Gute zum Geburtstag’.

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