M3, un mito… nacido para homologar

A finales de los setenta, salta a la palestra todo un mito en los catálogos de Motorsport: M3, concebido para su homologación como turismo de carreras; un sugestivo compacto, con arquitectura dos puertas —coupé… germano, claro—, que rápidamente comenzaría a atesorar títulos.

El 6 cilindros atmosférico, de 2.4 litros atmosférico, ‘arrancaba’ con 300 CV, llegando hasta 380 en las versiones finalmente más elaboradas; la suspensión, completamente ajustable, y su potente equipo de frenos, garantizaban un excelente comportamiento en pista.

El M3 E30 puede considerársele como el turismo de Grupo A más exitoso de todos los tiempos: Roberto Ravaglia ganaba —1978— el WTCC y el Campeonato Europeo; los dos primeros escalones del ‘cajón’, eran para un M3, que conquistaría el Mundial de Turismos DTM de 1987 a 1989; aunque la de 1988 sería la temporada clave: el E30 hizo doblete —1º y 2º— en las 24 Horas de Nürburgring, mismo resultado que en la famosaa carrera de Macau.

La siguiente generación E46, al igual que sus predecesores, se convirtió en coche de carreras, y hasta Motorsport creó una versión especialmente dirigida al triunfo en el certamen estadounidense ALMS: el M3 GTR, que suplía el tradicional 6 cilindros en línea por un V8, derivado del V10 de Fórmula 1, que alcanzaba 500 CV.

En 2001, el M3 GTR arrasó en Norte América, ganado seis de las ocho carreras que disputó, asegurándose así el título de Marcas; la siguiente temporada, se cambió la reglamentación… la historia ya no podía reescribirse. El M3 GTR, abandonaba oficialmente la competición, dejando su impronta, por última vez, con sendos dobletes en el ‘Infierno Verde’ de Nürburgring en 2004 y 2005.