Diario de León

Otoño. Reto… ‘poético’

Hojas, lluvia, niebla… la influyente ‘meteo’

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León

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Precaución… milimétrica. La estación de los colores (paleta infinita de amarillos, naranjas y marrones) es la que más retos plantea en carretera: desde las hojas acumulada en la calzada a la niebla ‘tamizando’ la visibilidad, hasta el frío, la lluvia y la disminución de las horas de luz… exigen una ‘puesta punto’ en la conducción: el asfalto se enfría, y humedece, por lo que es de vital importancia revisar los neumáticos, al menos una vez al mes, para que su presión sea la adecuada.

Si las hojas, como la nieve, resultan ser todo un espectáculo visual, también influyen —unas y otra— ‘delicadamente’ sobre el estado de adherencia de la ruta; así que, conviene evitar zonas en las que las hojas cubran totalmente la carretera y, sobre todo, olvídense de realizar maniobras bruscas (frenadas, ‘golpes’ de volante…).

Por mucho que Paul (Verlain de ‘los violines’, ya saben) sollozase con monótona languidez… el otoño es una de las estaciones que más retos plantea en carretera. Las hojas, ‘tapizando’ la calzada, provocan una pérdida de adherencia similar a la de la nieve…

Jordi Gené —afamado piloto de carreras—, propugna la regla de las ‘3V’: visibilidad, vehículo y velocidad. Con niebla, el «50/50» (50 metros, 50 por hora) se convierte en la regla de oro, aunque confiemos en los modernos sistemas de ayuda a la conducción para sacarnos de apuros: ‘conviene’ hacerse ver mediante las luces antiniebla, nunca con las largas que, por refracción a través de los cristales del coche y las gotas de agua en suspensión, acabarán produciendo el efecto contrario al que se desea, impidiéndonos ver la silueta de los vehículos que nos preceden.

Según los expertos —los de verdad… no los ‘de salón’—, conducir con los limpiaparabrisas en mal estado trae aparejada una notable pérdida de visibilidad y, eso también, debe extremarse la limpieza de las lunas, porque evitaremos que se empañen innecesariamente: orientar la calefacción hacia los cristales es una excelente medida para obviar el indeseable vaho.

Tampoco hace falta que llueva ‘a mares’ para que el asfalto se torne resbaladizo, basta con la ‘simple’ humedad, y la bajada de temperaturas propia de la estación, para que el asfalto pierda adherencia; incluso son aconsejables, de cuando en vez, ligeros ‘toques’ de freno para secar las pastillas y que estas mantengan su eficacia.

Y el viento, otro de los grandes retos estacionales, por lo que conviene moderar la velocidad, y ‘agarrar’ fuerte el volante, al adelantar camiones, cuyo ‘efecto pantalla, podría —de hecho puede— desestabilizar la direccionalidad de nuestro coche.

Disfrutemos —sin sobresaltos— de una estación tan sugestiva en sus tonalidades, por mucho que… « los largos sollozos de ‘sus’ violines / hieran ‘nuestro’ corazón / con monótona languidez ».

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