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Estrellas del ‘Chevron’. Del récord del Rosalie… al Mehari veraniego

Pocos como el Petite Rosalie han demostrado tanto, y tan bien, el combativo espíritu de Quai de Javel… en la filosofía del ‘patrón’ André Citroën. CT

Publicado por
León

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Actualizado:

JAVIER FERNÁNDEZ

Rosalie… renovador de gama. En 1932, el ‘Chevron’ actualizaba su catálogo con el lanzamiento del Rosalie, en tres versiones de 8, 10 y 15 CV: innovador en el diseño y en sus técnicas de fabricación.

Labrada, su fama, por una serie de ‘transformaciones’ firmadas por la empresa de lubricantes Yacco, que batieron hasta 106 récords mundiales en el icónico trazado de Montlhéry, en las inmediaciones de París, marcando así los primeros pasos de Citroën en las carreras.

En el Salón de París de aquel 1932, Citroën mostraba una cumplida gama: 8CV, 10CV y 15CV; sugestivas y renovadoras propuestas, que han pasado a la historia como los «Rosalie» aunque, en su puesta de largo en el Grand Palais… nunca aparecería ese nombre.

Para conocer su origen —el de su nombre— hay que recorrer un puñado de kilómetros… hasta el Circuito de Montlhéry donde, meses antes, una versión especial del Citroën C6 F, ancestro de los modelos que se presentaba en la muestra parisina, rodaba a toda velocidad… hasta cubrir 25.000 kilómetros en once jornadas: una carrocería de aluminio —dibujada por César Marchand—, se convertía en el mejor reclamo para demostrar la fiabilidad del nuevo aceite Yacco; nombre en clave: «Rosalie», por la festividad de Santa Rosalía, que se celebraba a principios de septiembre, consagró… 14 récords internacionales; para, en la primavera de 1932, repetir hazaña con otro C6: el Rosalie II recorría 100.000 kilómetros… cayeron otras 60 marcas internacionales… y 30 mundiales.

Habida cuenta el gran impacto mediático —también entonces había ‘impactos’—, el mismísimo André Citroën decidía involucrar a ‘su’ marca en esa lucha contra el cuentakilómetros, asociándola a la nueva gama: un flamante 8 CV, ‘recién horneado’ en Quai de Javel se convertiría, tras la oportuna adaptación de una carrocería aerodinámica… en la «Petite Rosalie», que echaría a rodar el 15 de septiembre de 1932… sin parar hasta el 27 de julio de 1933; más de 4 meses dando vueltas sobre el asfalto de Montlhéry.

Aunque el inicial objetivo era superar la barrera de los 25.000 kilómetros, el buen comportamiento del coche animó a los técnicos a enfrentarlo a mayores retos… 300.000 kilómetros: seis pilotos, que se alternaban al volante cada cinco horas, y sólo podían detenerse para relevarse, repostar o sustituir piezas de desgaste; inasequible al desaliento, aquel ‘insistente equipo’ de pruebas, a una velocidad media de 93,5 por hora… batió 297 récords: 191 internacionales y 106 plusmarcas mundiales.

Podrían haber caído muchos más: el Petite Rosalie no paró el motor por problemas técnicos, sino por una decisión personal de André, que esperó a esa redonda cifra para celebrar una suerte de ‘Ceremonia de Clausura’ en el propio circuito, lanzando así todo un reto a las demás marcas de automóviles: 3 millones de francos —fuerte suma en la época— a quien lograse superar los 300.000 kilómetros a una media superior a la mercada por el Petite Rosalie… antes del primero de enero de 1935. ¿Bravata o demostración de confianza en el Citroën 8 CV? Nadie se pasaría por Quai de Javel… a reclamar el dinero.

Aunque sí el más famoso, tampoco el Petite Rosalie sería el último de su estirpe: en 1934, el Rosalie IV, basado en el Citroën 15 CV de 6 cilindros (‘El Pato’… ¿recuerdan?) también saltó a la pista; eso sí, solamente durante un par de jornadas, aunque tan productivas como que ‘El Pato’ establecería una plusmarca de velocidad a 150 por hora… otros varioos récords pulverizados. En julio de 1935, el Rosalie VII seguiría corriendo a 145 por hora.

Cambiando el circuito por la carretera, el Rosalie IX, también basado en el icónico Citroën Traction, abrocharía la serie: 100.000 kilómetros totales… a razón de 1.500 diarios. ¡Ahí quedó ‘eso’!