6.000 ‘sentadillas’… semanales
Probadores de distinta constitución física, entran y salen del coche evaluando el desgaste de tejidos y espumas; 22.000 ciclos de fricción para simular el roce que sufren los asientos, un ensayo de fatiga que reproduce la conducción en condiciones extremas.
Seat analiza —hasta sus últimas consecuencias…— el confort y resistencia de los asientos de sus coches antes de que estos ‘desembarquen’ en el concesionario… y en el garaje del usuario.
Así que, que el asiento del nuestro coche siga ‘conservándose’ tras miles de kilómetros o consiga soportar ‘estoicamente’ contrastes extremos de temperatura…no es casual: constantes salidas y entradas del habitáculo, continuos roces sobre el tejido, condiciones extremas ‘incesantemente’ simuladas… durante tres años, lo que ‘se’ tarda en desarrollar —y poner a punto— un asiento de coche.
Cinco pruebas…
700 entradas y salidas diarias: Mujeres, hombres, altos, bajos, delgados, corpulentos… un heterogéneo grupo de probadores participa en un ensayo que reproduce 6.000 entradas y salidas del coche en una semana; cada ‘implicado’ repite el movimiento 700 veces diarias, para simular la vida útil de un asiento durante cinco años, adaptándose a cualquier conductor… «pantalones vaqueros con remaches y botones en los bolsillos traseros o costuras reforzadas», para ‘confirmar’ la resistencia de la espuma y el tejido del futuro asiento, comenta Javier García, ingeniero responsable de los ensayos.
A prueba de roces: En el laboratorio, simulando la carga de un torso/tronco de 75 kilos; 24 horas al día, durante 3 semanas, una máquina se encarga de realizar hasta 22.000 ciclos de fricción, simulando movimientos cotidianos de un usuario de más de 100 kilos para evaluar, tras el ensayo, cómo se ‘recupera’ el asiento.
300.000 kilómetros en condiciones extremas: Dentro de una cámara, un coche vibra intensamente, simulando la circulación por pavimentos irregulares para reproducir hasta 300.000 kilómetros de uso normal de un vehículo… durante 225 horas seguidas; incluso se le somete a temperaturas entre 80 grados centígrados positivos y 35 bajo cero.
A 40 grados en clima glacial: Dentro de un habitáculo —a 20 grados bajo cero—, un ingeniero analiza el comportamiento del asiento calefactable del Arona; una cámara termográfica registra, en sólo 3 minutos, cómo se alcanza una temperatura confortable, llegando a alcanzar los 40 grados centígrados al cabo de 15 minutos. Así, el «mapa de calor» mostrará también que la temperatura —el calor— sea homogéneo en toda la superficie, y la confortabilidad del conductor… óptima.
Sentarse bien… cuestión de milímetros: ¿Existe una postura ideal de conducción? Rotundamente… sí, ‘sostiene García’ quien, junto con su equipo de ingenieros, mide hasta una veintena de puntos en un asiento para comprobar la posición correcta del torso/tronco, la distancia al reposacabezas o el ángulo del fémur del conductor: «Lo más importante es la colocación de la cadera del maniquí, que medimos con un láser o la posición de elementos como los reposacabezas, muy importantes para la seguridad de los ocupantes del coche» —afirma el ingeniero García—.
Ergonomía… ya saben. ¡Buen viaje!