Conflicto de higiene y de salud
La falta de depredadores dispara la población de palomas en las ciudades
En muchas ciudades se ha convertido ya en un problema de primer orden. Es la plaga urbana del siglo XXI que se une a las tradicionales de ratas o cucarachas. Pero la diferencia que existe en el caso de las palomas es que sí genera polémica.
La existencia de abundante alimento y agua, la falta de depredadores, la facilidad para anidar en edificios verticales y la capacidad que ha tenido la paloma para adaptarse al medio urbano están generando un problema grave en las ciudades, tanto de limpieza como de salud. Y es que los daños que ocasionan las palomas van más allá de los que se perciben a simple vista en forma de manchones en edificios o aceras, o en sorpresas desagradables para los viandantes. La proliferación excesiva de estas aves, junto a otros como estorninos o las gaviotas en zonas costeras, también genera daños en el patrimonio o facilita el contagio de determinadas enfermedades.
Pero el conflicto que surge con las palomas es que las posturas están muy enfrentadas, entre sus partidarios y sus detractores. Históricamente fueron en muchas ciudades, como en el caso de León, un símbolo para el centro de la ciudad, y hoy aún se utiliza habitualmente entre los ciudadanos la denominación plaza de las Palomas al referirse en realidad a la plaza de San Marcelo. Una situación similar se vivía en la plaza Mayor de Madrid, la de San Marcos en Venecia o en el Pilar en Zaragoza, donde las familias acudían precisamente para que los niños diesen de comer a las palomas y en muchas casas se conservan fotos con la escena.
Pero la gran capacidad reproductora de éstos animales y la longevidad de estos -"pueden llegar a vivir hasta 17 años aunque se les estima en las ciudades una vida media de cinco-" han generado un problema de hiperpoblación que ha llevado a los ayuntamientos a tomar medidas. Y ahí surge el primer problema, porque en muchas se opta por afrontar lo que llega a ser una auténtica plaga -"así la incluyen los expertos en determinadas circunstancias urbanas-" aunque en algunas se hace de modo silencioso sin ofrecer datos a los medios de comunicación para no complicarse las cosas.
Entre los daños más evidentes de las palomas están la suciedad generada, los daños en edificios y monumentos, y los riesgos sanitarios, por la transmisión de hongos. En el caso de León no existen unos planes concretos hechos públicos sobre el control de las palomas de las ciudades aunque sí existe una normativa general que establece la prohibición de dar de comer a los animales en la vía pública, lo que incluiría multa tanto por alimentar a las aves como a otras especies como los gatos, aunque ambas situaciones son práctica habitual en la ciudad.
Desde la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (Anecpla) se considera que las ciudades españolas con mayor problema con las palomas son Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza, Valencia, Sevilla y Murcia. No obstante se asegura que es un problema creciente en la mayoría de las ciudades de España y que lo que los expertos llaman las «ratas del aire» -al ser las que más ensucian las ciudades-, tiene un problema añadido en las miles de personas que siguen alimentándolas.