Hablando de ‘4’… las 4 décadas del icónico 205
El ‘número sagrado’, lo lanzó Peugeot a finales de febrero de 1983… todo un revulsivo en la trayectoria productiva y deportiva de la marca.
Si la historia de un coches está íntimamente ligada a quienes lo diseñaron, la del 205 está indisolublemente entroncada con Jean Boillot, por entonces miembro destacado del Consejo de Administración de Peugeot: en un difícil momento para la empresa, sería él quien concebiría el ambicioso proyecto de lanzar un utilitario… que sobrepasase las fronteras urbanas, cambiando drásticamente las reglas del juego estéticas, tecnológicas e incluso comerciales.
Si Pininfarina se había encargado de ‘dibujar’, hasta entonces, la mayoría de los Peugeot, sería esa vez el propio equipo de diseño de la marca el encargado de hacerlo: Gérard Welter, presentaba una estética mucho más moderna y fluida, que acabó ganando el concurso interno de la compañía, mientras Pinifarina tendría que conformarse con el ‘premio de consolación’: 205 Cabriolet.
Los trazos de Welter inauguraban —eso además— algunos —muchos— de los rasgos distintivos posteriormente adoptados en posteriores modelos: parrilla de lamas horizontales, ya la franja ‘uniendo’ las luces traseras. Y para que nada faltase, ‘un tal’ Paul Bracq —otro inexcusable en Peugeot—, se encargaba de vestir el habitáculo.
Consecuencia: con el 205, Peugeot entraba por la puerta grande de la modernidad: compacto pero espacioso, práctico —generoso portón trasero—, eficaz y económico… apto para todo uso. Y no sólo, porque el 205 puede presumir también de haber sido el primer ‘Montbeliard’ en incorporar barras de torsión traseras, ampliando así el espacio interior; incluso el primero en adoptar motores ‘XU’; como el ‘XUD7’, un tetracilíndrico de 1.769 centímetros cúbicos y 60 CV, que convertía al 205 en el primer diésel francés del segmento compacto que, sobre todo, ofrecía unas ‘escandalosas’ prestaciones, semejantes a las de sus homólogos de gasolina… pero con un recortado —recortadísimo— consumo: 3,9 litros de media por cada centenar de kilómetros.
De 45… a ¡200 CV! Su amplio abanico motorístico, lo unía el 205 a cajas de cambio manuales u opcionalmente automáticas, algo poco frecuente en la época; en su lanzamiento, estaba disponible con cuatro motores de gasolina y un gasóleo; al año siguiente (1984) llegarían dos ‘perlas’, los legendarios GTI y Turbo 16, además de una versión de 3 puertas, a la que seguiría una amplia variedad de versiones: desde el asequible 205 Junior (1986), con asientos de tela vaquera, a los más elegantes Lacaste o Gentry.
Campeón… por derecho propio. El automovilismo deportivo se convertiría en el gran escaparate para el 205: en 1985 y 86, el 205 Turbo 16 llevaría a las vitrinas de Peugeot el Mundial de Marcas, como a las de Timo Salonen (1985) y Juha Kankkunen (1986) sendos títulos de Pilotos. La desaparición, en 1986, del ‘Grupo B’ —¡aquellos ‘maquinones’!—, llevaría a ‘Napoleón’ Jean Todt a inscribir el 205 Turbo 16 en una prueba legendaria… el París-Dakar: reto aceptado, y superado con sendas victorias firmadas por Ari Vatanen y Juha Kankkunen en 1987 y 88.
En 1988, tras 15 años y 5.278.050 unidades en su haber, el «número sagrado» abandonaba los catálogos de Peugeot, dejando escrita una historia épica… y fascinante.