Entre el diseño y la provocación

Siempre fue una rebelde, y eso se nota en sus camisetas. Su creatividad la llevó a poner en marcha su propia marca hace dos años y ahora sus pin-up estampadas en camisetas, vestidos y pantalones se ven en algunos de los programas y series con más audiencia de la televisión. La leonesa Beatriz Gomáriz es la creadora de De Puta a puta taconazo, una marca con la que ha visto cumplido su sueño de dar rienda suelta a su creatividad a través de la moda. Y con dinero de su propio bolsillo. Sin préstamos de bancos ni subvenciones.

Lo de su vínculo con la moda es algo que le viene desde pequeña, pero ella le ha dado un giro de 180 grados. Tiene 30 años y desde los 14 se involucró, obligada por sus padres, en el negocio familiar de vestidos de comunión -"«una diseñadora tiene que saber hacer de todo», dice ella,-". Se describe a sí misma como «una detective de tendencias», pero también «una rebelde sin causa» y «un caso perdido».

Ese fue el primer paso de una prometedora carrera que la llevó a matricularse en el Instituto Europeo Di de Sign en Madrid con 21 años. «Allí abrieron mi mente porque es un lugar totalmente creativo». Después, regresó a León y se puso a cargo del negocio familiar, pero con otras ideas. El éxito que tuvieron sus primeras creaciones para niña fue un buen comienzo -"«el rollo blanco y las puntillas me aburren, por eso le di otro aire», aclara-", pero Beatriz sabía que eso no era lo suyo y comenzó a hacer sus propios diseños que le llevaron a ganar un concurso para vestir a la reina de las fiestas de León.

Tenía claro cual sería su siguiente paso, pero le faltaba la valentía necesaria para darlo. «Tenía miedo al fracaso», explica. Poco a poco fue empezando. Sola, eso sí. «Lo único que tenía claro era el nombre de De puta a puta taconazo, que viene del ambiente gay en el que me he movido mucho y que está muy relacionado con mis diseños». Primero fueron sólo dibujos «bondage» -"esas posturas imposibles-" y luego ha ido encontrando otras fuentes de inspiración.

«Suelo encerrarme y dibujar cosas hasta que me van encajando las ideas y empiezo a diseñar». Y poco a poco fueron surgiendo las imagenes que ha estampado en sus camisetas y que le han puesto en contacto con los estilistas de algunas de las series televisivas de más éxito como Física o Química , Fama, A Bailar o Sé lo que hicísteis .

Ella misma se confiesa sorprendida de su propio éxito, aunque reconoce que «vive «por y para esto». «Ahora me he hecho adicta al trabajo».

Ella misma compone sus diseños con Photoshop para después plasmarlos en las camisetas y añadirles los detalles como puntillas y lazos que le dan ese toque de contraste que las caracteriza.

Beatriz se encarga de contestar los correos electrónicos con los pedidos de una forma muy distinta a la que suele ser normal. «Esto es muy divertido. A los chicos me dirijo llamándoles esclavos y a las chicas putitas». Un «rollo» que, reconoce, se ha creado sólo. «Hay gente que ya sabe a lo que viene y le gusta esto, pero hay que entenderlo como algo gracioso y divertido, no vulgar ni de mal gusto». De esto sus padres no dicen nada. «Ellos me conocen y saben cómo soy, que todo lo veo al revés y siempre trato de provocar y atacar».

Al mes puede vender 150 camisetas a través de Internet ( www.deputaaputataconazo.com ), que es la herramienta a través de cual conecta con el público. Todas las semanas saca cinco diseños nuevos, que tarda en vender unos cinco días aproximadamente con precios que oscilan entre los 32 y los 60 euros.

Reconoce que ha tenido suerte. «Aquí hay mucha gente muy buena a la que no se le da vidilla». Beatriz ha ido pisando sobre seguro, lo que quizás le haya diferenciado de otros jóvenes. Sobre el futuro, lo tiene claro. «Mi idea es quedarme aquí, en León, porque la gente se está portando muy bien conmigo y está respondiendo bien». Aunque no descara nada. Entre sus planes: reorganizar la empresa y, más a largo plazo, salir de España. Hacer desfiles también entra entre sus proyectos de futuro. Y su meta a más corto plazo: El Bread&Butter, una de las ferias de moda más importantes.

No le da miedo que se le acabe la inspiración. «Cuando era pequeña y mis padres no me podían comprar la Barbie, me compraban una de 100 pesetas y yo misma la disfrazaba de cualquier cosa».

De momento, su nombre va sonando en el mundo de la moda y sus diseños han calado, que no es poco.