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León

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A partir de 1833 se sigue un proceso de centralización en el que las regiones irán perdiendo carta de existencia. Ello tendrá consecuencias en todas las regiones y también en el Reino de León. Podríamos decir que a lo largo de su historia los leoneses han opuesto resistencia a los distintos intentos uniformizadores, por cuanto ello era algo contrario a su propia personalidad. Prueba de ello es la importancia que mantienen sus Concejos o sus Comunidades de Aldea.

En ese mismo espíritu nos encontramos con la declaración de la Comisión Provincial de León que en 1873 dice textualmente «no pretende León en manera alguna ser el centro de un Estado, al que concurrieran otros de las actuales provincias; sino formarle por sí sola, y no perder su autonomía, ni el glorioso nombre de leoneses sus habitantes, que con él y no con el de castellanos se han distinguido siempre por su patriotismo, su laboriosidad y su cordura».

Sin embargo con la llegada de la España de las Autonomías sucede que ocupa el cargo de ministro de Administración Territorial Rodolfo Martín Villa presidente a la sazón de UCD en León. Este ministro tuvo como su gran proyecto político el diseñar el mapa de las autonomías.

En su mentalidad las autonomías era una concesión a realizar a los territorios periféricos como Cataluña o Euskadi. En esa concepción consideraba que había riesgos importantes y buscaba contrarrestarlos. Así pergeño la idea de hacer un centro fuerte que frenase los nacionalismos periféricos de Cataluña o Euskadi. Y en ese «centro fuerte» unía en una misma autonomía a Castilla y al Reino de León.

Ese proceso se hizo con importantes resistencias, para empezar en su propio partido. Así podemos encontrar declaraciones de líderes significativos de UCD como Núñez Pérez que el 7 de septiembre de 1978 afirmaba «confieso que a mí cada vez me está gustando más León sólo»o las de Martínez Fuertes que decía «se va creando un clima y a la hora de emitir un voto estamos entrando en la onda de que León tiene arraigo y puede estar sólo en una configuración».

Para recoger el sentir institucional la Diputación de León hace una encuesta a los Ayuntamientos en el que sobre el total recibidas un 60,11% opta por una autonomía leonesa -”bien León sólo o con Zamora y Salamanca-” frente a un 7,77% que optaba por Castilla y León -”mismo porcentaje que alcanzaba la unión con Asturias-”. No había dudas del sentir de las instituciones leonesas.

Tampoco había dudas del sentir popular. Las mayores manifestaciones de la historia leonesa fueron contra la inclusión del Reino de León en la actual autonomía de Castilla y León. Siguiendo cifras de Diario de León se pasaron de 4.000 manifestantes en el año 1978 a 35.000 en 1.984.

Cuando UCD desaparece como partido, sus militantes se ven liberados de tener que soportar la política de Rodolfo Martín Villa. Es entonces cuando se produce una rebelión interna que conduce a un pronunciamiento de la Diputación de León. Así el 13 de enero de 1983 por 20 votos a favor y sólo 4 en contra la Diputación provincial acuerda «dejar sin efecto el acuerdo anteriormente adoptado de iniciación del proceso autonómico». Entre otras cosas en ese acuerdo se dice que «la preautoomía de Castilla y León había resultado rotundamente ineficaz» y se promueve la autonomía leonesa.

Posteriormente ese acuerdo fue refrendado por los principales ayuntamientos leoneses como es el caso de los de León o Ponferrada.

Como resultado de esa moción Rodolfo Martín Villa nunca más vuelve a presentarse como diputado por León. Sin embargo los tribunales no reconocen el derecho de la Diputación a la rectificación y sólo admiten la manifestación de voluntades en el momento de la iniciación del proceso.

Todo ello supone que a pesar de la voluntad expresada por los leoneses y por sus instituciones, los 1.100 años de historia de un Reino no tenían reconocimiento como tal en la España de las Autonomías. No lo tenía precisamente el Reino que en mayor medida se había caracterizado por la defensa de una España plural. Algunos seguimos sin entenderlo.