A sus pies, un seductor nato
Será quizá porque nació un 13 de febrero, sólo un día antes de San Valentín, o porque sencillamente lo lleva en los genes, pero el caso es que Gonzalo Miró es lo que se dice un seductor nato.
Con apenas veinticuatro años, ya era capaz de tomar la mano de la periodista que le iba a entrevistar, acariciarla con suavidad y disculparse educadamente por haber llegado tarde a la entrevista. Todo un galán de las chaise longue. Esta habilidad, sin embargo, no ha llevado al hijo de la muy recordada Pilar Miró a cambiar de novia cada cinco minutos, sino, al contrario, a establecer relaciones estables y, para los tiempos que corren, relativamente duraderas.
Fue novio de Natalia Verbeke durante unos años y más tarde vivió un romance, en dos tiempos, con Eugenia Martínez de Irujo, de la que se acabó separando hace menos de un año. Hoy, a un mes de cumplir los 29, Gonzalo vuelve a estar de moda y enamorado. En esta ocasión, la elegida es la guipuzcoana Amaia Montero, con la que ya le han inmortalizado en dos románticas escapadas a Montecarlo y Buenos Aires. La ex cantante de La Oreja de Van Gogh cumple con un requisito que Gonzalo (¿tendrá complejo de Edipo?) parece buscar en las mujeres: es mayor que él, igual que sus dos novias anteriores.
Si bien, Amaia apenas le saca a su chico cinco años, frente a los casi trece que le llevaba Eugenia. A la prensa rosa le ha sorprendido tan gratamente este idilio como el de Cayetano con Mónica Hoyos o el de Tamara Falcó y Luis Medina. No siempre se da el caso de que los dos integrantes de una pareja sean tan famosos, y en esta ocasión, asombrosamente, se ha producido una triple carambola.