600… una época
La marcó —¡vaya si la marcó!— y hasta la prolongó en el tiempo
Ahora —aún hoy— en el imaginario de la automoción española, el 600 estuvo —aún lo está— profundamente instalado en los álbumes de cientos, miles, de familias españolas: ¡hasta seis o siete ocupantes… y su equipaje!, y variantes —‘preparaciones’ — deportivas firmadas por Nardi, Conti, Giannini… y Abarth, también Abarth —o sobre todo— en el imaginario ‘carrerista’ de puertas con apertura «al revés» , la palanquita para la calefacción bajo el asiento trasero, otras dos —palanquitas— justo por detrás de la palanca de cambios —arranque y estrangulador de aire-, el ‘botonín’ de goma para accionar los chorros de agua del limpia , filtro de aire del motor con posiciones invierno/verano y… un par de correas de ventilador de repuesto: ¡que levante la mano quién no haya tenido que cambiarlas en viaje!.
Hasta tres y cuatro años se demoraban entonces —1957— las entregas del 600 (2.585 unidades a finales de ese año, ‘a razón’ de 70.000 pesetas… ¡de las de entonces!, pagaderas por adelantado). En 1961 la producción superaba las 23.000 unidades y se triplicaba tres años más tarde (240 coches diarios). El pionero 600 de 21,5 CV, el 600 D (25 CV) y el 600 E (1970, ya con puertas de apertura ‘normal’ ) y, en 1972, el 600 L. La opción de techo descapotable se ofrecía (1958) un año después del lanzamiento. En agosto de 1973 el ‘último 600’ , firmando un total de 794.406 unidades.
Todo esto, y mucho más, preña la sugestiva historia de un modelo, el Seat 600, que marcó… una época.