Diario de León

El churro llega a Arabia

Un atrevido empresario egipcio decide exportar este producto «made in Spain» tras degustarlo en una visita a nuestro país en el 2006

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Francisco Carrión
León

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El chocolate con churros, una delicia española desconocida entre los árabes, acaba de desembarcar en El Cairo de la mano de un empresario egipcio decidido a llevar la pasión por el cacao hasta el Líbano, Dubái o Turquía.

Situado en uno de los mayores centros comerciales de Oriente Medio, «El Churro» es el primero de los diez establecimientos que la cadena espera abrir hasta el 2011.

Además de a Libano, Dubái y Turquía, la experiencia quiere ser exportada a los Emiratos Árabes Unidos y Reino Unido.

La iniciativa de la primera churrería del mundo árabe, según sus responsables, nació en 2006 cuando el director de la compañía, el egipcio Sherif Halim, visitó España y descubrió que «en cualquier esquina podía encontrar churros y chocolate».

«El propósito es crear una cultura del chocolate y educar a los egipcios en el saber español de este producto a través de los churros» o de innovadoras tapas, explica a Efe Halim, que añade que muchas de las materias primas proceden de España.

Con ritmos latinos en el hilo musical, Halim defiende, desde su establecimiento, que «la idea es que todo el mundo se sienta como si estuviera en España».

«La bienvenida a los churros ha superado las expectativas», asegura Halim, que destaca que «la mejor prueba de que a los clientes les gusta es que se llenan la nariz y la boca de chocolate».

Sin duda, la estrella del menú son los churros que, según define la carta, son «deliciosos -˜donuts-™ españoles ligeramente espolvoreados con azúcar en polvo» y servidos con pequeños tarros de chocolate negro, blanco o dulce de leche argentino.

Desde una vitrina que da a un concurrido pasillo del centro comercial, uno de los empleados, que se afana en lograr la masa perfecta, hace girar la manivela que va dando forma a unos churros que, al igual que la erre que el personal trata de pronunciar, necesitan aún de consistencia y práctica.

El churro no es un dulce totalmente ajeno a la tradición culinaria egipcia porque, según uno de los empleados, guarda ciertas semejanzas con el «balah el sham», un popular postre local elaborado con agua, huevos y harina pero que no va acompañado con chocolate.

Aun así, «la combinación con el chocolate, la canela y el azúcar es algo nuevo para nosotros y atrae mucho a nuestros clientes», agrega este trabajador.

Junto al clásico chocolate caliente, los egipcios pueden degustar otras alternativas de este dulce como el «Madrid Mocha», con café; el «Barcelona», con aroma a mantequilla de cacahuete, y chocolates con helado o esencias de menta o nueces.

Especialmente para parejas, el establecimiento ofrece tapas, que consisten en una selección de churros servidos con cobertura de cacao y helado, y una «fondue» de tres chocolates con miniaturas de churros, «brownies», golosinas y fruta de temporada.

Halim explica que, durante los últimos cuatro años, el equipo ha trabajado en el plan de negocios y en cumplir con las exigencias de las autoridades egipcias al mismo tiempo que aprendía el origen de este alimento y su tradición española.

Y así descubrieron que en 1519 el explorador español Hernán Cortés llegó a México y los aztecas, al confundirlo con la reencarnación del dios Quetzalcoatl, le recibieron con un «gran banquete de tazas de oro llenas de chocolate», cuenta el empresario egipcio.

«Cortés llevó la semilla del cacao al rey Carlos V, que mantuvo en secreto la fórmula para hacer de ella una bebida real», explica Halim, que decidió apellidar el local «ministerio de chocolatería».

Desafiando a las altas temperaturas, los responsables de la nueva cadena esperan abrir el próximo agosto un segundo local en otro centro comercial cairota y confían en su éxito porque, dicen, «hay una gran producción, un gran servicio y culturas cercanas».

De momento, entre sus primeros clientes no han faltado, según Halim, «muchos españoles que dicen que el chocolate está muy rico», mientras que «los egipcios quieren volver por segunda vez», concluye.

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