Canarias reparte su embajada
Las islas impulsan «Encuentros afortunados» entre cien personas
Los cien afortunados disfrutaron de la puesta de sol mientras recorrían parajes inhóspitos encima de
Son sólo las diez de la mañana. Un cielo repleto de metralla anuncia lluvia en Madrid, pero el fondo plomizo pronto muere difuminado por un naranja bailón , el color corporativo de una misión para nada peligrosa: cien voluntarios canarios desembarcan en la capital del reino con el único propósito de invitar a otros cien peninsulares a pasar siete días, con todos los gastos pagados, en las «Islas afortunadas».
Los recibe la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, en el kilómetro 0, la Puerta del Sol. Los discursos institucionales de primera hora advierten risas nerviosas de los embajadores, elegidos en un casting de más de cinco mil personas. Termina la presentación y los cien canarios, en grupos de dos, inician un peregrinaje por todas las provincias españolas.
Tienen 48 horas por delante para vender y promocionar su tierra, pero, sobre todo, para llevar a intrépidos turistas a las islas canarias, sin ningún preparativo y casi con lo puesto. El mensaje de destino único, más allá del sol y la playa, cabalga a lomos del lema «Déjalo todo y ven».
Los medios de comunicación amplifican la campaña y un buen número de televisiones autonómicas recoge la noticia. «Cualquier persona puede disfrutar de unas vacaciones pagadas». La maniobra propagandística del Gobierno canario cumple su primer propósito: la publicidad parece información y ocupa páginas de periódicos, sitios de Internet y minutos de televisión.
Un método atrevido. La administración insular apostó por este movimiento de voluntariado, dispuesto como una alfombra naranja, para destapar los valores específicos de este destino turístico. Y lo hace a través de sus propios vecinos, que desplegaron la marca por todo el país durante dos intensos días. Así estuvieron hasta el viernes 16 de abril, la víspera del viaje. Todos los elegidos, junto a los embajadores, llegaron ese día a Madrid, aún con la incredulidad en el espejo del alma. El ambiente era propiciatorio. Reinaba un buen humor que deshacía el hielo. En pocos minutos, resultaban relaciones fraternales.
Donde habita el azar. El afortunado leonés, Iván Ramos Fernández, de 29 años, encontró su suerte mientras tomaba un vino. «Fue en el Humedo, con unos amigos. Me encontré a las embajadoras canarias Paula y Marta y me asaltaron con una proposición tan interesante como alocada», explica este joven, que, al principio, no se lo creía. «Pensé que era una broma, que dónde estaba la cámara oculta. Me contaron que pertenecían al Gobierno de Canarias y cómo funcionaba la promoción. Había escuchado una campaña similar en otro país europeo y entonces fue cuando me asusté de verdad, porque esto iba en serio», exclama.
Para él comenzaba una aventura indómita, al igual que pare el resto, desde un bombero o un mago, hasta familias enteras, pasando por el atleta ultrafondista Jonathan Guisado, que ostenta varios récords por sus infinitas marchas a favor de causas solidarias.
La primera parada le lleva a el Mogán, en Las Palmas, a un hotel de cuatro estrellas con todas las comodidades. La organización cuida hasta el más mínimo detalle de los invitados, futuros embajadores de las islas en la península. Las bondades del archipiélago se repiten durante siete días, en los que el viaje llega también a Tenerife, el Hierro, La Gomera, Fuerteventura y Lanzarote
Iván va en el grupo Volcanic, que le relaciona con la gastronomía, los paisajes, la enología y las actividades al aire libre. Otros van en Water, donde esperan paseos en barco, visitas a reservas marinas y deportes de agua como el surf. Para los niños y sus padres crearon el sello Familiar, dominado por los ratos de sol y playa y donde además hay visitas a parques acuáticos infantiles, entre ellos el Siam Park, el más grandes de Europa. Y, por último, el Wellnnes, que contactaba a los afortunados con el relax y la salud. Todos los perfiles estaban cubiertos.
Iván marca en su memoria un recuerdo «imborrable». Ésta ha sido su primera vez en Canarias y quizá no sea la última. «He conocido cada una de las islas, tan diferentes unas de otras; he realizado multitud de actividades con cien personas a las que no conocía de nada. Se crea un vínculo de amistad bastante especial en un espacio muy corto de tiempo», celebra.
Aún no sabe si volverá, pero no lo descarta. «Me quedo con ganas de que mis amigos puedan conocerlas también», explica. Sabe que ha sido un afortunado, parte de una campaña de publicidad atrevida, no exenta de críticas por su elevado presupuesto (más de cinco millones millones de euros, incluidos los spots y el resto de acciones que se sucederán antes del verano), y que necesita tiempo para saber de sus resultados. Lo único seguro es que tanto Iván, como los otros 99 afortunados, han vivido una experiencia única, «tan extraña que difícilmente podrá repetirse. De algo banal puedes sacar muchas conclusiones. El destino puede cambiarte la vida y yo lo he visto con mis ojos. No puedo olvidarme de agradecer a mis compañeros y a mis superiores el sacrificio que han hecho por mí», suspira.