Diario de León

Las puertas que abrió Panero

La actividad del empresario leonés que llegó al Consejo Económico y Social explica una parte del desarrollo urbano de León

Ángel Panero, a la izquierda, acompaña a Rodríguez Sahagún, entonces ministro del Ejército, en una v

Ángel Panero, a la izquierda, acompaña a Rodríguez Sahagún, entonces ministro del Ejército, en una v

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León

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La última vez que la Cultural estuvo cerca, que sintió como suyo el fútbol de linaje, era presidente Ángel Panero Flórez. La referencia de la gestión deportiva del empresario leonés forma parte de la actividad que dejó en herencia, durante décadas, como pionero, emprendedor, de hombre que abrió caminos en el asociacionismo empresarial. Por lo que promocionó en ese ámbito, nació la Confederación de Organizaciones Empresariales de Castilla y León, la Cecale, con la que se dio el primer paso para poner la organización de la patronal de la región al día de la nueva estructura administrativa y política que nación con el estado de las autonomías. Fue este un punto de inflexión para las uniones empresariales; también para el emprendedor leonés en los albores de los años 80. Antes de abordar esa empresa de aunar a los empresarios de la región en torno al paraguas de las siglas ya podía contar su experiencia al participar como socio fundador de un entramado empresarial de ámbito provincial: Panero está entre la nómina de socios fundadores de la Federación Leonesa de Empresarios, que en 1977 daba amplitud a otra de las misiones asociacionistas que abordó en su dilatada carrera como empresario, líder empresarial y referencia para este sector en León. Inmediatamente antes pasaban por el registro las actas fundacionales de la Asociación Provincial de Edificación Pública; Panero fue su primer presidente, en 1976. Ni se entenderían sin la intervención de Ángel Panero Flórez la cadena de agrupaciones sectoriales que impulsó en sus años de mayor actividad empresarial ni se entendería el desarrollo urbano de la ciudad de León sin la intervención de la constructora Panero Buceta SA, que dejó en las obras la seña de identidad de la compañía y de la urbe en la que intervino. Cómo comprender ahora el barrio de Pinilla sin la construcción de cien viviendas sociales que la Obra Sindical concedió a la empresa del progenitor del primer presidente de la Fele; la misma incertidumbre pesaría sobre el entorno de otros desarrollos urbanísticos de la ciudad mediatizados por centros educativos; el Colegio Champagnat, en la salida hacia Asturias, entonces desnuda de más edificación que el cuartel de Almansa; La Milagrosa, en La Corredera; o la residencia de Las Trinitarias, completan la intervención colegial del constructor Panero, Panero hijo, entonces ya formado como aparejador y heredero de la virtud de emprender con la que impregnó a la compañía; también en asuntos financieros. Ahí quedó la intervención entre los fundadores del Banco Industrial de León que sujetó proyectos económicos para sacar a la ciudad de la precariedad en planes de desarrollo económico: De ese acopio monetario nacieron Michaisa, la Textil Leonesa o La Vidriera. El edificio de Condesa, esquina Cardenal Lorenzana, fue su última aportación al tablero urbanístico de León. Panero Flórez abrió después otra puerta, en el Consejo Económico y Social Europeo, por la CEOE. El empeño europeísta del empresario leonés terminó por certificar la apertura de una nueva puerta a cargo de quien se hizo emprendedor multisectorial, artífice de la creación de medios de comunicación, de asociaciones empresariales, de alianzas interterritoriales.

La hoja de servicio se reflejó a partes iguales entre siglas de empresarios agrupados y el urbanismo leonés.

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