MADELINE Y LOS BOTS
La artista que ‘susurra’ a los robots
El lenguaje corporal ‘se comunica’ con los autómatas. Madeline Gannon desarrolla formas de comunicación con los robots a través del lenguaje corporal. La artista visita por primeara vez una fábrica de coches, la de Seat en Martorell, donde se cuentan más de 2.000 autómatas, ‘mecánicos’ de automóviles.
Artistas’… conceptuales. Un algoritmo pintor, una humaniode artista o el acelerador de partículas del Louvre, ejemplos de tecnología aplicada al mudo del arte.
En casi medio millón de dólares se adjudicó un cuadro pintado por un algoritmo en la subasta promovida por la neoyorquina sala Christie´s: «Portrait of Edmond de Belamy», es sólo uno de los últimos ejemplos de cómo la tecnología —y la inteligencia artificial— se ‘cuelan’ en una actividad que parecía solamente reservada a los humanos… el arte.
Aunque… hay más: la humaniode ‘AI-DA’, primera artista robot del mundo, o el ‘AGLAE’, un acelerador de partículas que trabaja en el Museo del Louvre, y… la ‘susurradora’ de robots, como se conoce a Madeline Gannon, artista e investigadora, que ha visitado la factoría de la ‘Sociedad Española de Automóviles de Turismo’ donde ‘trabajan’ 2.000 robots 24 horas al día, coordinándose con 1.700 empleados para fabricar una carrocería cada 68 segundos, y que son idénticos a los que interactúan con ella en su obra: «Es increíble caminar por la factoría —apunta Madeline— y verlos colaborando al mismo tiempo para fabricar algo tan complejo como un coche. Hasta ahora he trabajado con ellos en laboratorios, pero esto es a lo grande».
Madeline Gannon ha visitado la factoría de Seat, donde ‘trabajan’ 2.000 robots 24 horas al día, coordinándose con 1.700 empleados para fabricar una carrocería cada 68 segundos y que son idénticos a los que interactúan con ella en su obra
A medida que avanzamos hacia el futuro, los robots se están convirtiendo en una parte fundamental de nuestra vida cotidiana, «como artista, diseñadora e investigadora, quiero encontrar formas de mostrar que no sólo son útiles, sino que pueden resultar significativos para nuestras vidas», sostiene Gannon, quien desarrolla formas de ‘comunicación’ a través del lenguaje corporal, para crear una conexión humanos/humaniodes, «cuando trabajo con un robot, para mí un ser con mente y músculos mecánicos, lo que pretendo es sorprender».
Según Madeline Gannon, a quién le encanta su apodo de ‘susurradora’, «todos tenemos expectativas de lo que hacen —los robots—, y pretendo demostrar que existen muchas posibilidades de usar esta asombrosa tecnología, no sólo para la automatización, sino también para expandir y aumentar las capacidades humanas».
«Miro a este grupo de robots soldando las carrocerías y los veo como hormigas trabajando con un fin común. Para mí —concluye Madeline—, significa no sólo hablarles, sino sobre todo escucharlos y que, mediante mi trabajo, más personas se involucren en robótica, arte y tecnología».
Al final, siempre nos quedará… la ‘susurradora’, para ‘salpimentar’ a las máquinas. ¡Menos mal!
Madeline y los robots de Seat