Berlingo. Inspiración… 2CV
Citroën, de la mano del carrocero Caselani, retorna a sus fuentes
Guiño… al ancestro. Un paquete de carrocería ‘vintage’, firmado por el carrocero italiano Caselani —con licencia Citroën—, el Berlingo 2CV Furgoneta se basa en la plataforma «M» (4,40 metros) llega para complementar una gama que incluye la furgoneta Type HG, basada en el Jumpy.
El Citroën Berlingo propone una serie de elementos exteriores que beben en las fuentes del legendario 2CV Furgoneta AU —U como ‘Utility’— presentado en 1951, que se ganó el corazón de numerosos seguidores hasta 1987, convirtiéndose así en una suerte de moderna reinterpretación que cuenta con todas las ventajas de los vehículos actuales en cuanto arquitectura, capacidad de carga, modularidad y prestaciones en carretera. El carrocero Caselani, asentado en Lombardía, aprovecha así la ola ‘vintage’, especialmente arraigada en la actual cultura automovilística: una nueva vida para un modelo legendario: frontal totalmente revisado, con los rasgos perfectamente reconocibles del 2CV; mientras se sustituyen la parrilla, el paragolpes y los pasos de rueda por nuevos componentes en fibra de vidrio adaptados al chasis, con grapas y tornillos para su fijación.
El abombado capó en «V», se estrecha —«pellizca»— hacia la parte inferior; mientras la célebre superficie estriada en relieve, se sitúa en el centro del panel frontal, extendiéndose por la práctica totalidad de la superficie.
También los faros reciben una modernista reinterpretación: parcialmente separados del capó, extendidos hacia atrás, a diferencia de los originales completamente desplazados; las ranuras, que forman un discreto relieve en la parte superior de los pasos de rueda, ya existían en el antiguo 2CV, donde se utilizaban para refrigerar el motor.
Merced a su parte superior cóncava, la parrilla frontal resulta especialmente atractiva, recordando, con el más puro ‘ADN’ de Citroën, al del mítico 2CV, a la vez que los grandes ‘chevrones’ cromados, enseñoreándose del centro de la parrilla… no dejan lugar a dudas de la procedencia.
Incluso la imponente parrilla, muy arqueada e integrada en el frontal, forma una sola pieza con el capó, como en el modelo original.
Visualmente, el paragolpes delantero es más bajo que en el Berlingo y, a diferencia del 2CV, está pintado en blanco, contrastando con la carrocería, acentuando su capacidad de protección y dotándolo —eso también— de cierta modernidad. Para rematar, los componentes laterales de fibra de vidrio, rinden homenaje a las características láminas onduladas del 2CV.
En suma, una identidad que conecta pasado y presente en la histórica reputación de Citroën.