DB5. Martin… Aston Martin
Seis décadas de un diseño atemporal
JAVIER F. ZARDÓN
Icónico… linaje. El legado de unas siglas: «la era de David Brown nos dio grandes deportivos Aston Martin, aunque ninguno tan reconocido, venerado y deseado como el DB5, que sentó las bases de nuestra identidad como marca, sinónimo de estilo, prestaciones y exclusividad». No le duelen prendas a Lawrence Stroll —director de la marca— a la hora de piropear… al ‘cumpleañero’.
En 1963, Aston Martin gozaba de gran popularidad, y su DB4 aumentaba ventas desde el lanzamiento en 1958; por aquello de no dormirse en laurel alguno, el fabricante respondía contundentemente a la presión comercial de sus oponentes: Salón de Francfort, septiembre de 1963… llega el «5»: renovado diseño, mayor equipamiento y más potencia; producido en la casa madre de Newport Pagnell-Buckinghamshire, durante poco más de un par de años, en versiones cerrada y descapotable.
Despegaban los ‘Swing Sixties’, diríase ‘agolpados’ en torno al DB5, a Bond… James Bond, además de una cumplida nómina de celebridades: Sir Paul McCartney y George Harrison (Beatles), Mick Jagger (Rolling Stone), y el maestro de la comedia Peter Sellers; a quienes se unirían, en años posteriores, Robert Plant, Jay Kay, Elle McPherson y Ralph Lauren.
Ese atractivo para las celebridades, acabó convirtiéndose en un auténtico trampolín para nuestro protagonista —también para su fabricante—, por mucho que, curiosamente, en su haber —o quizá por ello— sólo se anotasen 887 unidades producidas del DB5 berlina, 123 descapotables y una docena de ‘shooting brakes’ hechos a mano; cantidades ínfimas, incluso para la época, teniendo en cuenta que, en 1963, la producción automovilística del Reino Unido superaba los 1,8 millones de unidades.
Poder… y gloria. La transalpina Carrozzeria Touring Superleggera, se encargaba de vestir al «GT de 4 plazas más rápido del mundo», como rezaba la publicidad: 240 por hora de punta —¡hace 60 años!—, merced a los 4.0 litros y 282 CV fruto de la modificación del inicial 6 cilindros en línea de 3.7 litros y doble árbol de levas que propulsaba al DB4. Un extra de ‘energía’, que el DB5 aderezaba con una serie de innovadoras modificaciones técnicas y de equipamiento nada habituales entonces: elevalunas eléctricos y aire acondicionado opcional, para satisfacción de una cada vez más exigente clientela.
Consecuencia: el DB5 no sólo sentaba las bases de ‘una identidad’, tampoco solamente sentaba frente a su volante al agente secreto más famoso del mundo… reafirmaba —ya entonces— los pilares de un fabricante… con un siglo —y 10 años más— de historia.
Seis décadas después del nacimiento, el DB5 sigue conservando, como pocos, su icónica condición de modelo reconocible: 5… DB5.