Porsche. 3 + 57 = 357
El prototipo descapotable que rinde culto al mítico 356
JAVIER F. ZARDÓN
3 por el pionero… 57 por el aniversario. La variante ‘cielo abierto’ del Vision 357, con la que Porsche arrancó sus celebraciones del septuagésimo aniversario, tiene ahora una segunda versión que, tecnológicamente basado en el 718 GT4 e-Performance y en el Mission R, rinde culto al 356; modelo grabado en la memoria colectiva de la marca como descapotable y también como coupé, la misma lógica que se aplica a este ‘concept car’: «sólo puede haber dos», afirma Michael Mauer, Vicepresidente de Style Porsche.
El prototipo luce un rebajado y acortado parabrisas, característico de un ‘speedster’’, lo que acaba por acentuar la forma de la carrocería; muy al estilo de estos descapotables, el lateral derecho incorpora una cubierta ‘tonneau’; mientras el reposacabezas del conductor parece suspendido en el aire gracias al arco de seguridad realizado en carbono. En la zaga, se ubica la tapa de la toma de carga y el anclaje de capota normal.
También la tonalidad bicolor —Gris Mármol y Gris Grivelo metalizado—, se inspira en los históricos precursores del automovilismo. Como los guardabarros delanteros que protegían contra los impactos de las piedras, las aletas frontales del 357 Speedster están pintadas en el más oscuro Gris Grivelo metalizado, tonalidad que también su utiliza en las llantas delanteras, complementado con contrastes Azul Miami en los mecanismos de cierre rápido del envolvente capó.
Otros detalles comunes del diseño exterior con la versión coupé, vienen dados por la firma de cuatro evocadores puntos de luz frontales, además de los pilotos zagueros situados por detrás de un conjunto de puntos fresados en la propia carrocería; y, otro guiño a los pioneros de Porsche: el patrón vertical de la parrilla en la parte posterior, con la tercera luz d freno integrada en el diseño de esa calandra.
Para redondear, la generosa anchura de vías ofrece una marcada impresión de estabilidad, mientras las llantas de 20 pulgadas son de magnesio que, visualmente, recuerdan a las legendarias ruedas de los 356 A y 356 B (alojaban entonces frenos de tambor).
Reducido a lo esencial, el interior se adapta al conductor, en una suerte de quintaesencia deportiva: baja posición del asiento, con carcasa de fibra de carbono integrada en el propio monocasco; el conductor se sienta sobre almohadillas de ‘Racetex’, y se sujeta por un arnés de seis puntos. La instrumentación transparente se sitúa sobre la columna de dirección rematada por un volante de competición, actividad que también inspira las bandas de tela que sustituyen a los convencionales tiradores de las puertas.
De lo más evocador… todo el conjunto.