Porsche. El maletín… del ‘doctor’ Linge
J. F. Z.
«Llevaba todo lo importante». Tal cual el de un doctor, el maletín que acompañaba siempre a Linge, alcanzaría relevancia mundial en la Mille Miglia de 1954: Hans Herrmann y su copiloto Herbert Linge, no daban opción en la categoría de hasta 1.500 centímetros cúbicos, terminando sextos en la general, tras cruzar un paso a nivel ferroviario… con la barrera bajada. Una hazaña que no hubiera sido posible sin el inseparable maletín de cuero de Linge… el Porsche 550 Spyder necesitó ciertas ‘atenciones’ en aquella jornada: durante el Passo Della Futta, un problema en el distribuidor requeriaría la intervención del ‘doctor-copiloto’; Linge echó mano de sus herramientas para, junto con su piloto Herrmann, conseguir cruzar bajo la ajedrezada.
Hecho de una pasta especial, que en este pasado junio de 2023 ha cumplido 95 años, Linge iniciaba en 1943 —con 14 años— sus estudios de mecánica en la casa madre de Porsche en Zuffenhausen.
En la década de los 50, recorrería el mundo con su equipaje de cuero: si hacía falta un copiloto para la Carrera Panamerica-México, allí estaba Herbert para cubrir el puesto; si había problemas mecánicos en algún lugar de Estados Unidos, Linge acudía ‘al rescate’; era capaz de reparar, coordinar y conducir… lo que hiciese falta.
Inseparables, él y su maletín, haciendo caso omiso a los irónicos comentarios de propios y extraños. Aún hoy, Herbert responde encogiéndose de hombros: «Siempre encontraba en él lo que necesitaba»… las llaves marcadas con su nombre, son testigos de mil batallas; como la desgastada madera de los mangos de los destornilladores; como la rayada llave para tensar los amortiguadores y hasta el paño de taller ‘Porsche’… que todavía huele a aceite.
«Esa maleta suponía un lastre, pero en caso de emergencia era un auténtico salvavidas durante las carreras. Por eso iba siempre conmigo», comenta Linge, también piloto oficial de Porsche en múltiples de ocasiones, sólo en Le Mans se sentó al volante en once ediciones, como lo hiciese en el ‘bautismo deportivo’ del 911, en el Rallye de Montecarlo de 1965; a lo que hay que añadir Nürburgring, Targa Florio, Spa o Sebring… más de un centenar de carreras en su haber.
Y así, hasta la década de los 70, cuando Ferdinand Piëch se convirtió en jefe de Desarrollo en Porsche. Sería entonces cuando Herbert tendría que decir… seguir como piloto o hacerse cargo de la Dirección de Operaciones en el Centro de Desarrollo de Weissach, que abrió sus puertas en 1971… Porsche perdía un piloto, para ganar un excelente director operativo.
Así abrochaba Herbert Linge su andadura en las carreras; tan importante el hombre como el deportista, que vivió la marca como aprendiz, piloto y director de planta.
Terminaba también sus días de actividad ‘aquel’ maletín de cuero, un objeto mundano que, en las manos correctas, sería vital para las victorias de Porsche… en muchas carreras.