Lamborghini V12. Un Murciélago… de altos vuelos
El sucesor del Diablo cultivó la leyenda… de una ganadería
Volando… al XXI. En septiembre de 2001, el Murciélago pisaba la alfombre roja del Salón de Francfort con una idea en su ‘corazón’: lanzar el histórico V12… al siglo XXI
Y no se paró en barras, lo hizo de forma extraordinaria: motor de 6.2 litros con 580 CV, cifra extraordinaria habida cuenta la adopción de grades catalizadores necesarios para la homologación del coche en todos los mercados mundiales.
El Murciélago fue el primer Lamborghini íntegramente diseñado mediante el sistema Cad-Cam, que garantizaba la precisión, no sólo en el diseño, también en la calidad de sus acabados. El entonces nuevo departamento de diseño de la marca, capitaneado por Luc Donckerwolke, que ya había firmado el Diablo, se encargaría de firmar ‘aquellos’ 120 centímetros de altura del coche y, sobre todo, las distintivas puertas ‘de tijera’.
En su lanzamiernto, el Murciélago solamente ofrecía una versión de techo duro, con el V12 situado cinco centímetros más bajo que en el Diablo, lo que reportaba evidentes ventajas dinámicas: 3,8 segundos en aceleración de cero a cien y 330 por hora de punta.
A ese inicial coupé, se uniría (2004) un roadster, cuyo V12 alcanzaba los 640 CV. Seis años después, llegaría el Murciélago LP 650-4 Roadster (en referencia a su potencia), que acabaría ‘subiendo’ hasta 670 CV en la versión Super Veloce. Un centenar de kilos menos en su ‘romana’ y 341 por hora de punta.
Herencia Diablo, todo los Murciélago son de tracción total, con un diferencial viscoso Ferguson capaz de distribuir el par hasta un 70% al eje trasero y el 30% restante al delantero. Los trenes de rodaje en fibra de carbono, con un carenado para los bajos del coche en estructura mixta de aluminio fue, en su momento, la solución más rígida jamás realizada por el fabricante. También fue el último ‘Lambo’ con cambio manual —6 velocidades—, posteriormente complementado con una transmisión electrónica automatizada y con función secuencial, que podía controlarse con levas en el volante.
Un nombre… de leyenda. Fiel a su tradición, Lamborghini se inspira en el mundo taurino para ‘bautizar’ sus modelos. En el caso del Murciélago: un toro, con este nombre, fue indultado en el ruedo y regalado a Don Antonio Miura quién, a partir de entonces, iniciaría la cría de reses bravas… y la trayectoria de su legendaria ganadería.