Diario de León

El gato persa, «el tigre del sofá»

Felinos presumidos por naturaleza y de carácter muy tranquilo, pasan gran parte del día dumiendo

Publicado por
MÓNICA FARTO LÓPEZ
León

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Hay quien denomina gato persa a todo aquel que tiene el pelo largo, algo que nada tiene que ver con la realidad. El gato persa es aquel con ojos redondeados, hocico muy corto con un stop muy marcado, de manera que cuando se ve de perfil da la impresión de que tienen una cara plana.

Es una de las razas más antiguas, en el siglo XVII y llegó a Italia desde la antigua Persia, gracias a Pietro della Valle, famoso naturista de la época. Durante siglos fueron muchos los criadores de todo el mundo los que realizaron aportaciones beneficiosas para mejorar la raza, tanto que ha sufrido grandes cambios hasta llegar a nuestros tiempos. Son animales conscientes de su potencial y que además les gusta ostentar su belleza. Es de temperamento tranquilo, se pasa la mayor parte del día durmiendo. No necesitan salir al exterior para sentirse a gusto y suelen respetar los lugares prohibidos. A veces se muestran muy testarudos, no les gusta ser educados por la fuerza, pero sí reaccionan mejor ante una orden cariñosa.

Lo que más resalta en ellos es su espectacular pelaje. Es donde reside su belleza y a la vez la esclavitud el propietario, que deberá dedicar a diario gran parte de su tiempo para cepillarle. Incluso se aconseja bañarles periódicamente para mantener la salud de la piel y del pelo.

Limpieza

No son capaces de limpiarse solos, además el lamido los hace propensos a acumular bolas de pelo en su estómago, en este caso será indispensable administrarles a diario la malta. Sus ojos deben ser lavados a diario junto con los lacrimales, ya que debido a su chata nariz el conducto nasolacrimal no funciona adecuadamente y por lo tanto tienden a tener siempre los ojos legañosos.

Como todas las razas, al igual que ocurre en los perros, pueden verse afectados por alguna enfermedad ligada a los genes. En este caso hay que resaltar de la enfermedad poliquística renal, patología genética que se manifiesta con la formación de múltiples quistes en el parénquima renal en forma bilateral. La enfermedad está ligada a un gen autosómico dominante, por lo que sólo es necesario que uno de los progenitores esté afectado para que los hijos sean herederos potenciales del gen y, en consecuencia, de la enfermedad. Los quistes van creciendo lentamente con el tiempo, llegando a producir daños irreversibles en el tejido renal y por lo tanto alterando su normal funcionamiento. En ocasiones encontramos que el crecimiento de los quistes es de tal magnitud que llegan a ocupar prácticamente todo el abdomen deformando completamente la arquitectura del órgano.

Los síntomas que presenta son los propios de una insuficiencia renal, es decir, anorexia, depresión, elevada ingesta de agua, pérdida de peso, etcétera. Finalmente, se puede acabar produciendo la muerte. Una vez diagnosticada ecográficamente, el tratamiento que se instaura irá encaminado a retrasar la evolución de la enfermedad renal y sus síntomas, ya que no existe un tratamiento curativo definitivo. Puede sobrellevarse durante un tiempo y la clave está en controlar la cantidad de desechos que son enviados al riñón, a través de una combinación de dieta, medicación y adecuada ingesta de agua. Los criadores trabajan a conciencia seleccionando animales que no porten la enfermedad y por lo tanto no la puedan transmitir.

Por último resaltar el carácter amable y tranquilo de estos animales que los hace ser uno de los felinos más demandados como animal de compañía.

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